?micron: un poliz¨®n en los vuelos KL592 y KL598 de Sud¨¢frica a ?msterdam
Los 624 pasajeros de dos aviones nocturnos que despegaron el 26 de noviembre de Johannesburgo y de Ciudad del Cabo se encontraron en el centro de una alarma mundial al aterrizar en Pa¨ªses Bajos
El vuelo KL592 despeg¨® sin incidencias de Johannesburgo a la 1.15 del pasado 26 de noviembre, tras comprobar las autoridades sudafricanas la documentaci¨®n y estado vacunal de los casi 300 pasajeros a bordo del Boeing 777-300 de las l¨ªneas a¨¦reas holandesas. La mayor¨ªa de los pasajeros descansaron en sus asientos durante las 10 horas de trayecto nocturno sobrevolando ?frica, el Mediterr¨¢neo y parte de Europa hasta llegar a Pa¨ªses Bajos, a bordo del avi¨®n birreactor m¨¢s grande del mundo. Mientras dorm¨ªan, ...
El vuelo KL592 despeg¨® sin incidencias de Johannesburgo a la 1.15 del pasado 26 de noviembre, tras comprobar las autoridades sudafricanas la documentaci¨®n y estado vacunal de los casi 300 pasajeros a bordo del Boeing 777-300 de las l¨ªneas a¨¦reas holandesas. La mayor¨ªa de los pasajeros descansaron en sus asientos durante las 10 horas de trayecto nocturno sobrevolando ?frica, el Mediterr¨¢neo y parte de Europa hasta llegar a Pa¨ªses Bajos, a bordo del avi¨®n birreactor m¨¢s grande del mundo. Mientras dorm¨ªan, Sud¨¢frica hab¨ªa alertado sobre una nueva variante del coronavirus, que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) bautizar¨ªa ese mismo d¨ªa como ¨®micron. Al amanecer ya nada fue igual.
A las 11.15, el comandante estacion¨® en la zona del aeropuerto de ?msterdam-Schiphol que le se?alaron. Hab¨ªa otro aparato similar junto a ellos. Era el KL598, llegado de Ciudad del Cabo media hora antes. En su interior, el empresario espa?ol Andr¨¦s Sanz, de 30 a?os, y su pareja, la bioqu¨ªmica portuguesa Carolina Pimenta, de 28, acababan de desayunar. KLM les hab¨ªa dado tortitas con chocolate, huevos y bebidas calientes y fr¨ªas. En el interior de ambos aviones viajaban, en total, 624 pasajeros que no pod¨ªan desembarcar. No ten¨ªan m¨¢s informaci¨®n que la proporcionada por el piloto. Pronto, las noticias empezaron a agolparse en los m¨®viles. No solo ven¨ªan de una zona de riesgo, sino del pa¨ªs considerado en ese momento el primer foco mundial de la inquietante variante ¨®micron.
Al tiempo que los viajeros ped¨ªan, sin ¨¦xito, explicaciones, las autoridades sanitarias holandesas evaluaban la situaci¨®n con gran nerviosismo. ?msterdam es uno de los principales nudos de transbordo a¨¦reo en Europa, y muchos de estos ciudadanos ten¨ªan ya billete para dirigirse a su destino final. En plena incertidumbre sobre el linaje ¨®micron, era preciso evitar que se desperdigaran sin comprobar antes si alguno estaba ya contagiado. Hugo de Jonge, ministro holand¨¦s de Sanidad, decidi¨® que todos deb¨ªan pasar una prueba PCR. Ah¨ª comenz¨® una larga, dura y confusa jornada que ha marcado a los involucrados.
Hubo 61 casos positivos, la mayor¨ªa vacunados. De estos, 14 portaban la variante ¨®micron. Tambi¨¦n se hab¨ªan puesto la vacuna. Estos resultados, seg¨²n declararon las autoridades sanitarias holandesas, muestran que ser¨ªa oportuno pedir siempre, a vacunados y a no vacunados, un test de diagn¨®stico hecho 48 horas antes del viaje para abordar un avi¨®n. Se decidi¨® que el grupo deb¨ªa guardar cuarentena.
Una pasajera del vuelo de Johannesburgo, que prefiere permanecer en el anonimato, explica al tel¨¦fono que ya antes de despegar vio a algunas personas muy preocupadas ¡°por si el Reino Unido cerraba sus fronteras o suspend¨ªa vuelos, y se empez¨® a hablar algo de una nueva variante. Pero no estaba claro¡±. Ella ven¨ªa de otro pa¨ªs africano. Su parada en Sud¨¢frica era una escala y ese era el caso, cree, de muchos otros pasajeros.
