Un entrenador de baloncesto de Granada, investigado por delitos contra la libertad sexual de tres menores
Los padres de uno de los jugadores denunciaron ante la polic¨ªa tras ver unas conversaciones de WhatsApp con el t¨¦cnico
La habitual tranquilidad de un modesto club de baloncesto de Granada salt¨® por los aires el pasado 21 de enero. Esa tarde, una familia mostr¨® a la presidenta de la entidad una serie de pantallazos de WhatsApp con conversaciones de uno de los entrenadores hacia un jugador, menor de edad. Aquello presentaba indicios de delito sexual sobre el joven y los padres tomaron la ¨²nica decisi¨®n posible, denunciarlo ante la polic¨ªa. El club, por su parte, abri¨® un protocolo de actuaci¨®n al amparo de la Ley de Protecci¨®n Integral a la Infancia y a la Adolescencia frente a la Violencia o ley Rhodes. D¨ªas despu¨¦s, la polic¨ªa consider¨® que los indicios que ten¨ªan eran suficientemente s¨®lidos para detener al entrenador y llevarlo delante de un juez.
Tras testificar, el 4 de febrero, el magistrado dict¨® libertad provisional en condici¨®n de investigado para el entrenador. Ahora, 10 d¨ªas m¨¢s tarde, son ya tres los menores que habr¨ªan sido agredidos, aunque el juez a¨²n no ha definido con exactitud los delitos.
Seg¨²n fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa, los tres menores a¨²n no han prestado declaraci¨®n judicial y se espera que sean llamados a hacerlo en fechas pr¨®ximas. Por otro lado, la Fiscal¨ªa tiene a¨²n que decidir si informa positiva o negativamente sobre la petici¨®n policial de que se vuelquen los datos del tel¨¦fono m¨®vil del investigado en busca, previsiblemente, de mensajes similares a los ya conocidos por los agentes y el juez.
Por parte del club, este diario ha podido hablar con un miembro de su junta directiva y, a la vez, responsable de la defensa de los menores en caso de posibles casos de violencia sexual. Este directivo, que prefiere salvaguardar su nombre para proteger al equipo y a todos sus jugadores y entrenadores, explica la secuencia de lo ocurrido desde que se tuvo noticias de aquellos mensajes originales. ¡°La presidenta me llama aquella noche para decirme que hay un problema gordo que hay que hablar en persona¡±.
Fue entonces cuando le coment¨® la denuncia de la familia apoyada en unos mensajes de m¨®vil. Hasta ese momento, la familia del menor a¨²n no hab¨ªa acudido a la polic¨ªa. El club fue el primero en conocer esos indicios. ¡°Me di cuenta inmediatamente de que hab¨ªa que abrir el protocolo y convoqu¨¦ al entrenador¡±, explica el directivo. ¡°No le dej¨¦ que me contara los detalles porque, como club, con lo que hab¨ªa visto ya ten¨ªa suficiente para tomar una decisi¨®n. Solo le ped¨ª que corroborara mi impresi¨®n y me dijo que s¨ª, que estaba en lo cierto y que estaba dispuesto a declarar ante la polic¨ªa¡±. A partir de ah¨ª, comenta este responsable y fundador del club, ¡°complet¨¦ el expediente interno y esper¨¦ a que la polic¨ªa me dijera que pod¨ªa echarlo¡±, lo que ocurri¨® en cuanto lo detuvieron, unos d¨ªas despu¨¦s.
Los diferentes equipos del club, asegura este directivo, ¡°siguen con su rutina y su tranquilidad, todos¡±. Hace unos d¨ªas, enviaron una circular a sus miembros, padres y madres, inform¨¢ndoles de lo ocurrido. En ese comunicado dicen que, tras estudiar el asunto, llegaron a ¡°unas conclusiones inequ¨ªvocas¡± y que al acudir a la Polic¨ªa Nacional con el primer caso, aparecieron nuevas v¨ªctimas, que son las tres que hay identificadas en este momento.
El club explica, adem¨¢s, que cada a?o informan a entrenadores y padres de la existencia de dos protocolos ¨Ccontra la violencia en la infancia y la adolescencia y contra el acoso laboral¨C. Tras lo ocurrido, los dirigentes han tomado adem¨¢s la decisi¨®n de contratar una psic¨®loga para que imparta una charla a todos los miembros del club sobre c¨®mo detectar comportamientos inaceptables hacia los miembros del club. En la investigaci¨®n que lleva a cabo este peri¨®dico sobre abusos en el deporte se han contabilizado ya 220 casos y 1.215 v¨ªctimas.
Si conoce alg¨²n caso de abusos en el deporte espa?ol que no haya visto la luz, puede escribir a: abusos@elpais.es