Una libertad no tan libre
Una de cada cinco j¨®venes declara haberse sentido forzada a tener sexo no deseado
?C¨®mo viven y qu¨¦ ganan las chicas con los nuevos patrones sexuales tan parecidos a los viejos patrones machistas? Las formas han cambiado, por supuesto. Ahora las relaciones son m¨¢s libres, espont¨¢neas y aparentemente igualitarias. Pero muchas chicas se encuentran teniendo relaciones sexuales que no deseaban, e incluso siendo agredidas por compa?eros del propio grupo sin que en un primer momento, dado el contexto de confianza, identifiquen esa situaci¨®n como una agresi¨®n sexual. Muchas mujeres que eran j¨®venes en los a?os setenta y ochenta recordar¨¢n haberse visto presionadas para tener sexo con conocidos con los que no ten¨ªan una relaci¨®n afectiva simplemente porque se supon¨ªa que la libertad era eso. Y seguramente todav¨ªa resuena en sus o¨ªdos la maldita frase: ¡°Eres una estrecha¡±, lo que implicaba no ser suficientemente libre, desprejuiciada y segura de s¨ª misma, cuando, en realidad se quer¨ªa decir que no era suficientemente... accesible. Sus hijas o sus nietas pueden estar pasando por lo mismo.
Se supone que ahora ya nadie reparte certificados de liberaci¨®n sexual. Y que tanto las chicas como los chicos se sienten libres de tomar la iniciativa y de aceptar o rechazar una relaci¨®n sexual. Pero hay datos que indican que esa libertad, para muchas chicas, no es tan libre como parece porque la presi¨®n cultural es muy fuerte. Encontramos datos inquietantes en los informes policiales de los grandes botellones, en la experiencia de la Unidad de Igualdad de la Universidad Complutense de Madrid, que reporta un alarmante n¨²mero de agresiones por parte de miembros de la pandilla, o en las estad¨ªsticas de ingresos hospitalarios por agresi¨®n. Y tambi¨¦n en las encuestas. Datos claros y concisos: una de cada cinco mujeres j¨®venes ha sido forzada a mantener alguna relaci¨®n sexual no deseada. Lo dice el bar¨®metro de 2021 del Centro Reina Sof¨ªa sobre Adolescencia y Juventud, que tambi¨¦n revela que uno de cada cinco hombres de 15 a 29 a?os considera que la violencia de g¨¦nero no existe y es solo un invento ideol¨®gico.
La cuesti¨®n es que muchas chicas se ven impelidas a adoptar como propio el patr¨®n sexual masculino de siempre. T¨² satisfaces mi deseo, yo satisfago el tuyo. Nada que objetar si es realmente una decisi¨®n libre. Aunque habr¨ªa que ver tambi¨¦n qu¨¦ les aporta a las chicas un modelo sexual que no tiene en cuenta ni sus emociones ni sus necesidades afectivas. Hay un considerable n¨²mero de estudios que reflejan los diferentes intereses que ambos sexos tienen en una relaci¨®n sexual. Por ejemplo el que se constata que las chicas prefieren tener su primera relaci¨®n sexual en un contexto amoroso (J. Rodr¨ªguez Carri¨®n y C.I. Traverso); o que las chicas otorgan mayor importancia a la vinculaci¨®n afectiva mientras que los chicos valoran m¨¢s el placer (E. Gil y N. Romo); o que las chicas prefieren las relaciones de intimidad y esperan que el acto sexual sirva para profundizar una relaci¨®n de pareja, mientras que para los chicos el coito es solo un medio de placer y est¨¢n m¨¢s preocupados por la cantidad de relaciones sexuales que por la calidad (M. Lameiras).
Habr¨ªa que ver c¨®mo influye en los patrones sexuales de los chicos el hecho de que la mayor parte de ellos tengan su primera aproximaci¨®n a la sexualidad a trav¨¦s de la pornograf¨ªa. Seg¨²n un estudio dirigido por Llu¨ªs Ballester, de la Universidad de las Islas Baleares, la edad de inicio se ha adelantado a los ocho a?os y el consumo habitual a los doce. Esa primera aproximaci¨®n es importante porque deja impronta emocional y es la que fija el marco mental de lo que se considera normal en sexualidad. La mayor parte de la pornograf¨ªa a la que acceden los chicos ensalza un patr¨®n sexual de violencia y dominaci¨®n en el que el cuerpo de la mujer aparece como un objeto sexual disponible para el hombre.
Ya no les dicen ¡°eres una estrecha¡±, porque el lenguaje ha cambiado, pero la presi¨®n es la misma.
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