El ruido de la ultraderecha moviliza al colectivo LGTBI: ¡°Vamos a frenar las amenazas¡±
Miles de personas acuden en Madrid al preg¨®n de los actos del Orgullo
Mal d¨ªa para ser simpatizante de Vox. Este mi¨¦rcoles en Madrid, en el barrio de Chueca, miles de personas aplaud¨ªan frases como: ¡°no queremos discursos de odio¡±, ¡°el orgullo es una lucha que requiere de lucha cotidiana¡±, ¡°ni un paso atr¨¢s¡±, ¡°vamos a frenar las amenazas¡±, que llegaban del escenario en el que se presentaba el preg¨®n y los actos para la marcha del Orgullo del s¨¢bado, una de las que se adivinan m¨¢s masivas ¡ªen torno a un mill¨®n de personas¡ª y reivindicativas. De fondo, el ruido de la ultraderecha en su desembarco en los ayuntamientos, donde se ha dedicado a evitar que se desplegaran banderas arco¨ªris y a atacar los s¨ªmbolos de igualdad.
Esos lemas que llamaban a la defensa de los derechos conquistados eran los que coreaban a la multitud las actrices Lali Esp¨®sito, Alba Flores y Ana Wagener, que dieron el preg¨®n en el D¨ªa Internacional del Orgullo. Las protagonistas de la pel¨ªcula Te estoy amando locamente, que narra el nacimiento del movimiento LGTBIQ+ en la Sevilla de los a?os 1977 y 1978, se unieron a Manolita Chen, testigo directo de los acontecimientos que cuenta el largometraje, durante una celebraci¨®n que combina la purpurina con el ce?o fruncido ante lo que dijeron ¡°es un ataque¡± a la libertad.
En ese arranque de los actos que celebran el primer Orgullo que coincide en una precampa?a electoral especialmente bronca, por los ataques de Vox a los derechos LGTBI ante la pasividad del PP, no falt¨® la fiesta, la parranda, los minis de cerveza, los sombreros de paja y las selfis ¡°para mi marido que no pudo venir¡±. Pero este preg¨®n ten¨ªa un aire especial, m¨¢s pol¨ªtico. La sensaci¨®n de que hay mucho en juego. ¡°He venido como todos los a?os, pero soy consciente de que esta vez es distinto. Hay una amenaza real que nos obliga a unirnos y a movilizarnos de otra manera para no retroceder ni un paso en los derechos conseguidos¡±, explica Carlos, un contable de Sevilla que se enfada a medida que habla.
Los accesos a la plaza Pedro Zerolo estaba m¨¢s controlados que en ocasiones anteriores, varios filtros obligaban a los asistentes a pasar por un control policial que revisaba cada bolso. En las azoteas, hasta una decena de uniformadas segu¨ªa el preg¨®n con atenci¨®n. Horas antes, el Ministerio del Interior hab¨ªa anunciado un dispositivo especial para el desfile del Orgullo del s¨¢bado, que se espera que congregue a entre un mill¨®n y un mill¨®n y medio de personas. La polic¨ªa ha extremado la seguridad, duplicando el n¨²mero de agentes con respecto al a?o pasado: ser¨¢n 3.726, informa Patricia Ortega-Dolz.
Cuando Esp¨®sito termin¨® de hablar, el tema ¡°A qui¨¦n le importa¡±, de Alaska y Dinarama, son¨® como una liberaci¨®n y la m¨²sica festiva y electr¨®nica desvisti¨® los cuerpos que bailaban a 34 grados. Irene, de A Coru?a, luc¨ªa en la misma mu?eca varias pulseras, una de ellas era la bandera de Espa?a, y otra, la arco¨ªris.
¨D?Son incompatibles?
¨DAy, qu¨¦ va. Yo siento las dos y son ellos los que no se enteran.
El ¡°ellos¡± era como el invitado que no lleg¨® a la cena, pero del que todos hablan. La Espa?a que no cabe en la cabeza de muchos s¨ª cabe en la mu?eca de una chica de 26 a?os.
