Las mujeres conquistan el campo
La brecha de g¨¦nero se ha reducido para las trabajadoras rurales: solo son un 9% menos que sus compa?eros, frente a la diferencia del 23,3% que hab¨ªa en 2011. As¨ª viven las ganaderas, veterinarias, agricultoras y emprendedoras que desarrollan sus propios proyectos empresariales
Uno de los peores recuerdos laborales de la veterinaria Chus Fern¨¢ndez (Vigo, 49 a?os) fue cuando, pocos a?os despu¨¦s de licenciarse y en una cuadra a oscuras, un ternero puso su vida en peligro al levantarla, de un cabezazo, del suelo. Ella estaba aterrorizada y el ganadero que le acompa?aba, en vez de ayudarla, se empez¨® a re¨ªr. Fern¨¢ndez est¨¢ segura de que aquellas carcajadas derivaban de su g¨¦nero, ¡°como si por ser mujer no supiera manejar la situaci¨®n¡±, rememora. Para esta gallega qued¨® solo como una mala an¨¦cdota en una ¨¦poca (hace unos 22 a?os) en la que la presencia profesional femenina en el campo no era com¨²n y el trato con mujeres por parte de un sector mayoritariamente masculinizado era inusual. ¡°Ahora, en cambio, la mujer tiene mucha presencia¡±, empieza, aunque rectifica. ¡°Bueno, siempre lo tuvo, pero ahora es visible¡±.
La tasa de empleo rural seg¨²n g¨¦nero era, en 2011 de 23,3 puntos porcentuales a favor de los hombres, seg¨²n el primer Diagn¨®stico de la igualdad de g¨¦nero del medio rural elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n. En 2021 esa brecha se hab¨ªa reducido en 14 puntos, hasta el 9%. No obstante, las diferencias se han acortado en esos 10 a?os porque, adem¨¢s, ha bajado la tasa de empleo masculina.
Cuando Fern¨¢ndez empez¨® en el sector notaba algunas miradas de desaprobaci¨®n o duda. Esos juicios se han disipado con el paso del tiempo. En 2003 entr¨® como empleada en Pascual, se mud¨® a Aranda de Duero (Burgos) y es su responsable de Calidad y Seguridad Alimentaria. Adem¨¢s, coordina los laboratorios de patolog¨ªa: ¡°Informamos a los ganaderos para que su trabajo sea adecuado y as¨ª prevenir enfermedades y tratar a los animales¡±. Gran parte de su d¨ªa a d¨ªa se dedica a evaluar y controlar que los procesos que se siguen son correctos. En su rutina cada vez se incorporan m¨¢s compa?eras. ¡°Es muy esperanzador¡±, explica. Precisamente en Pascual trabaja con otras cuatro mujeres a su cargo, algo en l¨ªnea con el III Plan de Igualdad presentado por la compa?¨ªa para el periodo 2022-2026, centrado en integrar el principio de igualdad de trato y oportunidades, garantizar la ausencia de discriminaci¨®n y eliminarla de los procesos de promoci¨®n interna y selecci¨®n.
El aumento de la representaci¨®n femenina
Un ejemplo de esa incorporaci¨®n de la mujer al campo es el de Charo Arredondo, de 65 a?os, y su hija, Mar¨ªa G¨®mez. Ambas llevan los mandos de su propia ganader¨ªa. Tienen 160 vacas en La Revilla, una localidad del municipio de Soba (Cantabria). Arredondo hered¨® el amor por los animales de sus antepasados: ¡°Mi abuela y mi madre trabajaban, pero el mando en la ganader¨ªa lo llevaban mi abuelo o mi padre. Ellas no ten¨ªan poder de decisi¨®n¡±, explica. Ella rompi¨® esa costumbre. ¡°Siempre he sido inquieta y curiosa. He trabajado mucho en el sindicato. Todos eran hombres. Mi madre se preocupaba y yo siempre la calmaba. Mis compa?eros nunca me infravaloraron¡±, admite.
Fue la primera mujer presidenta de una cooperativa agroalimentaria de Espa?a en 2000, y actualmente forma parte de la ejecutiva estatal de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). ¡°Aparte de la labor en mi pueblo, voy a Madrid a participar en plenos con gente de todas las comunidades aut¨®nomas, me re¨²no con el Ministerio para defender mi sector porque yo soy la responsable de leche y de vacuno, e incluso he ido a Bruselas a hablar de la industria¡±, enumera. Durante los primeros 15 a?os, en esa ejecutiva, Arredondo fue la ¨²nica mujer entre sus ocho miembros, aunque afirma: ¡°Siempre me he sentido como una igual¡±. Los ¨²ltimos tres a?os la situaci¨®n ha cambiado: ya son tres mujeres.
