Am¨¦rica Latina ante ¨®micron: as¨ª est¨¢n protegidos los pa¨ªses de la regi¨®n
Chile ya ha puesto casi 9 millones de terceras dosis y Brasil sobrepasa las 17 millones. M¨¦xico, m¨¢s rezagado, ha anunciado refuerzos de vacunas para mayores y maestros
Durante las ¨²ltimas dos semanas, el mundo ha salido de su pen¨²ltimo ensue?o respecto al fin de la pandemia. Le sacaron los cient¨ªficos sudafricanos que descubrieron ¨®micron, la nueva variante que podr¨ªa superar a todas las anteriores y convertirse en la dominante. De hecho, su presencia ya se ha confirmado en al menos 20 pa¨ªses. En muchos de ellos, aunque la confirmaci¨®n fue posterior al anuncio sudafricano, se trata de muestras tomadas antes de esas fechas: cuando se cerraron las fronteras, ¨®micron ya estaba aqu¨ª.
Tambi¨¦n en Am¨¦rica Latina, una de las regiones m¨¢s golpeadas hasta ahora por la epidemia con m¨¢s de un mill¨®n y medio de muertes confirmadas: casi un 29% del total mundial, frente al 8% que representa sobre la poblaci¨®n total. Brasil confirmaba el pasado jueves el positivo de dos personas que llegaban de Sud¨¢frica un d¨ªa antes del anuncio de sus autoridades sanitarias. Un tercer positivo en S?o Paulo lo dio un joven que llegaba de Etiop¨ªa: un pa¨ªs al que Brasil no prohib¨ªa entrada, a diferencia de Sud¨¢frica, Botswana y sus vecinos en el cono sur del continente.
La capacidad de dispersi¨®n de ¨®micron est¨¢, por tanto, confirmada. Las autoridades de la regi¨®n la consideran inevitable. Ahora las preguntas se centran en los efectos que puede tener la variante sobre un continente cuyos muros de protecci¨®n contra las subsiguientes olas siguen a medio construir. Pero algunos est¨¢n mejor cimentados que otros: mientras Brasil, Chile y m¨¢s recientemente Argentina o Colombia se han puesto a reforzar la inmunizaci¨®n de la poblaci¨®n con refuerzos a la pauta de vacunas originales, otros gobiernos, particularmente el de M¨¦xico, siguen sin ponerse en marcha.
Mayor contagio, ?menor inmunidad?
Los datos tempranos sobre ¨®micron que vienen de Sud¨¢frica parecen indicar que, efectivamente, ¨®micron se est¨¢ contagiando m¨¢s r¨¢pido. El an¨¢lisis temprano que hace el equipo de datos del Financial Times dibuja una curva m¨¢s inclinada para esta ola de contagios que para las anteriores, dominadas por delta, beta y por la variante originaria. Como el porcentaje de test positivos aumenta en paralelo, no parece suponer que esto sea un efecto estad¨ªstico, sino que refleja la realidad sobre el terreno.
?micron preocupaba desde un inicio porque presentaba una serie de mutaciones que en variantes anteriores se hab¨ªan confirmado como facilitadoras del contagio. Esta informaci¨®n, a¨²n preliminar, es una primera prueba de c¨®mo funciona esta teor¨ªa gen¨¦tica al menos en el contexto sudafricano. Las particularidades del mismo son una vacunaci¨®n relativamente baja pero no inexistente (en torno a un 25% de la poblaci¨®n con la pauta completa; sin refuerzos), altos impactos pasados del virus (m¨¢s de 260.000 muertes en exceso desde mayo de 2020; 1 de cada 200 sudafricanos), y una poblaci¨®n con elevada inmunosupresi¨®n debido a que un 20% de las personas entre 15 y 49 a?os son portadoras de VIH. Para este contexto al menos, las investigaciones de la doctora Julliet Pulliam (directora del Centro de Excelencia DSI-NRF de Sud¨¢frica en Modelizaci¨®n y An¨¢lisis Epidemiol¨®gico en la Universidad Stellenbosch) junto a su equipo muestran un mayor riesgo de reinfecci¨®n, lo cual se?alar¨ªa que la inmunidad adquirida en el pasado no ser¨ªa tan efectiva contra ¨®micron como lo hab¨ªa sido hasta ahora. Es decir: su velocidad de contagio se deber¨ªa al menos parcialmente a su poder de escape inmune.
