¡°Parece que no hay otro remedio que el confinamiento, pero espero poder disfrutar de las Navidades¡±
Austria inicia el lunes el cuarto confinamiento de la pandemia despu¨¦s de que el Gobierno se resistiese a tomar medidas dr¨¢sticas, mientras se caldea el debate sobre la vacunaci¨®n obligatoria
En la catedral de San Esteban se preparan para la misa de la tarde. Los fieles empiezan a dirigirse a los bancos, los turistas pasean por las naves del templo y admiran los tesoros de uno de los principales s¨ªmbolos de Viena. ¡°?D¨®nde est¨¢ la cola para vacunarse?¡±, pregunta sin alzar la voz Zoran Mancovic, estudiante de 22 a?os, que viene a por la segunda dosis de la vacuna contra la covid-19. ¡°Vacunamos de jueves a domingo, de 10.00 a 21.00¡å, contesta Matthias Haschke, uno de los empleados de la catedral, que ha habilitado una capilla lateral para los pinchazos. Es mi¨¦rcoles, o sea que Mancovi...
En la catedral de San Esteban se preparan para la misa de la tarde. Los fieles empiezan a dirigirse a los bancos, los turistas pasean por las naves del templo y admiran los tesoros de uno de los principales s¨ªmbolos de Viena. ¡°?D¨®nde est¨¢ la cola para vacunarse?¡±, pregunta sin alzar la voz Zoran Mancovic, estudiante de 22 a?os, que viene a por la segunda dosis de la vacuna contra la covid-19. ¡°Vacunamos de jueves a domingo, de 10.00 a 21.00¡å, contesta Matthias Haschke, uno de los empleados de la catedral, que ha habilitado una capilla lateral para los pinchazos. Es mi¨¦rcoles, o sea que Mancovic tendr¨¢ que buscar otro de los numerosos centros de vacunaci¨®n sin cita previa abiertos en la capital austriaca ¡ªen supermercados, centros comerciales, puestos ambulantes, autobuses¡ª para animar a elevar en Austria una tasa de inmunizaci¨®n que ronda el 66% (frente al 79,1% de Espa?a), demasiado baja para contrarrestar una cuarta ola del virus peor que las anteriores que suma cada d¨ªa m¨¢s de 15.000 nuevos contagiados y decenas de muertos (en total son ya 11.993 fallecidos) en un pa¨ªs de 8,9 millones de habitantes. ¡°Yo no soy persona de riesgo, pero ahora necesito el certificado de vacunaci¨®n para trabajar y salir¡±, argumenta el estudiante para explicar por qu¨¦ est¨¢ entre los rezagados.
Las miradas se han posado esta semana sobre Austria como uno de los epicentros del nuevo embate de la covid-19 en Europa, que arrastra tambi¨¦n a Alemania, Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa y Eslovaquia, entre otros, y que ha llevado a los Gobiernos a cercar a la poblaci¨®n no vacunada para subir la tasa de inmunizaci¨®n.
El Gobierno austriaco, liderado por los democristianos en coalici¨®n con Los Verdes, lo intent¨® con un confinamiento de no inmunizados desde el lunes, y antes impuso el llamado 2G (pasaporte de vacunado o sanado) para entrar en restaurantes, comercios no esenciales y otros servicios, pero ya era tarde. Las unidades de cuidados intensivos se acercaban a los l¨ªmites, sobre todo en las regiones de Alta Austria y Salzburgo, y expertos y personal sanitario redoblaron la voz de alarma. Al final, el viernes, el Ejecutivo acept¨® lo que parec¨ªa inevitable: un encierro (el cuarto) de toda la poblaci¨®n durante 20 d¨ªas ¡ªcon salidas para trabajar si es necesario, comprar alimentos y medicamentos, cuidar a familiares enfermos y pasear, y con el comercio no esencial y la gastronom¨ªa cerradas¡ª. El canciller, Alexander Schallenberg, insisti¨® en que ¡°la vacunaci¨®n es el ¨²nico camino para salir de este c¨ªrculo vicioso¡± y anunci¨® una ley que har¨¢ obligatoria la inmunizaci¨®n el pr¨®ximo febrero. La decisi¨®n del Gobierno llev¨® a miles de personas ¡ªultras y esc¨¦pticos de la vacuna y la covid, principalmente¡ª a manifestarse este s¨¢bado en la capital contra lo que consideran una ¡°dictadura¡± y la intenci¨®n de imponer la inmunizaci¨®n, un debate que ya empieza a caldearse.
Parte de la poblaci¨®n ya hab¨ªa asumido hace d¨ªas que al menos ven¨ªa otro encierro. ¡°Parece que no hay otro remedio. Espero que lo hagan cuanto antes para poder disfrutar de las Navidades¡±, ped¨ªa ya el jueves Christoph, de 27 a?os, en el tradicional mercado navide?o de la catedral de San Esteban, donde los puestos de bebidas est¨¢n acordonados para controlar el pasaporte covid. ¡°Con un gl¨¹hwein [t¨ªpico vino caliente] esto se lleva mejor¡±, a?ad¨ªa con resignaci¨®n. Greta Fr¨¹hwirt, de 69 a?os, se preparaba un d¨ªa despu¨¦s para cerrar su tienda de ropa y bisuter¨ªa: ¡°Esto es enervante, nos prometieron que la vacuna era el remedio. Me siento enga?ada por la pol¨ªtica¡±.
