El obispo Carlos Belo, premio Nobel de la Paz, abus¨® de varios adolescentes en los a?os ochenta y noventa, seg¨²n una revista holandesa
¡®De Groene Amsterdammer¡¯, un semanario independiente de investigaci¨®n, recoge testimonios de hombres que aseguran haber sido v¨ªctimas del que fuera obispo cat¨®lico de Dili, en Timor Oriental
El semanario holand¨¦s de investigaci¨®n De Groene Amsterdammer, uno de los m¨¢s antiguos de Pa¨ªses Bajos, ha publicado este mi¨¦rcoles una informaci¨®n en la que varios hombres aseguran haber sido v¨ªctimas de abusos sexuales en la adolescencia por parte de Carlos Felipe Ximenes Belo, que fue obispo cat¨®lico de Dili, capital de Timor Oriental. Seg¨²n la revista, el prelado se aprovech¨® de su posici¨®n de poder con chicos inmersos en una pobreza extrema. Belo recibi¨® el Premio Nobel de la Paz en 1996, junto con Jos¨¦ Ramos Horta ¡ªactual presidente del pa¨ªs¡ª, por su b¨²squeda de una soluci¨®n pac¨ªfica en la excolonia portuguesa, ocupada por Indonesia entre 1975 y 1999.
El Vaticano ya hab¨ªa recibido noticias del ¡°comportamiento inapropiado del obispo¡± y le hab¨ªa impuesto sanciones disciplinarias, seg¨²n ha confirmado hoy su oficina de prensa. Informaciones publicadas por el diario italiano La Repubblica citando fuentes vaticanas, tras recibir esas acusaciones se impusieron penalizaciones que inclu¨ªan restricciones a la circulaci¨®n, al ejercicio del ministerio y a impedir el contacto con menores, as¨ª como cualquier contacto con su pa¨ªs de origen.
La revista holandesa recoge el relato de Paulo, que ten¨ªa entre 15 y 16 a?os cuando el obispo Belo le invit¨® a visitar su residencia en Dili despu¨¦s de una misa. Paulo, ¡°que prefiere permanecer en el anonimato por razones de privacidad y seguridad personal y familiar¡±, tiene ahora 42 a?os. Le pareci¨® un honor la llamada, porque Belo era la poderosa cabeza de la iglesia cat¨®lica en Timor Oriental y tambi¨¦n un h¨¦roe nacional. Esa noche, sin embargo, el obispo abus¨® de ¨¦l en su dormitorio. ¡°Me quit¨® los pantalones, me toquete¨® y me practic¨® sexo oral¡±, dice Paulo. Confuso y aturdido, se durmi¨®. ¡°Al despertar, me dio algo de dinero¡±. No se lo dijo a nadie y solo ocurri¨® una vez.
No fue as¨ª con otro chico, llamado Roberto, que ha cumplido 45 a?os. Tambi¨¦n protege su nombre, y el semanario explica que hubo una fiesta en su pueblo a la que asisti¨® el obispo. Belo le pidi¨® que fuese al convento y se hizo muy tarde para regresar a su casa. ¡°Esa noche, me viol¨® y abus¨® sexualmente de m¨ª. Por la ma?ana me despidi¨® y me dio dinero para que me callase. Y para asegurarse de que volver¨ªa¡±, dice Roberto. En otras visitas, el obispo le requer¨ªa, ¡°y yo me sent¨ªa querido y reconocido, hasta que comprend¨ª que no estaba interesado en m¨ª, sino solo en s¨ª mismo; a partir de entonces, todo era solo porque necesitaba el dinero¡±. Tanto Roberto como Paulo dicen en el reportaje que hab¨ªa gente que buscaba chicos para Belo.
Seg¨²n Roberto, la iglesia cat¨®lica gozaba del respeto de la poblaci¨®n de Timor Oriental porque ayudaba a la gente y ofrec¨ªa protecci¨®n. Con el pa¨ªs inmerso en la lucha por la independencia, era muy dif¨ªcil hablar de supuestos abusos sexuales por temor al ostracismo, amenazas y violencia. La revista, por su parte, indica que las v¨ªctimas tem¨ªan hablar de todo esto. Ahora, Paulo asevera lo siguiente: ¡°Debemos hablarle al mundo alto y fuerte del abuso sexual, y quiero que Belo y la iglesia pidan perd¨®n. Quiero que reconozcan lo que nos han hecho sufrir para que esta violencia y abuso no se repitan¡±.
De Groene Amsterdammer se?ala que, de acuerdo con sus investigaciones, hubo m¨¢s v¨ªctimas del obispo cat¨®lico. Afirma a su vez que han hablado con ¡°20 personas que conoc¨ªan el caso de Belo: dignatarios, funcionarios gubernamentales, pol¨ªticos, miembros de ONG, gente de la iglesia y otros profesionales¡±. M¨¢s de la mitad conoc¨ªa personalmente a una v¨ªctima, mientras que el resto ten¨ªa noticias de ello. En 2002, el prelado, que fue ordenado sacerdote en 1980, renunci¨® de repente. Ten¨ªa 54 a?os y regres¨® primero a Portugal. Pas¨® luego un tiempo haciendo labores de misionero en Mozambique. La revista asegura que trat¨® de recabar la versi¨®n de Belo y est¨¦ colg¨® el tel¨¦fono.
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