Severidad desconocida
Hasta qu¨¦ punto esta evasi¨®n se extiende a las defensas contra enfermedad grave sigue siendo una pregunta abierta para la comunidad cient¨ªfica. De nuevo, los datos provisionales sudafricanos no apuntan necesariamente a una severidad menor: el aumento de hospitalizaciones se est¨¢ produciendo a un ritmo nada desde?able, similar al de casos en general. La esperanza se va desplazando entonces hacia las defensas construidas por el ser humano durante este a?o: la vacunaci¨®n, que en Am¨¦rica Latina se mantiene muy desigual, exponiendo mucho m¨¢s a algunos pa¨ªses que a otros al impacto de esta u otras variantes.
A d¨ªa de hoy, la informaci¨®n referente a c¨®mo se comportar¨¢n las vacunas que ya estamos empleando contra ¨®micron es escasa e imprecisa. Se circunscribe a declaraciones e intuiciones, a veces aparentemente contradictorias: mientras el CEO de Moderna se?alizaba a principios de semana desconfianza, el de BioNTech (la empresa que ha desarrollado la vacuna junto a Pfizer) indicaba lo contrario, especialmente en la protecci¨®n contra enfermedad grave. El jueves, la Red de Vigilancia del Genoma de Sud¨¢frica se posicionaba en el optimismo tambi¨¦n, pero sin presentar por ahora datos espec¨ªficos.
Refuerzos en Chile y Colombia
Mientras el mundo espera datos m¨¢s espec¨ªficos de la propia Sud¨¢frica, las farmac¨¦uticas, u otros pa¨ªses que cuenten con los suficientes casos y herramientas de an¨¢lisis (Israel es un probable candidato para proporcionarlos), una pregunta queda flotando en un continente al que le queda por vacunar a la mitad de la poblaci¨®n: si hay un cierto riesgo de que las vacunas funcionen peor contra ¨®micron o contra otras variantes futuras, ?por qu¨¦ seguir? De hecho, ?para qu¨¦ servir¨ªa el refuerzo de vacuna que poco a poco se va convirtiendo el est¨¢ndar, al menos entre poblaci¨®n vulnerable? A d¨ªa de hoy, una inmensa mayor¨ªa de pa¨ªses de la regi¨®n ya lo est¨¢n implementando, aunque con avances desiguales, marcadas por la disponibilidad pero tambi¨¦n por la fecha de inicio: quienes comenzaron m¨¢s tarde a inocular todav¨ªa no tienen la necesidad de darse prisa con los refuerzos porque a¨²n no se han cumplido los meses en los que suele bajar la potencia inmune, especialmente en los grupos vulnerables. La ausencia m¨¢s notable es la mexicana: solo esta semana el zar asignado por Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador para hacer frente a la pandemia, Hugo L¨®pez Gatell, anunciaba refuerzos para mayores, y tambi¨¦n para maestros. Pero no pon¨ªa fecha concreta a esta importante pol¨ªtica a pesar de que M¨¦xico fue de las primeras naciones americanas en iniciar su campa?a de inoculaci¨®n. Mientras, Chile ya ha puesto casi nueve millones de terceras dosis, Brasil sobrepasa las 17, Argentina comenz¨® a tomar ritmo durante noviembre, y varios pa¨ªses han abierto por completo la disponibilidad a todos los mayores de 18 a?os.
Queda la duda de si todas las variantes pasadas han producido defensas de la misma calidad en antiguos anfitriones del virus. Los datos de la doctora Pulliam para Sud¨¢frica recogen que la mayor¨ªa de reinfectados all¨¢ ven¨ªan de portar delta. Esto es por una parte normal dado que fue la ola en la que se detectaron m¨¢s casos, pero por otra resulta sorprendente porque fue tambi¨¦n la m¨¢s reciente, y por ello cabr¨ªa esperar unas defensas m¨¢s vigorosas. Son necesarios c¨¢lculos m¨¢s precisos que ubiquen el denominador para conocer hasta qu¨¦ punto la incidencia de reinfecciones de ¨®micron es mayor o menor seg¨²n la variante previamente portada, algo potencialmente importante para Am¨¦rica Latina en tanto que ha tenido desarrollos marcados por linajes idiosincr¨¢sicos (mu en Colombia, lambda en Per¨², delta en M¨¦xico).
Nuevas vacunas y tratamientos
En el caso extremo de que todas las defensas existentes fallen de manera significativa, al mundo todav¨ªa le quedar¨ªan herramientas notablemente m¨¢s potentes que las que ten¨ªa en marzo de 2020. Las vacunas actuales, por ejemplo, pueden adaptarse con relativa facilidad a eventuales mutaciones. Los estimados de las farmac¨¦uticas van de los 60 a los 120 d¨ªas para poner en marcha tanto la f¨®rmula como los estudios correspondientes y, eventualmente, una fabricaci¨®n que se promete m¨¢s ¨¢gil dado que ya existe tanto el conocimiento como la infraestructura para ello. El SARS-CoV-2 no ser¨ªa, adem¨¢s, el primer virus con el que nos vemos obligados a actualizar vacunas peri¨®dicamente: cada a?o analizamos las cepas dominantes del virus que causa la gripe en cada lugar y tomamos decisiones respecto a las vacunas a administrar el a?o siguiente.
