C¨®mo transformar una monta?a de basura en un pulm¨®n verde
Recuperaci¨®n de vertederos, huertos comunitarios y mobiliario urbano reciclado. As¨ª hacen ecolog¨ªa cotidiana los habitantes de Bullas (Murcia), un municipio vitivin¨ªcola de 12.000 habitantes
Bullas es la puerta del noroeste murciano, una parte de la regi¨®n donde hace fresco por las noches y el calor no agobia en verano. Desde la torre del reloj del pueblo se observan cerros, vi?edos y casas bajas. De tanto en tanto se oyen las campanadas y una moto lejana resuena. Son cerca de las tres de la tarde y sus cerca de 12.000 habitantes terminan de comer. La escena podr¨ªa pertenecer a cualquier otro municipio peninsular, pero en un paseo por sus calles surgen elementos insospechados. Una rotonda de vidrio reutilizado y un viejo dep¨®sito de aceite reconvertido en parada de autob¨²s. En las afueras hay impecables huertos comunitarios. Y en lo alto de una loma se alza una arboleda que hace poco era una monta?a de basura.
Bullas se distingue por una apuesta ambiental cotidiana y muy pr¨¢ctica. Llevan a?os lanzando peque?as iniciativas para mejorar y cuidar su entorno, del que depende gran parte de su actividad econ¨®mica, basada en el cultivo de la vid y la producci¨®n de un vino con denominaci¨®n de origen hom¨®nima. ¡°Nos caracterizamos por una cantidad de naturaleza que no es tan normal en esta zona de la regi¨®n¡±, explica Mar¨ªa Dolores Mu?oz, alcaldesa del municipio. ¡°E Intentamos que la gente sea conocedora de lo que tiene, de la riqueza y la suerte que tiene de vivir en en pueblo como este. Y que lo cuidemos entre todos¡±.
En esta serie de intervenciones destaca la recuperaci¨®n del vertedero, una pila de escombros acumulados que la administraci¨®n local transform¨® en un peque?o bosque. De lo que fue solo queda una rueda y unos cascotes, una estatua a modo de recuerdo. ¡°Esto era un punto negro. Aqu¨ª no ven¨ªa nadie¡±, afirma Elvira ?lvarez, de 63 a?os y propietaria de una tienda de ropa de mujer. ¡°Ahora es una arboleda para venir a pasear, descansar y tomar ox¨ªgeno¡±.
O la regulaci¨®n del aforo del Salto del Usero, una piscina natural que constituye la principal atracci¨®n tur¨ªstica, ¡°un claro ejemplo de sensibilidad ambiental y control accesos¡±, afirma la alcaldesa. Aqu¨ª funciona tambi¨¦n un banco de energ¨ªa solidaria que aprovecha los excedentes de consumo de los edificios municipales ¨Calimentados con energ¨ªa solar¨C para abaratar la factura de los vecinos que lo necesitan. A un paseo del centro se ubican varios huertos cultivados por los vecinos, que se van rotando su cuidado, una f¨®rmula para revitalizar espacios descuidados y ofrecer actividad a las personas jubiladas. Una de ellas es Bernab¨¦ del Ba?o, de 69 a?os, que a pesar del invierno mantiene su parcela en condiciones impolutas. ¡°Es un entretenimiento fabuloso¡±, tercia.
¡°Son cosas normales para nosotros y ya parece que carecen de importancia. Pero no son tan habituales por aqu¨ª¡±, afirma Pepe Gea, jefe de servicios municipales de Bullas y hombre-orquesta de muchas de estas aventuras ecol¨®gicas. Gea destaca la gesti¨®n que se hace del residuo del sarmiento, con el que se embarcaron en un proyecto LIFE europeo para darle otra vida mediante compostaje y evitar su quema. Tambi¨¦n le buscaron una salida a la poda, una pr¨¢ctica habitual en esta comarca vitivin¨ªcola. ¡°El que poda tiene un sitio para depositar los restos vegetales. Despu¨¦s, un gestor los tritura y hace pellets para calefacciones o procesos industriales¡±, explica.
Reciclaje con premio
En Bullas tambi¨¦n se recicla. Desde hace unos meses este pueblo se ha adherido a Reciclos, un sistema que otorga puntos a los ciudadanos que tiren latas o botellas de pl¨¢stico de bebidas al contenedor amarillo. En el caso del municipio murciano, esos puntos sirven para contribuir a proyectos sociales o medioambientales locales, como la compra de material sanitario (mascarillas, geles hidroalcoh¨®licos) o la recuperaci¨®n del mencionado vertedero. En otros municipios las recompensas van desde comidas y cenas en restaurantes locales, compras de producto de proximidad, donaciones a ONG, descuentos en el transporte p¨²blico o bicicletas el¨¦ctricas. Valencia ha sido la ¨²ltima ciudad en incorporarse al sistema, que ya operaba en Calahorra (La Rioja), Ciutadella (Menorca), la comarca de Pla de l¡¯Estany (Girona) y Sant Boi de Llobregat, Igualada y Granollers (Barcelona).