Sprays de agua contra el calor, abanicos y gente en los balcones con torso desnudo animaban una plaza que parec¨ªa el resumen de una ¨¦poca. El sonido, y, por tanto, el mensaje que sal¨ªa de la tribuna principal, estaba limitado por razones legales, tal y como advert¨ªan un cartel de la organizaci¨®n, pero los bares ten¨ªan permiso para abrir dos horas m¨¢s.
La actitud beligerante de la ultraderecha se ha centrado estos d¨ªas en las banderas arco¨ªris, impidiendo que se cuelguen en algunos parlamentos regionales ¡ªal menos tres: Comunidad Valenciana, Baleares y Castilla y Le¨®n¡ª y ayuntamientos ¡ªValladolid, Alcal¨¢ de Henares o Boadilla del Monte, entre otros¡ª. Tambi¨¦n lo han intentado en Navarra y en Zaragoza. Mientras, el PP ha reivindicado su ¡°compromiso¡± con el colectivo LGTBI, pese a cogobernar o pactar con Vox en las instituciones en las que no se han colocado las ense?as.
Todo esto, en un contexto de tendencia ascendente de los delitos de odio contra las personas LGTBI: en 2021, Interior registr¨® un aumento de casi un 70% en los delitos contra la orientaci¨®n sexual en Espa?a. Tendencia que el Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha achacado a un mayor n¨²mero de denuncias, pero tambi¨¦n a la mayor crispaci¨®n pol¨ªtica, agudizada por los duros discursos de la ultraderecha.
El Orgullo m¨¢s cr¨ªtico
A la misma hora, en otro punto de la capital, se concentraban este mi¨¦rcoles grupos de gente con banderas de colores, brillos y bolsos con el arco¨ªris. Lo hac¨ªan en honor a las revueltas de 1969 en el bar neoyorquino de Stonewall, y los convocaba la Plataforma Orgullo Cr¨ªtico, que agrupa colectivos que critican el capitalismo que impregna la celebraci¨®n tradicional. El lema era Contra la crisis, Orgullo e Insurrecci¨®n. V¨ªctor Duque (42 a?os) trabaja en el sector del turismo, pero hoy acude a la manifestaci¨®n de la mano de la fundaci¨®n Eddy G, que acoge a personas LGTBI que han sufrido violencia intrafamiliar. ¡°Ambas manifestaciones son importantes, una es m¨¢s festiva que la otra, pero esta es necesaria porque reivindican y rinden homenaje a los que vinieron antes¡±, cuenta.
En la plaza de Cuatro Caminos ondean todo tipo de banderas: la trans, la bisexual, la no binaria, la lesbiana, la arco¨ªris. De hecho, otra de las reivindicaciones del Orgullo cr¨ªtico es la falta de diversidad que, a su juicio, exhibe el Orgullo tradicional: hombres blancos cisg¨¦nero gais. Las camisetas que reclaman que acabe la homofobia se mezclan con pancartas que denuncian el pinkwashing (el uso de la bandera arco¨ªris con fines comerciales) de la manifestaci¨®n estatal organizada por el MADO, el Orgullo de Madrid. En la cuatro salidas del metro no cabe ni un alma m¨¢s, pero siguen saliendo de la boca del metro, llenando la glorieta.
Zira Rivera tiene 31 a?os, va con una pancarta que reclama los derechos de las personas racializadas, no blancas. ¡°Tenemos que participar en las conversaciones sobre las personas LGTBI. No solo somos nuestro color de piel¡±, apunta. Es la primera vez que acude a la manifestaci¨®n convocada por Orgullo Cr¨ªtico y, aunque cree que es un buen espacio para que personas como ella se sientan incluidas, va alerta. Duque, que acude con la fundaci¨®n Eddy G, incide en la situaci¨®n pol¨ªtica en la que se encuentra Espa?a. ¡°Cada vez que hay elecciones, los derechos de las personas del colectivo se cuestionan. Que se juegue con nuestras vidas es deleznable¡±, afirma tajantemente.
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