Al aterrizar en ?msterdam, y mientras esperaban en el interior del aparato, explica la pasajera, ¡°la gente encendi¨® los tel¨¦fonos m¨®viles y se supo que hab¨ªa vuelos cancelados y cuarentenas por la nueva variante¡±. Sin comida, por motivos de seguridad, y con el comandante como ¨²nico contacto oficial con el exterior, hacia las 16.30 pudieron desembarcar. ¡°Horas y horas all¨ª metidos tomando los restos de galletas que ten¨ªan las azafatas¡±, recuerda.
El grupo de Ciudad del Cabo parti¨® antes en unos autobuses del servicio del aer¨®dromo. Todos fueron trasladados junto a una puerta de embarque. En el interior, en una sala rodeada por una cristalera y con la salida bloqueada, se hab¨ªa preparado sobre la marcha un corredor para hacer m¨¢s de medio millar de pruebas PCR. Era espaciosa aunque mal ventilada, fr¨ªa, sin la higiene apropiada. Apenas hab¨ªa comida y pocas mantas. Con sillas inadecuadas para una espera larga, y mucho menos para acoger a ni?os y ancianos, les entregaron la documentaci¨®n necesaria para poder hacer luego un seguimiento de cada caso. ¡°Es posible que pudiera guardarse all¨ª la distancia de seguridad de 1,5 metros, pero despu¨¦s de tanto rato en esas condiciones, vi gente agolpada en busca de informaci¨®n que no llevaba siquiera la mascarilla bien puesta¡±, recuerda la pasajera. ¡°Nos pusimos en la cola en la sala provisional de test. Ese viernes hicimos muchas horas de cola sin haber tomado nada desde el desayuno, a las nueve de la ma?ana, en el avi¨®n¡±.
Pa¨ªses Bajos es uno de los lugares m¨¢s golpeados por la pandemia y est¨¢ en vigor un cierre parcial de la hosteler¨ªa, el sector cultural y el deporte de aficionados. Sin embargo, el microbi¨®logo holand¨¦s Amrish Baidjoe afirma: ¡°A pesar de que el cumplimiento de las normas de seguridad se ha relajado entre la poblaci¨®n y estamos a la cola de Europa en la administraci¨®n de dosis de refuerzo, las autoridades no parec¨ªan contar con una posible emergencia sanitaria de esta ¨ªndole¡±. A?ade que las restricciones para viajar y el abanico de documentos sanitarios exigidos pueden retrasar los contagios unas dos semanas, ¡°de modo que los protocolos de las cuarentenas deber¨ªan armonizarse, pero eso es una decisi¨®n pol¨ªtica, y el sector a¨¦reo tambi¨¦n tiene aqu¨ª su propia voz¡±. Concluye as¨ª: ¡°Lo que cuenta es el abordaje del virus una vez est¨¢ en tu pa¨ªs, y romper la desigualdad a la hora de vacunar a escala global¡±.
Andr¨¦s Sanz, el pasajero del vuelo de Ciudad del Cabo, tambi¨¦n tiene recuerdos amargos de la estancia en la sala del aeropuerto. ¡°Un se?or japon¨¦s tuvo que pelear al borde de las l¨¢grimas para que le dieran una manta a su anciana madre, en silla de ruedas¡±, asegura. La jornada fue agotadora, subraya, y las pruebas se realizaron a la vista de todo el mundo. La situaci¨®n se prest¨® incluso a momentos rayanos en lo c¨®mico. Como cuando una pasajera holandesa se sent¨® en la garita de las azafatas y se puso a contestar el tel¨¦fono. ¡°Lo hac¨ªa con tanta propiedad que hasta el personal del aeropuerto lleg¨® a pedirle informaci¨®n. Pero era de los nuestros¡±, recuerda Sanz.
En el lado menos amable, la viajera de Johannesburgo dice haberse sentido ¡°abandonada a la vez que intimidada por la presencia del servicio de seguridad, que iba armado¡±. ¡°Nos salv¨® la camarader¨ªa de la gente, que se uni¨®¡±, asegura. ¡°Que yo recuerde, hab¨ªa personas de Francia, Canad¨¢, Grecia, Reino Unido, Pa¨ªses Bajos, Espa?a, Noruega o Italia, y se actu¨® en algunos momentos como colectivo. He conocido gente con la que sigo en contacto, pero no se tuvo en cuenta nuestro bienestar. Falt¨® empat¨ªa¡±, explica. Ella pudo marchar a Espa?a porque su PCR era negativa, y se confin¨® en casa por haber estado expuesta a la ¨®micron. El jueves ten¨ªa cita para una nueva PCR y recibi¨® un mensaje de la sanidad holandesa para saber d¨®nde y c¨®mo se encontraba. La prueba dio negativo.
