¡°Me sent¨ª solo 17 a?os¡±. La batalla por romper con el aislamiento
Seg¨²n los expertos, la soledad no deseada es uno de los fen¨®menos sociales m¨¢s acuciantes de este tiempo. Entra?a riesgos para la salud f¨ªsica y mental y su incidencia es mayor en las ciudades, donde surgen distintos servicios para detectarla y combatirla

Alberto (nombre ficticio) afirma que durante 17 a?os se sinti¨® muchas veces solo. Madrile?o de 60 a?os, residente en Vallecas (Madrid) y aficionado al Rayo y los programas radiof¨®nicos deportivos, la obesidad m¨®rbida que padec¨ªa no le permit¨ªa salir de la cama. ¡°Me he tirado a?os sin pisar la calle. Solo en casa con mi madre, que tampoco se pod¨ªa mover, pendiente de ella dentro de mis posibilidades¡±, explica. Madre e hijo pasaron muchos d¨ªas tumbados, cada uno en su cama, viendo la televisi¨®n por separado. Pese a compartir techo, Alberto se percib¨ªa aislado. La sensaci¨®n se agrav¨® cuando su madre falleci¨® en 2018. ¡°Me qued¨¦ sin saber qu¨¦ hacer. Se me pas¨® la vida un poco¡±, afirma.
Como Alberto, casi cinco millones de personas viven solas en Espa?a, seg¨²n el INE. Pero no todos han experimentado una soledad no deseada. Ignacio Gamboa, director t¨¦cnico de Servicios Sociales de Clece, define este fen¨®meno: ¡°Es la diferencia entre c¨®mo esperamos relacionarnos y c¨®mo percibimos que nos estamos relacionando. Es un sentimiento, no solo una realidad f¨ªsica objetiva¡±.
En Madrid, la urbe de 3,5 millones de habitantes donde reside Alberto, uno de cada diez ciudadanos afirma haberse sentido solo siempre, casi siempre o bastantes veces, seg¨²n estima el ¨²ltimo informe de Madrid Salud sobre la materia. Elisa Lillo, jefa de la Unidad T¨¦cnica de Apoyo de este ente p¨²blico, que ha desarrollado un plan para su prevenci¨®n en los 21 distritos de la capital, incide en que crece la prevalencia y la preocupaci¨®n por esta enfermedad silenciosa: ¡°Como con otras causas sociales, observamos cambios graduales, pero palpables. Cada vez somos m¨¢s conscientes. Entra?a grandes riesgos para la salud f¨ªsica y emocional¡±.
Qui¨¦n est¨¢ solo y por qu¨¦
Seg¨²n los expertos, la soledad no deseada se multiplica y extiende por distintos estratos sociodemogr¨¢ficos y geogr¨¢ficos. La pandemia ha disparado el fen¨®meno. Seg¨²n el informe Espa?a 2020, elaborado por la Universidad Pontificia de Comillas, el 11% de los encuestados aseguraron sentir una acusada soledad tras la epidemia de covid-19, frente al 5,2% previo. Aunque el perfil predominante se aproxima al caso de Alberto, una persona mayor que reside en una ciudad, este sentimiento es m¨¢s diverso que nunca. ¡°Afecta tanto a las personas que viven en sus domicilios como a aquellas que conviven en residencias, a los migrantes, a las personas con discapacidad, a los parados de larga duraci¨®n, a las personas desahuciadas¡±, enumera Ignacio Gamboa. ¡°Son colectivos vulnerables que, adem¨¢s, sienten cierta verg¨¹enza a la hora de contar que se sienten solos, por lo que muchas veces optan por un silencio que puede derivar en una espiral de apat¨ªa y aislamiento¡±.
Esta sensaci¨®n tambi¨¦n florece en situaciones cotidianas. Cuando los hijos se van de casa, aparece el s¨ªndrome del nido vac¨ªo, un escenario en el que los progenitores se ven carentes de un prop¨®sito vital. Sucede algo similar con las jubilaciones o los divorcios. Jos¨¦ ?ngel Palacios, director de Comunicaci¨®n de Grandes Amigos, una asociaci¨®n dedicada a la detecci¨®n y el combate de este fen¨®meno, entiende que una casu¨ªstica tan amplia tiene que cambiar la conversaci¨®n: ¡°Estigmatizar la soledad la agrava. Hay que naturalizarla y hablar de ella como parte intr¨ªnseca de la vida, como un problema social y de salud por el que todos pasaremos. No es exclusiva de la vejez¡±.
