Adoptados que buscan sus or¨ªgenes: ¡°Nosotros no tenemos historia¡±
En Espa?a se reconoce por ley el derecho a conocer la filiaci¨®n, pero los afectados aseguran que sigue siendo un tab¨² y reclaman m¨¢s recursos
Tendr¨ªa seis o siete a?os cuando le contaron que era adoptada. Escuch¨® lo que le dec¨ªa su familia y sigui¨® jugando. Laura Heckel tiene hoy 40 a?os. El conflicto lleg¨® con el tiempo, a medida que aquella ni?a nacida en Colombia y criada por un padre austriaco y una madre croata fue creciendo y haci¨¦ndose preguntas que no ten¨ªan respuesta. ¡°No te pareces a nadie. Nosotros no tenemos historia¡±, dice. ¡°Me pasaba noches llorando, pensando en esa otra parte, oscura, a la que llegu¨¦ a odiar¡±. Superaba la veintena cuando oy¨® hablar de la b¨²squeda de or¨ªgenes. ¡°La primera vez que escuch¨¦ a una persona ...
Tendr¨ªa seis o siete a?os cuando le contaron que era adoptada. Escuch¨® lo que le dec¨ªa su familia y sigui¨® jugando. Laura Heckel tiene hoy 40 a?os. El conflicto lleg¨® con el tiempo, a medida que aquella ni?a nacida en Colombia y criada por un padre austriaco y una madre croata fue creciendo y haci¨¦ndose preguntas que no ten¨ªan respuesta. ¡°No te pareces a nadie. Nosotros no tenemos historia¡±, dice. ¡°Me pasaba noches llorando, pensando en esa otra parte, oscura, a la que llegu¨¦ a odiar¡±. Superaba la veintena cuando oy¨® hablar de la b¨²squeda de or¨ªgenes. ¡°La primera vez que escuch¨¦ a una persona decir que se hab¨ªa reencontrado con su madre biol¨®gica, me qued¨¦ sin aliento, supe que algo as¨ª me quitar¨ªa un gran peso de encima¡±. Entonces decidi¨® empezar a buscar.
El camino no es f¨¢cil, especialmente cuanto m¨¢s antigua es la adopci¨®n, y si es en otro pa¨ªs. Cientos de personas son adoptadas cada a?o en Espa?a. A mediados de los 2000, con la adopci¨®n internacional en auge, se contaban por miles. No todos los adoptados tienen la necesidad de tirar del hilo, pero muchos sienten que parte de su vida est¨¢ en blanco, que falta una pieza del puzle. La b¨²squeda de sus or¨ªgenes les permite llenar ese hueco y cada uno llega hasta donde quiere. A algunos les basta con ver su expediente o visitar el orfanato en su pa¨ªs de origen. Normalmente preguntan por la madre biol¨®gica. Hay casos en que basta saber su nombre, si est¨¢ viva o muri¨®, por qu¨¦ no crecieron a su lado. Otros quieren verla, aunque sea en fotos; otros, localizarla y tener un encuentro con ella, si accede. El diagn¨®stico es pr¨¢cticamente un¨¢nime: el proceso sigue siendo un tab¨² y faltan recursos. Muchos recurren a bancos internacionales de ADN o a internet y las redes sociales, cuando tienen un nombre de un familiar biol¨®gico con el que comenzar la b¨²squeda. Otros tantos contratan detectives o a profesionales especializados en b¨²squeda de or¨ªgenes.
El de Heckel no es el t¨ªpico caso. Ella fue adoptada en Colombia mientras sus padres resid¨ªan all¨ª. Despu¨¦s vivi¨® en Suiza y en los noventa llegaron a Espa?a. Por tanto, aqu¨ª no hab¨ªa informaci¨®n sobre su historia. Heckel, que en 2009 fue una de las fundadoras de la asociaci¨®n La voz de los adoptados, comenz¨® a escribir sobre c¨®mo se sent¨ªa en un blog y por redes sociales, a trav¨¦s de las cuales se puso en contacto con ella una mujer que le dijo que pod¨ªa ayudarla. Confi¨® en ella, pero la enga?¨®. A?os despu¨¦s contrat¨® un detective. ¡°Me arriesgu¨¦, podr¨ªan haberme estafado¡±. Pero encontr¨® sus or¨ªgenes y descubri¨® que la suya fue una adopci¨®n irregular. ¡°Enga?aron a mi madre biol¨®gica y a mis padres adoptivos. Fue muy duro conocer la historia. Cuando nos vimos por primera vez, en 2015, me abraz¨®. Lloraba y me ped¨ªa perd¨®n. As¨ª empez¨® el regalo m¨¢s grande que me ha hecho la vida¡±, cuenta esta mujer, que trabaja en una empresa tecnol¨®gica. Su hija ahora crece ¡°sabiendo que tiene tres abuelas¡±.
