Los motivos para sonre¨ªr de dos personas con diabetes
Enrique Valde¨®n y Mar¨ªa Rasal conviven con la diabetes desde hace m¨¢s de una d¨¦cada y han conseguido mantenerla a raya para evitar sus secuelas. Incluso afirman sentirse mejor. Aqu¨ª comparten sus secretos
La esperanza de vida de una persona con diabetes tipo 2 es pr¨¢cticamente la misma que la de la poblaci¨®n general. Convivir con esta enfermedad cr¨®nica no tiene por qu¨¦ ser sin¨®nimo tampoco de una mala calidad de vida. Enrique Valde¨®n y Mar¨ªa Rasal son un ejemplo. Fueron diagnosticados hace m¨¢s de una d¨¦cada sin que hasta ahora hayan desarrollado ninguno de los efectos en la salud que aparecen cuando la diabetes se detecta tarde y no existe un cambio en los h¨¢bitos de vida que la provocaron.
Enrique Valde¨®n G¨®mez
Edad: 66 a?os
Ciudad de residencia: Salamanca
A?os conviviendo con la diabetes: 13
Tratamiento: Pastillas
Cuando a Enrique le diagnosticaron la diabetes en un an¨¢lisis rutinario su m¨¦dica le pregunt¨®: ?dieta o pastillas? Y ¨¦l, sin m¨¢s, contest¨®: pastillas. Empez¨® tomando una, un lustro despu¨¦s necesitaba tres y cinco a?os m¨¢s tarde cuatro. Al jubilarse, con 60 a?os, es cuando empatiz¨® con la enfermedad y fue consciencia de lo que entra?aba. ¡°Hay mucha gente que no la conoce. Si no te cuidas, te come lentamente¡±. Conoci¨® la Asociaci¨®n de Diab¨¦ticos de Salamanca y particip¨® en el programa Pacientes Activos de la Junta de Castilla y Le¨®n. ¡°Nos dieron un curso de una semana para luego impartirlo a otros enfermos. Entonces fui consciente de que mi futuro depend¨ªa, sobre todo, de c¨®mo me cuidara¡±.
Enrique ejerci¨® como profesor de educaci¨®n f¨ªsica, pero casi toda su vida se dedic¨® a labores de direcci¨®n. Poco ejercicio y escaso control en las comidas, muchas de ellas fuera de casa, le condujeron a la enfermedad. No presentaba secuelas, pero el estr¨¦s, el sobrepeso y el descontrol de horarios minaban su salud: sudoraciones, cansancio, problemas de sue?o¡ Con precisi¨®n profesoral califica su salud antes del diagn¨®stico con un cuatro, y 16 a?os despu¨¦s asegura que ¡°la nota ser¨ªa un ocho porque incluso me han desaparecido las goteras que ten¨ªa antes de los 50 a?os¡±.
La experiencia de Enrique, como la de otros muchos enfermos, no es un milagro, sino la consecuencia de los cambios en los h¨¢bitos de vida que introdujo. Una finca de 6.000 metros cuadrados que tiene en Salamanca le ha ayudado a practicar ejercicio f¨ªsico regular y a hacerlo divirti¨¦ndose. ¡°Cultivo tomates y tengo 56 especies de ¨¢rboles, desde secoyas hasta manzanos, ciruelos o membrillos, Y los mejores p¨¢jaros de la zona, que dan buena cuenta de parte de la cosecha¡±
Un par de veces al mes tambi¨¦n practica senderismo con un grupo de amigos. Esas ascensiones por encima de los 2.000 metros con ocho horas de marcha por delante le han ayudado a perder los diez kilos de peso que ten¨ªa de m¨¢s al debutar como diab¨¦tico. Cuando alcanza la cima se premia con un dulce ¡°porque el desgaste de la ascensi¨®n es intenso y hay que recompensar el esfuerzo¡±. S¨ª, de vez en cuando come dulces, toma alg¨²n vino y tambi¨¦n paella. No es un exceso, lo avala su m¨¦dica. Eso s¨ª, lo hace con moderaci¨®n. ¡°Puedo comer de todo, pero no toda la cantidad que me gustar¨ªa¡±, puntualiza.
En la familia de Enrique hab¨ªa precedentes de diabetes. Trabajaban en el campo y al jubilarse engordaron y desarrollaron la enfermedad. Ese factor gen¨¦tico planea sobre su salud futura, pero es optimista. Primero, porque los h¨¢bitos de vida que inciden en la diabetes la mantiene a raya, y en segundo lugar, porque conf¨ªa en que los avances terap¨¦uticos ayudar¨¢n tambi¨¦n a controlarla mejor. Dentro de 15 a?os, cuando cumpla 30 de convivencia con la diabetes, se adivina casi tan bien como ahora. ¡°No podr¨¦ subir a los Picos de Europa o al Veleta, pero llevar¨¦ una vida activa f¨ªsica y mentalmente¡±. Quiz¨¢ al libro sobre el claustro del monasterio de Las Due?as de Salamanca que le van a publicar le sigan otros. El camino lo tiene claro y el objetivo para ¨¦l y para cualquier enfermo tambi¨¦n: ¡°Hay que a?adir a?os a la vida y que esta sea de calidad. As¨ª el d¨ªa a d¨ªa ser¨¢ mejor y podremos disfrutarlo con la familia y los amigos¡±.
