Dar¨ªo Gael Blanco: ¡°Ser trans no es ni un capricho ni un suplicio¡±

Cuando llego a la cita, el entrevistado est¨¢ posando entre t¨ªmido y desafiante para la c¨¢mara del fot¨®grafo en la callejuela de la librer¨ªa Mary Read, en Madrid, especializada en libros y cultura LGTBIQ+, adonde acuden personas como ¨¦l en busca de referentes intelectuales y de carne y hueso. Da gusto ver su aplomo a la vez chulito y vulnerable. Es, despu¨¦s, en el s¨®tano del local, ...

Cuando llego a la cita, el entrevistado est¨¢ posando entre t¨ªmido y desafiante para la c¨¢mara del fot¨®grafo en la callejuela de la librer¨ªa Mary Read, en Madrid, especializada en libros y cultura LGTBIQ+, adonde acuden personas como ¨¦l en busca de referentes intelectuales y de carne y hueso. Da gusto ver su aplomo a la vez chulito y vulnerable. Es, despu¨¦s, en el s¨®tano del local, blanco luminoso y con espejos por doquier, como para conjurar la invisibilidad hist¨®rica de muchos de sus autores, y de su clientela, cuando charlamos largo y tendido, sin filtros ni tapujos, calent¨¢ndonos las manos con un chocolate gentileza de la casa. Hace solo unos d¨ªas que el Congreso de los Diputados ha aprobado la ley trans, y Dar¨ªo vive sensaciones y emociones encontradas al respecto.

?En qu¨¦ cambia su vida esta ley?

En casi nada, la verdad. Yo ya lo tengo todo cambiado. Pero hay trenes que ya he perdido, como haber podido congelar ¨®vulos antes de mi transici¨®n, o acceder a bloqueadores en mi adolescencia, y tr¨¢mites farragosos y arbitrariedades que me he tenido que comer s¨ª o s¨ª para cambiar mi sexo en el DNI.

?Cu¨¢ndo empez¨® a sentirse distinto de sus amigas ni?as?

Siempre me sent¨ª entre dos aguas. Quiz¨¢ por mi aspecto, no era siempre percibido como ni?a. Me hac¨ªa ilusi¨®n cuando me trataban en masculino, pero tampoco rechazaba mi parte femenina. Lo mismo me pasaba con el tema de si me gustaban los chicos o las chicas. En casa, mis padres crearon un ambiente en el que no era necesario definirse. Esa ambig¨¹edad me sirvi¨® durante a?os para sobrevivir. Fue a los 23, de Erasmus en Berl¨ªn, viviendo solo, cuando pude escucharme a m¨ª mismo, sin interferencias, decid¨ª que no pod¨ªa alargar m¨¢s la decisi¨®n, y empec¨¦ el camino.

?Qu¨¦ es ser trans?

En mi caso, tener claro desde muy pronto lo que no era, y el hecho de que me obligaran a hacer cosas arbitrarias en funci¨®n de ello me generaba un malestar inmenso y verdaderos problemas de socializaci¨®n.

Eso es lo que proponen ciertas feministas: abolir el g¨¦nero, el constructo social y cultural ligado al sexo.

Pero no hablan nunca de abolir el g¨¦nero de sus parejas hombres, que pueden ser unos machirulos de mucho cuidado, por cierto. Sentencian que, por el hecho de tener una cosa u otra entre las piernas, desde que naces hasta que mueres, tienes que ser y ser percibido de una determinada forma. Es una fijaci¨®n con los genitales que roza lo patol¨®gico.

No me ha dicho qu¨¦ es ser trans.

Es casi m¨¢s f¨¢cil decir qu¨¦ no es. No es, o no solo, un sentimiento ni una voluntad. Es, simplemente, ser quien eres y ser nombrado como tal. Ser trans ni es un capricho ni es un suplicio. Lo trans es lo no binario. Para m¨ª, el objetivo ¨²ltimo del activismo es que no haya compartimentos estancos, que se nos deje ser a todo el mundo como sea que seamos. Aportamos m¨¢s que restamos.