Los expertos ubican el principal campo de batalla en las ciudades, sobre todo en las de mayor tama?o. En ellas vive el 80% de la poblaci¨®n espa?ola, seg¨²n el INE. Como alerta Guillermo Fouce, psic¨®logo y presidente de Psicolog¨ªa Sin Fronteras: ¡°Estamos rodeados de gente, pero nos sentimos solos. Lo vemos con los j¨®venes: sus relaciones son l¨ªquidas e inconstantes, no cubren sus necesidades de afecto. Vivimos en un mundo individualizador que agrava estas cuestiones. Tenemos unos ¨ªndices de suicidio disparados¡±. Incluso la urbanizaci¨®n juega un papel en el aislamiento del ciudadano. ¡°En las megal¨®polis no tienes familiares a mano. A veces tienes que hacer grandes trayectos para ver a un amigo. Por eso cada vez cobra m¨¢s importancia la red vecinal¡±, apunta Jos¨¦ ?ngel Palacios.
Detectarla y combatirla
Alberto, que tiene una discapacidad f¨ªsica reconocida, recibe cuidados diarios del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) en la ciudad de Madrid. Tras una operaci¨®n de reducci¨®n de peso ya es capaz de salir a pasear con su andador. Asegura que ahora se encuentra menos solo. Tiene alguien con quien charlar, y los fines de semana participa en actividades l¨²dicas y culturales promovidas por el SAD: hace poco fue al Museo del Traje y estos d¨ªas acudir¨¢ a la pradera de San Isidro. Adeline da Silva, de 33 a?os, es una de las auxiliares de Clece ¨Cla adjudicataria de estos servicios en ocho distritos de la capital¨C que le asiste en el d¨ªa a d¨ªa: aseo, movilidad, limpieza. Han trabado amistad: ¡°Hablamos de todo, es una relaci¨®n profunda. ?l se siente menos solo y yo, tambi¨¦n¡±, explica.
La atenci¨®n a domicilio es una de las prestaciones municipales que contribuye a paliar la soledad no deseada. Incluye tres servicios esenciales: teleasistencia ¨Cun sencillo sistema de alarma para las personas cuidadas¨C, catering ¨Cque provee de comida en el lugar de residencia¨C y ayuda a domicilio ¨Clos cuidados que recibe Alberto: atenci¨®n personal y dom¨¦stica¨C. De tramitaci¨®n sencilla, pero no siempre conocida, a esta ayuda municipal pueden acceder mayores, familias desestructuradas, personas con discapacidad o j¨®venes en situaci¨®n de vulnerabilidad. ¡°Es un primer nivel de atenci¨®n a las personas que comienzan a perder su autonom¨ªa o se encuentran en una situaci¨®n de vulnerabilidad¡±, subraya Ignacio Gamboa.
En esta labor de detecci¨®n cobra cada vez m¨¢s importancia las redes de apoyo comunitarias. Madrid Vecina, un programa impulsado por Grandes Vecinos y el Ayuntamiento de Madrid, trabaja para implicar al mayor n¨²mero de antenas posible, es decir, personas que alertan de casos de soledad no deseada: tenderos, porteros, comercios, vecinos, asociaciones¡ Por el momento, acumulan 212 detectores en los distritos de Arganzuela, Villaverde, Retiro y Centro: ¡°La idea es que la gente de toda la vida del barrio est¨¦ un poco m¨¢s pendiente de los mayores e informen de situaciones sospechosas¡±, explica Jos¨¦ ?ngel Palacios. Un ejemplo: una se?ora que desde hace unos d¨ªas no pasa por su carnicer¨ªa habitual del mercado, una circunstancia que un tendero puede detectar con facilidad.

Esa implicaci¨®n ciudadana se extiende a todos los estamentos. Explica Guillermo Fouce que, desde la fundaci¨®n Psicolog¨ªa Sin Fronteras, trabajan con directores de colegios para ayudar a los j¨®venes que sienten aislamiento: ¡°Hacemos una intervenci¨®n directa. Tratamos de alejarles de distracciones como el m¨®vil, a veces, causa principal de esa desvinculaci¨®n de los dem¨¢s. Una vez rota esa din¨¢mica, les hacemos ver que no est¨¢n solos, que no ¡®eres t¨² y tus circunstancias¡¯. Que tienes que compartirlo con los dem¨¢s¡±.
