En la dieta de los ni?os espa?oles sobran grasas ¡®malas¡¯ y faltan calcio y omega-3
El estudio EsNuPi analiza los h¨¢bitos alimentarios de los ni?os entre 1 y 10 a?os y detecta que las carencias son menores entre los ni?os que consumen leches enriquecidas
La nutrici¨®n de los ni?os y ni?as espa?olas es mejorable. Aunque hay datos positivos como la adecuada ingesta de energ¨ªa y de la mayor¨ªa de micronutrientes, tambi¨¦n sobran grasas poco saludables, escasean las grasas buenas y no se alcanzan las ingestas recomendadas de vitamina D y calcio, claves, entre otras, para el desarrollo de los huesos. Son las principales conclusiones del estudio EsNuPI (Estudio Nutricional en Poblaci¨®n Infantil Espa?ola), publicado en la revista internacional Nutrients y llevado a cabo por la Fundaci¨®n Espa?ola de la Nutrici¨®n (FEN) y la Fundaci¨®n Iberoamericana de Nutrici¨®n (FINUT) con la participaci¨®n del comit¨¦ de Nutrici¨®n de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP).
En el estudio participaron 1.514 ni?os y ni?as de entre 1 y 10 a?os de edad, a los que se dividi¨® en dos grupos: una muestra de referencia y otra de ni?os que toman leches infantiles enriquecidas. Se sabe que unos patrones diet¨¦ticos poco saludables en edades tempranas est¨¢n relacionados con una mayor prevalencia de enfermedades cr¨®nicas no transmisibles en la vida adulta, como la obesidad, la hipertensi¨®n arterial, la diabetes de tipo 2 o ciertas enfermedades cardiovasculares. El estudio lanza una se?al de aviso a los padres para modificar estos h¨¢bitos alimentarios cuando a¨²n se est¨¢ a tiempo de prevenir posibles problemas de salud en el futuro.
A tope de energ¨ªa
Los autores del estudio recalcan que, pese a que el balance entre macro y micronutrientes no es el m¨¢s adecuado, nuestros peque?os cumplen con la ingesta energ¨¦tica diaria recomendada, sobre todo, en cuanto a los hidratos de carbono. Las principales fuentes de energ¨ªa de los ni?os son la leche y los productos l¨¢cteos, seguidos por los cereales y la carne y productos c¨¢rnicos. Seg¨²n datos del Estudio EsNuPI, el 84% de la poblaci¨®n general infantil cumple con las recomendaciones de energ¨ªa, mientras que los consumidores de leches infantiles enriquecidas lo cumplen en un 93,4%.
Suspenso en grasas
Si las grasas fueran materia lectiva, la nota final saldr¨ªa suspenso. El 47,2% de los ni?os que no toman leches enriquecidas, y el 38,5% de los que s¨ª las toman, ingieren m¨¢s grasas de las recomendadas por las autoridades sanitarias. Por si fuera poco, en la suma de los distintos tipos de grasas, se observa de forma generalizada que existe una ingesta excesiva de grasas saturadas, consideradas menos saludables, mientras que no se alcanzan las recomendaciones en ¨¢cidos grasos monoinsaturados (presentes, entre otros, en el aceite de oliva), y poliinsaturados, especialmente de la serie omega-3 (presentes, sobre todo, en el pescado).
El 47,2% de los ni?os que no toman leches enriquecidas, y el 38,5% de los que s¨ª las toman, ingieren m¨¢s grasas de las recomendadas por las autoridades sanitarias, seg¨²n el Estudio Nutricional en Poblaci¨®n Infantil Espa?ola
Aqu¨ª surge el eterno dilema de los padres a la hora de sentarse a la mesa con los ni?os: las protestas de los peque?os por el sabor o las espinas llevan muchas veces a los progenitores a capitular y poner menos pescado del recomendado con tal de no tener un drama a la hora de comer. El problema es que los ¨¢cidos grasos omega-3 DHA forman parte de las c¨¦lulas del cerebro y de la retina. Son, por lo tanto, esenciales para el desarrollo cognitivo y visual, en una etapa de la vida donde el cerebro experimentar¨¢ el mayor desarrollo de toda su vida.