Claro que no todos los casos terminan igual. La abogada Beatriz Ben¨¦itez, que forma parte de La voz de los adoptados, cuenta que su familia la adopt¨® en Cantabria. En su partida de nacimiento aparec¨ªa el nombre de su madre biol¨®gica. Tard¨® a?os en localizarla y tener un encuentro con ella. ¡°Le pregunt¨¦ lo que necesitaba saber. Fui su secreto y segu¨ª si¨¦ndolo¡±, afirma esta mujer, de 50 a?os. Ahora se felicitan los cumplea?os, tambi¨¦n la Navidad. Cree que con acompa?amiento, quiz¨¢s, las cosas hubieran sido diferentes. Ella se dedica de forma privada a la b¨²squeda de or¨ªgenes tras su propia experiencia. ¡°Cada comunidad aut¨®noma tiene su procedimiento, aunque algunas ni lo tienen¡±, lamenta.
A la disparidad de recursos se suma que cuanto m¨¢s atr¨¢s se vaya en el tiempo, m¨¢s dif¨ªcil es obtener informaci¨®n. Hasta 1987, las comunidades no asumieron la potestad de decidir sobre las adopciones, interven¨ªan entidades religiosas y sociales, muchas de las cuales han desaparecido, y con ellas sus archivos. Y hasta 1999, tras una sentencia del Tribunal Supremo, no se acab¨® con el parto an¨®nimo, es decir, que se pod¨ªa dar a luz sin aportar en el certificado de nacimiento los datos de la madre o con informaci¨®n falsa, algo bastante com¨²n. En esos casos, si el centro est¨¢ a¨²n abierto, la opci¨®n es acudir al libro de partos, donde constan todos los alumbramientos, con la hora y el nombre de la madre.
Fue en 2007 cuando en la ley de adopci¨®n internacional se ampar¨® legalmente el derecho a conocer los or¨ªgenes biol¨®gicos. Una ley posterior, de 2015, reforz¨® ese derecho. El C¨®digo Civil recoge que las comunidades aut¨®nomas deber¨¢n conservar la informaci¨®n que tengan sobre los or¨ªgenes de los ni?os, en particular sobre la identidad de sus padres, su historial m¨¦dico y el de su familia, durante al menos 50 a?os tras la adopci¨®n. Las comunidades les deben prestar asesoramiento y ayuda a trav¨¦s de sus servicios especializados.
El problema, seg¨²n lamentan las asociaciones, es que no siempre hay recursos ni funcionan correctamente. A la cabeza est¨¢ el Pa¨ªs Vasco, se?alan varios expertos, cuyas tres provincias garantizan mediaci¨®n. ¡°En Espa?a estamos en pa?ales¡±, dice Heckel, ¡°especialmente en adopci¨®n internacional¡±, donde tambi¨¦n influye la legislaci¨®n de los pa¨ªses de origen y cu¨¢nta informaci¨®n aporten en los expedientes de los ni?os.
Se desconoce cu¨¢ntas personas han pedido conocer sus or¨ªgenes, no hay una contabilidad a nivel nacional, como confirma el Ministerio de Derechos Sociales. La competencia es auton¨®mica. Por poner algunos ejemplos, en Gipuzkoa han sido 581 desde 2005; en Bizkaia, 838 solicitudes relacionadas con adopci¨®n nacional desde 1996. En Catalu?a constan 1.911 expedientes, el primero de 1993. La mayor¨ªa son adoptados, aunque tambi¨¦n hay familias biol¨®gicas, que pueden dejar una carta en el expediente de los hijos, por si las buscan, afirman fuentes del departamento de Derechos Sociales catal¨¢n. Ya hab¨ªa peticiones antes de que la ley lo amparara.