?Comprende a los padres que temen que ¡°les toque¡± un hijo trans por lo que va a sufrir en la vida?

Va a sufrir de todos modos. Todos los adolescentes sufren. Ese era el dolor de mi madre en un principio. Pero, realmente, ese sufrimiento no es cosa tuya, sino del resto, que reproducimos nosotros mismos, cierto, pero que se puede cambiar. Si los padres no quieren que sufran, est¨¢ en ellos hacerles transitable su camino. El que sea.

Las operaciones son terribles.

Ya estamos opinando por ¨¦l, o ella. A lo mejor no necesita operaciones. Eso, precisamente, lo posibilita esta ley. Poder autodeterminarse sin necesidad de acreditar hormonaci¨®n o cirug¨ªas. Los genitales no nos definen m¨¢s que el ser alto o bajo o atractivo o feo para los dem¨¢s. La obsesi¨®n con los genitales nos viene de fuera.

?Considera lo suyo una mala pasada de la naturaleza?

Considero que es el mundo quien nos lo pone dif¨ªcil, pero no lo considero un h¨¢ndicap en absoluto. Es m¨¢s, a m¨ª me ha enriquecido. Hay ciertos matices de felicidad que no hubiera conocido sin ser trans: el sentirse parte de una comunidad, sentirte validado, esa complicidad instant¨¢nea que se establece con alguien que no conoces de nada, pero que matar¨ªa por ti o t¨² matar¨ªas por ¨¦l, o ella, si te pasara lo que sea.

?Tiene un trans-radar?

S¨ª. Creo que, en general, todos los grupos a los que se marginaliza generan ese tipo de estrategias de supervivencia y reconocimiento mutuo que ojal¨¢ no tuvi¨¦ramos que construir, pero que tienen una parte preciosa.

Ilustr¨® su transici¨®n mostrando su cuerpo en Twitter. ?Vanidad, autoafirmaci¨®n, activismo?

El mero hecho de existir como soy ya es activismo. Cuando hay todo un sistema para que t¨² no existas y, si existes, lleves una vida en las sombras, sin molestar, hay una especie de rebeld¨ªa en decir: mira, este soy yo, y este es mi cuerpo. Y luego no te niego que tambi¨¦n hay una parte de ego, como me pas¨¦ tanto tiempo hasta que consegu¨ª cambiar el DNI, cuando te tratan por tu nombre te dan ganas de dar las gracias, y ya no te digo cuando, alguna vez, te cae un piropo. Esas cosas, antes, para m¨ª, eran marcianas. Es una especie de segunda adolescencia, y me ha venido bien que fuera tarde, porque ya estaba maduro emocionalmente. A pesar de todo, el cambio, sobre todo, se nota por dentro.

?Es hoy como siempre quiso ser?

Siempre he sido el mismo. Ya te he dicho que no se trata de querer ser. Si te refieres al f¨ªsico, yo no ten¨ªa la t¨ªpica idea de un t¨ªo barbudo, ni muy masculino, ni muy normativo, ni muy machote. Hay mucho mito y mucho morbo tambi¨¦n sobre eso. La testosterona, en mi caso, no me dio por tener m¨¢s o menos deseo sexual. S¨ª he notado, f¨ªjate, que me cuesta m¨¢s llorar por cosas personales. Y lo de dejarme bigote fue pr¨¢cticamente por una broma con mi mujer. Adem¨¢s, le encant¨® a mi querid¨ªsima abuela, y lo llevo casi por ella.

Su abuela falleci¨® hace poco. ?Hizo falta darle explicaciones?