Pocas mascarillas en la calle, ninguna en los restaurantes tras el pertinente control del certificado covid (que llaman pasaporte verde) y s¨ª en los comercios, la gran mayor¨ªa FPP2, que tambi¨¦n son obligatorias en los transportes de Viena, incluido el aeropuerto. En un vuelo de llegada ya avisaban esta semana de que ¡°al pisar suelo austriaco ya no vale la quir¨²rgica¡±. Pese a las medidas, que se han mantenido m¨¢s estrictas en Viena ¡ªla incidencia es menor en la capital¨D, y las colas que se ven estos d¨ªas para vacunarse, no ha sido suficiente para cortar la ola de contagios.
?C¨®mo se torcieron las cosas? En julio, el partido democristiano (?VP) lanz¨® una campa?a con el entonces canciller Sebastian Kurz ¡ªque dimiti¨® en octubre por una investigaci¨®n de corrupci¨®n¡ª como protagonista y el eslogan: ¡°Dominada la pandemia, combatida la crisis¡±. ¡°La situaci¨®n estaba tranquila, se sugiri¨® que todo hab¨ªa pasado y la campa?a de vacunaci¨®n, que hab¨ªa arrancado bien, se desinfl¨®. Hasta que nos pusimos en el furg¨®n de cola¡± europeo, explica Peter Klimek, investigador de sistemas complejos de la Universidad de Medicina de Viena. A ello se sum¨® una masa de reticentes ante la vacuna ¡°mayor que en otros pa¨ªses europeos¡±, y un partido de ultraderecha (FP?) que hace campa?a contra las restricciones en nombre de la libertad, lo que ¡°alienta a los esc¨¦pticos¡±.
En oto?o lleg¨® un plan para aplicar restricciones en funci¨®n de la saturaci¨®n de las UCI, pero el virus iba por delante. La oposici¨®n culpa ahora al Ejecutivo ¨Den el que ha habido tensi¨®n con Los Verdes pidiendo m¨¢s contundencia¡ª de no haber reaccionado a tiempo. ¡°Lo sensato hubiera sido actuar antes¡±, considera Klimek. El camino pasa ahora por alcanzar un alto porcentaje de vacunados y curados, e impulsar la tercera dosis, afirma, de manera que el sistema sanitario no se desborde.
¡°Al menos en Viena, las autoridades locales ya avisaban en verano de que no nos tom¨¢ramos a la ligera el virus. No somos el problema, pero ahora nos confinaremos por solidaridad¡±, opina Manfred Waltmann, de 51 a?os, mientras cena con su mujer, Franziska, de 40 a?os, en un puesto de comida callejera de Viena. Zanjado el debate de un encierro, se ha abierto el de la vacunaci¨®n obligatoria, ¡°un tema dif¨ªcil, pero que desgraciadamente parece un paso necesario¡±. Ambos trabajan para el Ayuntamiento, en manos socialdem¨®cratas, y Franziska dirige un equipo de 30 personas, entre las que hay cinco que no se han vacunado.
Una campa?a de vacunaci¨®n ¡°deficiente¡±
En octubre pasado, un 9% de la poblaci¨®n dudaba si vacunarse y un 14% rechazaba la inmunizaci¨®n, un porcentaje que ronda ahora el 17%, seg¨²n la polit¨®loga Barbara Prainsack, del Austrian Corona Panel Project de la Universidad de Viena, que analiza mediante encuestas las actitudes de los austriacos ante la pandemia. Una planificaci¨®n de la campa?a de vacunaci¨®n ¡°deficiente, con sistemas diferentes en las regiones¡± ha contribuido a alimentar al grupo de dudosos y rezagados. ¡°Se deber¨ªan haber enviado citas (como ocurri¨® en parte en Espa?a), de forma que las personas tuvieran que anularlas para no ir¡±, apunta.
Tambi¨¦n hay menos inmunizados entre la poblaci¨®n de menores ingresos y formaci¨®n, dudosos con los efectos de la vacuna y est¨¢n los que se han abonado a teor¨ªas de la conspiraci¨®n o conciben su rechazo como una protesta contra el Gobierno. Adem¨¢s, se?ala la experta, hay quien bebe de una tradici¨®n rom¨¢ntica del siglo XIX de una naturaleza idealizada y pura que lleva al convencimiento ¡°de que el cuerpo tiene su sistema de inmunizarse, que no se le debe inyectar¡±.
Frente a los miles de personas que protestaban este s¨¢bado en Viena, las investigaciones de la Universidad indican que en octubre un 40% apoyaba la vacunaci¨®n obligatoria, y un 58% lo hace para profesiones expuestas a un alto riesgo de contagio, como los sanitarios.
La presi¨®n de las restricciones y las campa?as para la vacunaci¨®n ¡ªAlta Austria, con la tasa m¨¢s baja y la mayor incidencia de contagios incluso sortea un coche el¨¦ctrico entre los inmunizados¡ª ha empezado a hacer efecto: el viernes se pusieron m¨¢s de 117.536 dosis, seg¨²n datos oficiales. La mayor¨ªa eran de la tercera tanda (83.734). Liselotte Bayern, de 80 a?os, recibi¨® la suya el jueves en un centro comercial: ¡°En realidad no quer¨ªa vacunarme, pero no quiero dejarme encerrar¡±.