Ahora, cuando entran en colisi¨®n los derechos a conocer la identidad y a la intimidad, gana el primero. Pero una cosa es conocer la filiaci¨®n y otra muy distinta un encuentro con la familia biol¨®gica. No se puede forzar a nadie. En caso de negativa, la persona s¨ª tendr¨¢ derecho a conocer el nombre, o la informaci¨®n de su expediente (si lo hay). Pero no su localizaci¨®n.
Iv¨¢n Gazta?aga, publicista de 31 a?os, se ha enfrentado a todo este proceso en solitario. Siempre supo que era adoptado, ¨¦l lleg¨® a Espa?a desde Rusia. ¡°Desde que tuvimos internet en casa me puse a buscar informaci¨®n. Intentas responder preguntas sobre tu vida: qui¨¦n soy, de d¨®nde vengo. Quer¨ªa ponerles un rostro, saber a qui¨¦n me parezco¡±, explica. Buscaba en la red, no sab¨ªa ni qu¨¦. ¡°Hubo un punto de inflexi¨®n, el Gobierno ruso public¨® una base de datos de todos los orfanatos y mand¨¦ varios correos. En 2013 el propio orfanato me contact¨® dici¨¦ndome que iba a cerrar y me pasaron una direcci¨®n postal de mi familia biol¨®gica¡±. Son¨® la flauta. Un familiar respondi¨®.
Conflicto de lealtades
Nunca cont¨® a su familia que hab¨ªa iniciado este proceso. Dice que los adoptados se enfrentan muchas veces ¡°a un conflicto de lealtades¡±, sienten que les van a traicionar por buscar sus or¨ªgenes. Recomienda que se busque asesoramiento psicol¨®gico y que se cuente en casa, sea cual sea la reacci¨®n. A ¨¦l lo apoyaron. Sus dos hermanos, tambi¨¦n adoptados, no sienten la necesidad de conocer su pasado.
El primer viaje de Iv¨¢n fue a Mosc¨², en 2014, cuando se encontr¨® con su madre biol¨®gica. ¡°Fue muy fr¨ªo¡±, recuerda, pero le dio respuestas. Ella ten¨ªa 17 a?os cuando se qued¨® embarazada de un padre ausente, de 31. Aquella reuni¨®n le permiti¨® seguir recopilando informaci¨®n, conoci¨® a un hermano materno, que a su vez le dio pistas sobre sus hermanas paternas, a las que localiz¨® por redes sociales y conoci¨® en 2018, cuando viajaron a Espa?a. Espera cerrar el c¨ªrculo, terminar su proceso de b¨²squeda, en un viaje que tuvo que posponer por la pandemia. Este abril ir¨¢ a Armenia, a encontrarse con su abuela paterna.
¡°He conocido a un mont¨®n de gente adoptada que no ten¨ªa ni idea de qu¨¦ herramientas tienen. As¨ª que ahora ayudo a quien me lo pide¡±, sostiene. Forma parte de la asociaci¨®n I am adopted (soy adoptado, en ingl¨¦s), creada en 2015 en Nueva Zelanda. ¡°Las b¨²squedas son sobre todo por internet, en redes sociales¡±, dice. ¡°Conectamos a personas que recurren a Facebook, normalmente cuelgan sus datos: fotos de cuando eran peque?os, por si los reconocen, su nombre y apellido y el de familiares biol¨®gicos, si lo tienen. Y el del orfanato, el m¨¢s importante¡±, explica. Cuenta que tienen unos 30.000 seguidores. Es consciente de que hay riesgos asociados, pero afirma que es un recurso al alcance de todos. ¡°Tambi¨¦n se est¨¢ recurriendo mucho a los bancos internacionales de ADN¡±, a?ade. Hay empresas que permiten cruzar datos de distintos pa¨ªses. Una de ellas es MyHeritage, compa?¨ªa israel¨ª que tambi¨¦n tiene laboratorio en Estados Unidos y cuenta con m¨¢s de 5,4 millones de perfiles gen¨¦ticos. Este recurso no solo permite contactar con familiares cercanos, sino por ejemplo, con un primo lejano. A partir de ah¨ª es cuesti¨®n de ir tirando del hilo.