Hubo una cosa muy bonita con mi abuela, y con unos amigos vecinos que son casi como mis padres, y es que no hizo falta nunca explicarles nada. Si han tenido o tienen alguna pregunta, me la han hecho a m¨ª. A lo mejor se han informado a su manera o, simplemente, no les ha importado porque me ven feliz. La gente que m¨¢s me ha sorprendido es la m¨¢s sencilla, la que no me ha hecho ni una pregunta invasiva. Los mejores piropos me los echaba mi abuela: dec¨ªa que me parec¨ªa a Robert Taylor [r¨ªe]. Por suerte, lleg¨® a conocer a mi pareja, Paola, con la que estoy desde el a?o siguiente de empezar mi transici¨®n y, como me ve¨ªa tan bien y tan feliz, se muri¨® con la tranquilidad de dejarme colocado [r¨ªe].

Las autodenominadas feministas radicales sostienen que la ley borra a las mujeres, pero de los hombres trans no dicen nada.

Las que nos borran son ellas a nosotros. Porque nos consideran mujeres y porque, incluso si nos ven como hombres, creen que queremos dejar de ser mujeres porque odiamos a las mujeres, y as¨ª reforzamos su discurso. Nadie borra a nadie, sino que dejar ser a la diversidad hace feliz a m¨¢s gente. Mira, es una paranoia tan rara que a veces ni la entiendo. Esto no es una cuesti¨®n de blancos y negros. Yo, ahora, me permito ser much¨ªsimo m¨¢s femenino que antes. Algunas feministas transexcluyentes tienen unos est¨¢ndares tan estrechos de lo que es ser hombre o ser mujer que ni muchas de ellas los pasar¨ªan.

?Qu¨¦ cosas le ofenden?

Estoy muy curtido. A veces siento l¨¢stima. De las cosas que m¨¢s me molestan es que se difundan discursos de odio, o que haya mesas redondas sobre la ley trans sin una sola persona trans en la mesa. Somos. Existimos. Estamos en todas las profesiones, estamos en todos los mundos, no solo en uno. Adem¨¢s, las vidas se viven, no se debaten. ?Tiene menos legitimidad para hablar de lo trans una trabajadora sexual transexual que una acad¨¦mica de filosof¨ªa que no ha escrito nada relevante en los ¨²ltimos 20 a?os y que llama ¡°t¨ªo¡± a una mujer trans con la M de mujer en el DNI? ?De verdad? Creo que algunas le est¨¢n tratando de poner diques al mar porque saben que van a perder su cuota de poder.

?Por qu¨¦ ha luchado tanto por una ley que ya no le afecta?

Porque no quiero que ninguna persona tenga que pasar por lo que yo, aun siendo privilegiado, he pasado. No quiero que a nadie se le dilaten los tiempos si no es su deseo. No quiero que nadie tenga que hormonarse o someterse a cirug¨ªas o al criterio de un psiquiatra para demostrar nada a nadie.

?Qu¨¦ dir¨ªa a unos padres cuyo hijo o hija de 13 a?os le dice que es trans y quiere transicionar?

Que escuchen, que acompa?en y que apoyen. No va a haber mutilaciones, no es eso lo que se persigue con la ley, sino dilatar un proceso para bloquear la eclosi¨®n de la pubertad y que el ni?o pueda iniciar un camino.

Hay acciones irreversibles.

Much¨ªsimas cosas que se pueden hacer son reversibles, cualquiera que se informe lo m¨¢s m¨ªnimo lo puede ver. Una de las cosas m¨¢s llamativas de todo este debate ha sido la cantidad de bulos que circulan al respecto. De todas formas, en los poqu¨ªsimos casos en que una persona decide desandar el camino, hay que acompa?arla. En todos los casos esa persona se merece ser valorada, acompa?ada, escuchada y que nadie m¨¢s decida por ella.

?Qu¨¦ le sugiere la expresi¨®n lobby trans ? ?Conoce a alguno de sus miembros?

Muchas ganas de que alguien me financie bien financiado. En serio, me da la risa por no llorar.

?Es feliz?

Todo lo que se puede ser en este sistema que nos fastidia tanto. Pero, en lo referente a lo trans, s¨ª, desde luego. No cambiar¨ªa absolutamente nada de mi vida, salvo todo aquello que ha sido un dolor impuesto desde fuera. Estoy a gusto conmigo y con mi vida.