Madrid Salud, el ¨®rgano del Ayuntamiento por la promoci¨®n de la salud p¨²blica y la sostenibilidad en la ciudad, es otro de los colaboradores en esta misi¨®n com¨²n contra la soledad no deseada. Impulsa eventos deportivos, culturales y sociales para conectar a distintas generaciones y fomentar interacciones que no se dan de manera natural. ¡°El objetivo es poner la mirada en el vecino y crear un ambiente de apoyo cercano y accesible¡±, detalla Elisa Lillo, del Departamento T¨¦cnico. El organismo habilita el tel¨¦fono 010 para obtener informaci¨®n y apuntarse a sus actividades.
Como en muchas Comunidades Aut¨®nomas, tambi¨¦n est¨¢n a disposici¨®n del ciudadano los centros de prevenci¨®n del deterioro cognitivo, centros para j¨®venes y centros de salud municipales, recursos donde la soledad no deseada se trata de una forma cada vez m¨¢s espec¨ªfica. A este abanico se suman, en algunos casos, el uso de nuevas tecnolog¨ªas. En Getafe (Madrid), donde Guillermo Fouce es coordinador t¨¦cnico en el ¨¢rea de Salud y Consumo, se utilizan sistemas para medir el consumo de agua o de energ¨ªa en una vivienda, indicadores que si caen pueden describir una situaci¨®n anormal.
El desaf¨ªo com¨²n es emular las redes de cuidado que se dan con mayor naturalidad en el mundo rural, donde la soledad no deseada incide en menor medida. ¡°Hay una vigilancia org¨¢nica, una ayuda mutua m¨¢s cercana. Somos menos, nos conocemos m¨¢s¡±, explica Guillermo Fouce. A?ade que, aunque existen recursos para combatirla, como los bancos m¨®viles, los bibliobuses o los teatros, existe cierta carest¨ªa de algunos recursos habituales de la ciudad, como hospitales, centros de d¨ªa y de salud, casi siempre situados en municipios cabeza de comarca, lo que implica traslados y m¨¢s log¨ªstica.
Educaci¨®n para la soledad
Alberto explica que, cuando lleg¨®, no supo manejar la soledad: ¡°Aparte de mi hermana, no ten¨ªa a nadie m¨¢s. Me ve¨ªa en un t¨²nel con una luz muy al fondo¡±. Palacios cree que no nos educan para sentirnos solos, una ense?anza vital en un mundo cada vez m¨¢s envejecido: ¡°Hay que aprender a gestionar la soledad: saber que nos tocar¨¢ en alg¨²n momento, no sufrir esas frustraciones de ¡®no tengo esa vida social que me gustar¨ªa¡¯, saber mostrar vulnerabilidad¡±.
En la sociedad del futuro, la baja natalidad provocar¨¢, en muchas ocasiones, que las personas m¨¢s cercanas que tengamos no sean nuestros hijos. Grandes Amigos organiza, precisamente, acompa?amientos voluntarios en los que un joven pasa tiempo con una persona mayor, reforzando as¨ª esa red comunitaria. ¡°Mucha gente acompa?ada son hijos ¨²nicos. No han tenido pareja o descendencia. A veces estamos deseando que acabe el trayecto en el ascensor con el vecino, pero tenemos m¨¢s confianza con alguien que jam¨¢s hemos visto m¨¢s all¨¢ de la red¡±, prosigue Palacios.
Saber apreciar las vivencias de una persona que se ha sentido sola amortigua el peso de este fen¨®meno; es un paso m¨¢s en su naturalizaci¨®n. Jos¨¦ ?ngel Palacios afirma que j¨®venes y mayores, los que m¨¢s sufrieron durante la pandemia, ofrecieron una lecci¨®n valiosa acerca de la soledad: ¡°Los j¨®venes hablaron sin tab¨²s de temas tan complicados como la depresi¨®n por sentirse aislados. Y los mayores nos hicieron poner en perspectiva lo que de verdad es un problema¡±. Los expertos coinciden en que el pr¨®ximo paso es que la soledad no deseada est¨¦ en el centro del debate p¨²blico: ¡°Es un fen¨®meno transversal a todas las edades y territorios del pa¨ªs. Es uno de los retos m¨¢s urgentes que tenemos¡±, incide Gamboa. Palacios concluye: ¡°Debe ser como el cambio clim¨¢tico o la igualdad. Todav¨ªa no est¨¢ en esa categor¨ªa¡±.