La diferencia crucial aqu¨ª, claro est¨¢, es que la letalidad de la covid sin vacunas es notablemente mayor, lo cual le imprime a todo el proceso una urgencia much¨ªsimo mayor. Es en esa presi¨®n que se disipa la igualdad y la coordinaci¨®n que ser¨ªa deseable en la distribuci¨®n de vacunas: los pa¨ªses que pueden ampliar la disponibilidad dentro de sus fronteras prefieren hacerlo antes que fuera. As¨ª, mientras los Estados Unidos inmuniza a ni?os y ya ha puesto pr¨¢cticamente 40 millones de dosis de refuerzo, pa¨ªses como Guatemala o Nicaragua apenas han cubierto con las dosis iniciales a un cuarto de su ciudadan¨ªa adulta.
Quiz¨¢ conscientes del riesgo incrementado de surgimiento de variantes como ¨®micron cuando al virus se le dejan amplios espacios en los que contagiarse y mutar, en los ¨²ltimos tiempos la administraci¨®n de Joe Biden ha aumentado considerablemente sus promesas de donaciones a terceros pa¨ªses hasta mil millones. De ellas, 34 millones ya hab¨ªan llegado a Am¨¦rica Latina justo antes del surgimiento de ¨®micron, seg¨²n las cuentas del Consejo de las Am¨¦ricas. En la distribuci¨®n, eso s¨ª, se adivinan criterios geoestrat¨¦gicos, no solo epidemiol¨®gicos. Tambi¨¦n de ingresos, especialmente las que llegan v¨ªa el mecanismo multilateral COVAX, gracias al cual pa¨ªses como Honduras han podido cubrir una gran parte de sus procesos de inmunizaci¨®n.
A estas cifras hay que a?adir la donaci¨®n indirecta pero muy real de un n¨²mero indeterminado de dosis a trav¨¦s de la pol¨ªtica laxa de vacunaci¨®n a no residentes que ha mantenido el gobierno federal estadounidense durante todo 2021, y de la que se han podido beneficiar numerosos ciudadanos de Am¨¦rica Latina que pod¨ªan permitirse el desplazamiento, o que contaban con alg¨²n tipo de v¨ªnculo, profesional o familiar, presente o pasado, con los EE UU.
No fue menor tampoco la decisi¨®n de apoyar la suspensi¨®n temporal de las patentes para las vacunas en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, anunciada en mayo de este a?o, pero que a¨²n no ha logrado concretarse en un acuerdo dentro del foro multilateral debido a la oposici¨®n de otros pa¨ªses. El desarrollo local articulado por los gobiernos de M¨¦xico y Argentina con AstraZeneca fue tambi¨¦n prometedor, y de hecho ha conseguido proporcionar 70 millones de dosis a la regi¨®n, pero lejos del objetivo inicial de 250 millones para 2021.
Estos ejemplos demuestran que no hay atajos obvios para contribuir al objetivo razonable de una inmunizaci¨®n m¨¢s pareja de la ciudadan¨ªa latinoamericana y mundial. Queda por ver si ser¨¢ igual con los nuevos antivirales, cuyos estudios avanzados prometen resultados en reducci¨®n de hospitalizaciones (especialmente el desarrollado por la farmac¨¦utica Pfizer, aunque la comunidad cient¨ªfica sigue pendiente de resultados finales abiertos) con tratamientos relativamente accesibles y que desde el principio se est¨¢n insertando en un grupo de patentes accesible para fabricantes de gen¨¦ricos en naciones de menor ingreso.
Estas consideraciones muestran en cualquier caso que la lucha contra la pandemia se va convirtiendo en algo m¨¢s complejo a medida que ¨¦sta avanza: ¡°qu¨¦date en casa¡± o ¡°vacun¨¦monos¡± dejan de funcionar por s¨ª mismos tras dos a?os y se vuelven mensajes inevitablemente m¨¢s complejos: qui¨¦n se puede quedar en casa y qui¨¦n no, qui¨¦n tiene acceso a qu¨¦ pautas de vacunaci¨®n o no, y ahora tambi¨¦n a qu¨¦ tipo de mutaciones nos vamos a enfrentar con todo ello. ?micron es la siguiente, pero parece improbable que sea la ¨²ltima.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.