Mar¨ªa Rasal Gracia
Edad: 41 a?os
Ciudad de residencia: Zaragoza
A?os conviviendo con la diabetes: 13
Tratamiento: Insulina y pastillas
Mar¨ªa Rasal est¨¢ familiarizada con el endocrin¨®logo. Empez¨® a visitarlo peri¨®dicamente a los 13 a?os para bajar de peso. Con el tiempo, los niveles de glucosa aparecieron alterados hasta que lleg¨® el diagnostico de diabetes tipo 2. A diferencia de su abuela, que tambi¨¦n la padeci¨®, a ella se la diagnosticaron con 28 a?os. No es habitual, pero el aumento de la obesidad entre los j¨®venes ha hecho que cada vez se detecten m¨¢s casos a edades tempranas.
El de Mar¨ªa fue un diagn¨®stico precoz, algo muy importante para poder empezar a tratar la enfermedad y evitar sus secuelas f¨ªsicas y tambi¨¦n psicol¨®gicas que puede llegar a ocasionar. ¡°Enseguida asum¨ª que la diabetes era mi compa?era de viaje. No vivo por y para ella, pero no puedo perderla de vista¡±, apunta Mar¨ªa. Lo primero que hizo fue conocer con qui¨¦n iba a convivir y tuvo claro que har¨ªa lo posible por que esa cohabitaci¨®n fuera buena. Trece a?os despu¨¦s lo sigue siendo. Su cuerpo no registra ninguna secuela de la enfermedad: ¡°Al rev¨¦s, mi salud ha mejorado, estoy m¨¢s ¨¢gil. Desde que tengo diabetes llevo una vida m¨¢s controlada tanto en comidas como en horarios¡±. La f¨®rmula para logarlo es tan simple como dif¨ªcil para muchas personas, y su eficacia est¨¢ contrastada cient¨ªficamente. Consiste en hacer ejercicio f¨ªsico, cumplir el tratamiento, tener un seguimiento m¨¦dico regular y seguir una dieta equilibrada.
El men¨² tipo de un d¨ªa cualquiera de Mar¨ªa puede ser ensalada ilustrada, filetes de lomo con champi?ones y una manzana. La misma comida que podr¨ªa tomar cualquier otra persona. Tambi¨¦n puede comer pasta, arroz e incluso y dulces ocasionalmente. ¡°Lo ¨²nico que cambia son las cantidades. En una comida puedo tomar 20 o 30 gramos de macarrones¡±, puntualiza. El abordaje de la diabetes ahora no tiene nada que ver con el de hace tres o cuatro d¨¦cadas ¡°cuando la ¨²nica perspectiva para un paciente era comer verdura hervida y pescado y solo hab¨ªa un tipo de insulina¡±.
La incorporaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas tambi¨¦n le han hecho m¨¢s f¨¢cil el control de la enfermedad. Un sensor colocado en el brazo le mide durante las 24 horas el az¨²car que hay en el l¨ªquido intersticial y mediante un algoritmo establece el nivel de glucosa en sangre. Los datos aparecen en su tel¨¦fono m¨®vil. Otros dispositivos le ayudan a chequear la actividad f¨ªsica que realiza. Sobre todo, anda y va en bicicleta. En contra de los mitos que perviven sobre las limitaciones de convivir con esta enfermedad cr¨®nica, Mar¨ªa insiste: ¡°Las personas con diabetes hacemos de todo¡±. Lo aprendi¨® en la Asociaci¨®n para la Diabetes de Zaragoza, donde trabaja desde hace ocho a?os. Las mil dudas que le asaltaron al recibir el diagn¨®stico se las resolvieron otros enfermos. ¡°Fue una gran ayuda porque les planteaba las mismas preocupaciones que ellos ya hab¨ªan tenido y sab¨ªan muy bien c¨®mo resolverlas¡±.
El contacto con la asociaci¨®n disip¨® en Mar¨ªa el impacto psicol¨®gico que entra?a en ocasiones convivir una enfermedad cr¨®nica a una edad temprana. ¡°Siempre he sido positiva y he afrontado los retos de forma muy activa¡±, recuerda. La manera de enfrentarse a la diabetes le trae a la mente la actitud que adopt¨® cuando le propusieron en una tienda de tallas grandes donde compraba hacer de modelo. ¡°Mido 1,60 y estoy gordita. ?Modelo yo?¡±, se dijo. Sin embargo, cogi¨® el guante y la eligieron Miss elegancia 2013. ¡°La experiencia fue muy positiva, sobre todo, porque esas actividades ayudan a derribar los mitos propios y ajenos sobre los c¨¢nones de belleza¡±, recuerda Mar¨ªa. El desaf¨ªo que supone convivir con la diabetes arroja, 13 a?os despu¨¦s del diagn¨®stico, un resultado igual de satisfactorio.