?Bendiciones clandestinas a parejas homosexuales?
Me ha sorprendido el entusiasmo generalizado con el que ha sido acogida la ¨²ltima decisi¨®n del Vaticano, que mantiene la discriminaci¨®n sobre las personas no heterosexuales
Me ha sorprendido el entusiasmo generalizado con el que ha sido acogida por propios y extra?os la Declaraci¨®n del Dicasterio para la Doctrina de la Fe Fiducia supplicans (= Confianza suplicante) sobre las bendiciones a las parejas ¡°en situaciones irregulares¡± y a las parejas del mismo sexo, cuando se trata, a mi juicio, de un documento discriminatorio dentro de la Iglesia cat¨®lica.
En el documento se manti...
Me ha sorprendido el entusiasmo generalizado con el que ha sido acogida por propios y extra?os la Declaraci¨®n del Dicasterio para la Doctrina de la Fe Fiducia supplicans (= Confianza suplicante) sobre las bendiciones a las parejas ¡°en situaciones irregulares¡± y a las parejas del mismo sexo, cuando se trata, a mi juicio, de un documento discriminatorio dentro de la Iglesia cat¨®lica.
En el documento se mantiene intacta la teolog¨ªa tradicional del matrimonio, que define a este como la ¡°uni¨®n exclusiva, estable e indisoluble entre un var¨®n y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos [¡]. Esta convicci¨®n est¨¢ fundada sobre la perenne doctrina cat¨®lica del matrimonio. Solo en este contexto las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, adecuado y plenamente humano¡±. Esta afirmaci¨®n constituye la clave de toda la Declaraci¨®n y viene a justificar el rechazo de otras formas de matrimonio, incluida la del mismo sexo, que est¨¢n reconocidas por ley en varios pa¨ªses. Se afirma con claridad meridiana: las bendiciones ¡°no pretenden la legitimidad de su propio status¡±.
El adjetivo ¡°perenne¡± excluye toda posibilidad de cambio en la doctrina y puede desembocar en fundamentalismo. La Declaraci¨®n rechaza expresamente el divorcio incurriendo en una contradicci¨®n manifiesta ya que la propia Iglesia cat¨®lica lo practica de manera sistem¨¢tica, si bien encubierto bajo la f¨®rmula de anulaci¨®n matrimonial. Vuelve a la doctrina de la procreaci¨®n como fin del matrimonio y solo reconoce las relaciones sexuales dentro del matrimonio consider¨¢ndolas como algo ¡°natural, adecuado y plenamente humano¡±. ¡°La Iglesia ¨Dafirma¨D siempre ha considerado moralmente l¨ªcitas solo las relaciones que se viven dentro del matrimonio¡± (n 11). ?Quiere esto decir que las relaciones sexuales fuera del matrimonio son moralmente il¨ªcitas, antinaturales, inadecuadas y no humanas?
Pero quiz¨¢ donde se aprecia la argumentaci¨®n m¨¢s falaz es cuando infundadamente afirma que ¡°esta es la comprensi¨®n del matrimonio ofrecido por el Evangelio¡± (n. 5). No existe texto alguno del Evangelio que ofrezca esta definici¨®n del matrimonio.
Entrando ya en el tema de las bendiciones a personas en situaciones irregulares y a personas del mismo sexo, todas son prevenciones, limitaciones y cortapisas. Se habla de posibilidad, no de realidad. Considera inadmisibles los ritos y las oraciones que puedan crear confusi¨®n con lo constitutivo del matrimonio. La bendici¨®n nunca podr¨¢ realizarse al mismo tiempo que los ritos civiles de uni¨®n, ni en conexi¨®n con ellos. Tampoco podr¨¢ hacerse con las vestimentas, los gestos o las palabras propias de un matrimonio, Deber¨¢ evitarse, asimismo, cualquier forma de esc¨¢ndalo o que la bendici¨®n se convierta en un acto lit¨²rgico semejante a un sacramento.
?A qu¨¦ quedan reducidas, entonces, las bendiciones? A un simple recurso pastoral, equiparable a actos de piedad o devocionales. Con tantas cortapisas, m¨¢s que de un acto de acogida en el seno de comunidad cristiana de las parejas del mismo sexo y de las personas divorciadas vueltas a casar en condiciones de igualdad, parece que estamos ante unas bendiciones clandestinas y vergonzantes, celebradas en la m¨¢s absoluta privacidad, sin sentido festivo, ni luz ni taqu¨ªgrafos.
Esto implica una clara discriminaci¨®n en funci¨®n de la orientaci¨®n sexual. Mientras que las parejas heterosexuales cristianas pueden acceder a la celebraci¨®n del sacramento del matrimonio con toda solemnidad, las homosexuales y las divorciadas vueltas a casar tienen que conformarse con una ceremonia llena de restricciones. Se produce as¨ª una doble categor¨ªa de cristianos y cristianas: la de primera, que corresponde a las personas heterosexuales, y la de segunda, que incluye a personas de otras orientaciones sexuales.
Con este doble rasero se incurre en una contradicci¨®n manifiesta, ya que la teolog¨ªa cristiana afirma la igualdad de todas las personas cristianas por el bautismo, lo que implica el igual acceso a todos los sacramentos. La pr¨¢ctica de las bendiciones, junto a otras pr¨¢cticas discriminatorias como la oposici¨®n entre cl¨¦rigos y laicos y la exclusi¨®n de las mujeres de los espacios de responsabilidad, refuerza la desigualdad estructural que reina hoy en la Iglesia cat¨®lica.
Otro ejemplo de discriminaci¨®n de la Declaraci¨®n es la expresi¨®n ¡°parejas en situaciones irregulares¡± en referencia a las personas divorciadas y vueltas a casar. ?Con qu¨¦ criterio se considera irregulares estas situaciones, cuando est¨¢n reconocidas por ley en la mayor¨ªa de los pa¨ªses? Creo, en fin, que la Declaraci¨®n vaticana sobre ¡°las bendiciones¡± no constituye avance alguno en el camino hacia la igualdad en la Iglesia cat¨®lica.