Preparaci¨®n, contacto y encuentro
Los expertos insisten en la necesidad de acompa?amiento durante el proceso, que puede ser muy duro. Lo recalca Carlos Chana, responsable en Espa?a del Servicio Social Internacional, una red presente en m¨¢s de 130 pa¨ªses que ayuda en esta b¨²squeda, cuando son adopciones en el extranjero. En Espa?a, la delegaci¨®n es Cruz Roja. Env¨ªan una carta a las autoridades competentes del pa¨ªs de origen solicitando informaci¨®n, aunque muchas veces no responden, pero tambi¨¦n trabajan con las entidades de la red. Actualmente hay 15 casos activos en Espa?a.
Tambi¨¦n insiste en la necesidad de prepararse para este proceso Jaime Ledesma, psicopedagogo y mediador vinculado a La voz de los adoptados, que trabaja de forma privada y cre¨® un protocolo hace a?os. Divide el proceso en tres partes. ¡°La primera consiste en la preparaci¨®n de la persona adoptada, comprobar que sus motivaciones son adecuadas, por ejemplo, que no sea por venganza. Hay que trabajar las expectativas e imaginarse distintas madres biol¨®gicas, desde alguien con problemas de adicciones que vive en la calle a una mujer de buena familia. Finaliza con una carta que escribe a la madre. Hay personas que lo dejan aqu¨ª, o lo aparcan durante a?os¡±, explica.
¡°La segunda es el contacto con la familia biol¨®gica, que entabla el mediador¡±, contin¨²a Ledesma. ¡°Debe ser un acto voluntario, la persona adoptada tiene que estar preparada por si no da el consentimiento. A veces se asustan, o tienen miedo¡±, prosigue. ¡°Si accede, pedimos un intercambio de cartas, fotograf¨ªas¡ Es bueno tener una imagen antes del encuentro, si es que lo hay¡±. Si se quiere seguir adelante, se entra en la ¨²ltima etapa. ¡°Se organiza un encuentro. Y parece que todo acaba aqu¨ª, pero en realidad solo empieza¡±.
Cada caso es un mundo. Pero hay dos momentos fundamentales en la vida de los adoptados, donde suele aparecer la necesidad de buscar. Ana Linares, coordinadora general de la federaci¨®n de familias de personas adoptadas y acogidas Cora, cuenta que son ¡°la adolescencia y cuando van a tener hijos¡±. Asegura que, pese a que se haya avanzado en los ¨²ltimos tiempos, ¡°para muchas familias sigue siendo un tab¨²¡±. Tienen miedo, de tener problemas o perder el afecto de los hijos.
Sof¨ªa, que utiliza un nombre ficticio, tuvo una mala experiencia. Esta joven de 28 a?os, andaluza, siempre ha sabido que es adoptada. De hecho, un hermano biol¨®gico se ha criado con ella, en la misma familia, ¡°y ¨¦l no quiere saber nada de sus or¨ªgenes¡±. A ella le ha pesado que en casa no se hablara de su pasado, aunque ahora la apoyen. ¡°Hasta los 23 o 24 a?os fui una persona bastante irascible¡±, dice. Le faltaba algo. As¨ª que inici¨® la b¨²squeda a trav¨¦s de un servicio oficial de la Junta. ¡°Ellos leyeron mi expediente pero yo no estaba preparada. Fueron muy bruscos. Me dijeron que si mi madre sigui¨® llevando la vida que llevaba, probablemente estar¨ªa muerta¡±.
Despu¨¦s de aquello, necesit¨® parar. La pusieron en contacto con otro t¨¦cnico, y este s¨ª la ayud¨®. ¡°Estuve dos a?os en terapia. La b¨²squeda dur¨® otros tres o cuatro a?os¡±, relata. Finalmente, tras dar muchas vueltas, encontr¨® a uno de sus t¨ªos. Su madre, como hab¨ªan presagiado, hab¨ªa muerto. El proceso la ha ayudado. ¡°Me dieron fotos suyas, sobre todo de cuando era peque?a. Soy clavada a ella¡±, explica. Sus cumplea?os, que hasta ahora han sido una fecha complicada, han cambiado. ¡°Antes me empezaban a rondar m¨¢s las preguntas, las dudas, pensaba en mi madre biol¨®gica¡¡± Este a?o, al fin, ha estado m¨¢s calmada. La herida ha comenzado a sanar.