En ninguno de los dos grupos se alcanzan las ingestas recomendadas de DHA (¡Ý 100 mg/d¨ªa), aunque los ni?os que consumen leches infantiles enriquecidas se acercan m¨¢s a la ingesta recomendada (90 mg/d¨ªa entre los que toman leches enriquecidas frente a los solo 20 mg/d¨ªa en la poblaci¨®n infantil general).
En ambos grupos tambi¨¦n se observa que comen m¨¢s prote¨ªnas de las recomendadas por las autoridades internacionales de referencia.
Deficiencias en calcio y vitamina D
El calcio es un mineral necesario para la formaci¨®n de los huesos y para preservar una buena salud ¨®sea. Para la correcta s¨ªntesis de ese mineral hace falta vitamina D. La mayor parte de esa vitamina se sintetiza por la exposici¨®n directa al sol (no vale a trav¨¦s del cristal). Pero lo cierto es que los peque?os pasan cada vez m¨¢s tiempo en interiores, sobre todo, en invierno. Por eso es tan importante adquirirla a trav¨¦s de la alimentaci¨®n.
La leche y los productos l¨¢cteos son la principal fuente de todos los nutrientes implicados en la salud ¨®sea, especialmente el calcio y vitamina D. Dos o m¨¢s raciones de leche al d¨ªa contribuyen a alcanzar ingestas de calcio y vitamina D por encima de la media. Pese a que parece sencillo de lograr, el estudio EsNuPi revela que la mayor¨ªa de los ni?os espa?oles entre 1 y 10 a?os no alcanzan las recomendaciones de ingesta de vitamina D. Todos necesitan aumentar la ingesta de vitamina D, si bien, los ni?os consumidores de leches infantiles enriquecidas consumen entre 2 y 3 veces m¨¢s (72,8% vs. 37,8%) de esa vitamina.
El calcio y el magnesio tampoco alcanzan los niveles necesarios para esas edades. En los mayores de 4 a?os, la ingesta de calcio se encuentra por debajo de las recomendaciones. Algo similar sucede con el magnesio. Los autores del estudio lo atribuyen a que la leche es la principal fuente de este mineral y a partir de esa edad se suele reducir su consumo.
Demasiadas ¡®chuches¡¯ y alimentos hipercal¨®ricos
El gran tal¨®n de Aquiles de la nutrici¨®n de los ni?os espa?oles es el exceso generalizado en el consumo de alimentos azucarados (no se incluyen los alimentos con az¨²cares naturalmente presentes, como la leche o la fruta), as¨ª como otros alimentos hipercal¨®ricos. El estudio revela que esta pauta de nutrici¨®n poco saludable empeora con la edad. Esta circunstancia tiene dos consecuencias perjudiciales para la salud: la primera, que son alimentos pobres nutricionalmente y poco saludables; la segunda, que desplazan el consumo de otros m¨¢s apropiados y con m¨¢s valor nutricional, como la leche y los productos l¨¢cteos, las verduras y las frutas.
El estudio EsNuPi concluye que el consumo de leches infantiles enriquecidas parece estar asociado a un mejor mantenimiento de los patrones diet¨¦ticos saludables a medida que el ni?o va creciendo. Este punto es capital para la salud en la edad adulta, ya que los h¨¢bitos de alimentaci¨®n que se adquieren en la infancia persisten a lo largo de la vida. Si esos patrones son poco saludables en edades tempranas aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cr¨®nicas no transmisibles en la vida adulta (obesidad, hipertensi¨®n arterial, diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares, etc.). En cambio, trabajar para que los peque?os adquieran unos h¨¢bitos saludables en cuanto a su alimentaci¨®n cuidar¨¢ su salud de hoy y la de ma?ana.