Esta ganadera ha conquistado esos espacios por su ¨ªmpetu y las circunstancias. ¡°Empec¨¦ a trabajar con mi marido, tuvimos dos hijos que se llevan a?o y medio y, cuando el mayor ten¨ªa 14 a?os, mi esposo enferm¨® de las caderas¡±, cuenta. El trabajo de las vacas, el tractor y los ni?os pas¨® a recaer en ella. El chico decidi¨® estudiar Sociolog¨ªa y su hija hizo un grado superior, pero hab¨ªa heredado su amor por el campo. Arredondo recuerda las palabras de Mar¨ªa por entonces: ¡°?Con lo bien que estaba yo orde?ando contigo!¡¯, me dec¨ªa¡±. Finalmente, Mar¨ªa se cas¨® y, junto a su marido, se decantaron por seguir los pasos de su madre. Ahora, dos mujeres y un hombre llevan adelante esta explotaci¨®n.
Seg¨²n el informe Emprendedoras rurales en Espa?a, elaborado por el Observatorio del Emprendimiento de Espa?a (GEM), Arredondo y su hija pertenecen a ese 20% de la poblaci¨®n femenina que se encuentra en un proceso emprendedor. De ellas, el 8,1% son mujeres establecidas en zonas rurales que cuentan con un negocio de m¨¢s de tres a?os y medio de vida -una cifra muy cercana a la de los hombres, que son un 9,1%-. Ese 8,1% supone una diferencia notable respecto a las zonas urbanas, donde las emprendedoras con estas empresas consolidadas suponen solo el 5,5%.
El reparto de tareas
¡°En nuestra zona la mujer siempre ha sido parte importante por su labor en el campo¡±, explica Cecilia Castro, due?a junto a su marido Jos¨¦ Manuel P¨¦rez de la ganader¨ªa Pecas (el nombre viene del juego de palabras de sus apellidos). Nacida en Villaquejida, el pueblo al sur de Le¨®n donde desempe?a su oficio, Castro se ha desenvuelto con animales desde ni?a. ¡°Yo a mis vacas las entiendo perfectamente y tengo con ellas una conexi¨®n¡±, apunta sobre el aspecto que m¨¢s valora de su trabajo. ¡°Creo que tiene que ver un poco con el instinto maternal¡±, contin¨²a.
Castro tambi¨¦n se encarga de la burocracia, y su esposo mantiene maquinaria y se ocupa de los trabajos de campo, como labrar, sembrar y recoger en los terrenos que tienen en propiedad. ¡°Pero al final, la convivencia con los animales es la base fundamental, porque es un trabajo muy duro. Si no fuera por esa conexi¨®n que tienes con ellos, no lo har¨ªas¡±, defiende esta ganadera de 52 a?os que es proveedora de Leche Pascual.
A su alrededor, la leonesa percibe que una de las grandes dificultades en el sector es que hay compa?eros que desean formar una familia, pero que no encuentran una pareja que se adapte a las condiciones del campo. ¡°Todo el mundo quiere tener m¨¢s calidad de vida¡±, asegura Castro, y se?ala que la brecha entre hombres y mujeres puede deberse a la resistencia f¨ªsica. En ese sentido, le parece justificado que haya menos emprendedoras: ¡°Hay muchas trabajadoras que no quieren replicar las vidas tan sacrificadas de sus madres o sus hermanas mayores¡±.
No obstante, hay mujeres j¨®venes que prefieren trabajar en entornos rurales, como la agricultora Laura Gonz¨¢lez (Arabayona de M¨®gica, Salamanca, 29 a?os). Si bien cuando era ni?a rehu¨ªa de hacer tareas del campo porque ¡°eran una obligaci¨®n¡±, empez¨® a disfrutarlo junto a su familia. ¡°Al final no es algo que eliges, sino algo que aprendes¡±, concluye. Ella se encarga de labrar las tierras y ayudar a poner los cultivos de cobertura (los que se a?aden al principal para aumentar la fertilidad del suelo). En su caso, nunca ha percibido ninguna diferencia entre g¨¦neros, tiene como ejemplo a sus padres. ¡°Yo pienso que si una persona quiere puede conseguir lo que se proponga¡±, sostiene la profesional, proveedora de Vivesoy.
A pesar de las dificultades existe una vocaci¨®n que anima a estas trabajadoras a liderar sus proyectos. Este vigor se puede resumir en una frase que Charo Arredondo repite cada vez que tiene la oportunidad: ¡°Si volviera a nacer, si me dieran esa oportunidad de volver a vivir otra vida, repetir¨ªa lo que he hecho. Volver¨ªa a dedicarme al campo¡±.