Tanto KLM, como Schiphol y Sanidad se han disculpado por las condiciones del local, la larga espera y la mala infraestructura para acoger a tantas personas. ¡°El retrete se acab¨® embozando y solo qued¨® uno libre en el ba?o de mujeres¡±, dice Sanz. Los resultados de la PCR salieron tarde. En ocasiones llegaron de madrugada, y los pasajeros con un resultado negativo siguieron su camino. Las puertas de cristal se abrieron, pero debido al retraso sufrido muchos de ellos permanecieron en el aeropuerto. Hab¨ªan perdido sus vuelos de enlace y, como la venta de billetes se abr¨ªa a las ocho de la ma?ana, pasaron de la sala de test a la cola para comprar un nuevo pasaje.
En sus disculpas, las autoridades sanitarias admiten que ¡°es preciso sentarse para aprender entre todos de lo ocurrido¡±. A?aden que tuvieron muy poco margen de tiempo, ¡°y la mayor¨ªa de los pasajeros lo ha entendido¡±. Aseguran que no se aprovecharon las instalaciones ya dispuestas en Schiphol para las PCR ¡°porque pod¨ªa tratarse de la ¨®micron¡±. Si bien este nuevo linaje estaba presente tambi¨¦n en otros lugares ¨Dincluido Pa¨ªses Bajos¨D, algo que los expertos consideran inevitable, est¨¢ por evaluar si el episodio de ?msterdam tuvo alg¨²n efecto en la diseminaci¨®n del virus. KLM y la direcci¨®n de Schiphol no prev¨¦n en estos momentos dar indemnizaciones. Presentadas las excusas oficiales, se analiza ahora la idoneidad de los requisitos impuestos para volar, visto que 61 personas dieron positivo. Para abordar ambos aviones los vacunados solo necesitaban certificado covid. Los no vacunados deb¨ªan llevar una PCR que no tuviera m¨¢s de 48 horas, o bien un test de ant¨ªgenos de 24 horas. Si bien KLM asegura que cumple las normas rigurosamente, lo ocurrido revelar¨¢ si hubo fallos en este abanico de medidas.
El caso de Andr¨¦s Sanz y Carolina Pimenta ha sido singular. El test del joven dio negativo, el de su pareja fue positivo, y se instalaron juntos en un hotel cerca del aeropuerto para seguir la cuarentena. Ambos pasaron la covid en julio y hab¨ªan viajado desde Sud¨¢frica con toda la documentaci¨®n en regla. Subrayan que hubo falta de informaci¨®n, pero que no rechazaron el internamiento. Muy conmovidos por lo ocurrido, relatan por turnos que pidieron una nueva PCR sospechando que la primera era un falso positivo. Como no llegaba, aunque les dijeron que la har¨ªan, el pasado domingo ¨¦l sali¨® en una bici que le proporcionaron en el hotel a comprar dos pruebas de ant¨ªgenos a un supermercado. Los utiliz¨® la joven y dieron negativo.
La pareja sostiene que se marcharon del hotel despu¨¦s de que un sanitario y un polic¨ªa se lo permitiera. Poco despu¨¦s, Pimenta fue arrestada en un avi¨®n a punto de despegar hacia Barcelona. Estuvieron en el calabozo ¡ªrecibieron apoyo consular y legal¡ª ¡°y despu¨¦s de pasar unas horas terribles nos dijeron que est¨¢bamos libres y sin cargos¡±, cuentan. Creyeron que la odisea hab¨ªa terminado, pero no fue as¨ª. Les llevaron en ambulancia a un hospital para infecciosos donde acabaron aislados y el inodoro se desbord¨®. No les cambiaron de cuarto y tampoco les explicaban por qu¨¦ estaban all¨ª, ¡°cuando la polic¨ªa nos hab¨ªa dejado libres¡±, insisten. Como la pasajera an¨®nima, lamentan la falta de empat¨ªa y, en su caso, un trato degradante. ¡°Nos pusimos en contacto con los medios porque nadie nos ayudaba ah¨ª dentro. Hubo gente an¨®nima que, avergonzada, nos mand¨® flores a ese hospital¡±, aseguran.
Lo que sucedi¨® es que el Ayuntamiento de Haarlemmermeer ¡ªal que pertenece el aeropuerto¡ª consider¨® que se resist¨ªan a confinarse y se dict¨® una disposici¨®n para detener a Pimenta. ¡°No se pueden hacer PCR cada d¨ªa. La segunda era este lunes y nuestra informaci¨®n es que se les aconsej¨® que no se fueran¡±, dice la portavoz municipal, Petra Faber. ¡°Eran un peligro para la salud p¨²blica porque un test de ant¨ªgenos no nos sirve y sal¨ªan del pa¨ªs¡±, a?ade. Bart Maes, el abogado de la pareja, quiere saber si la orden municipal ¡°pod¨ªa dictarse en este caso, porque si no, se trata de una detenci¨®n ilegal¡±, dice, al tel¨¦fono. La segunda prueba dio tambi¨¦n negativo en ambos casos, el fiscal no present¨® cargos y recuperaron la libertad el martes. Ya est¨¢n en Espa?a.