Las orcas m¨¢s curiosas de la manada
Un grupo de expertos trata de comprender las razones de los incidentes entre cet¨¢ceos y veleros en las costas gallegas
El momento en que Justin Crowther sinti¨® el tir¨®n en el tim¨®n, pens¨® que el problema era el piloto autom¨¢tico. El capit¨¢n del velero Beautiful Dreamer entr¨® en la cabina para apagarlo cuando escuch¨® a su tripulante en la cubierta: ¡°?Orcas!¡±. Ya era incapaz de manejar el barco, por lo que pidi¨® ayuda a Salvamento Mar¨ªtimo. El miedo lo invadi¨® despu¨¦s, al ver c¨®mo hab¨ªan dejado la nave: ¡°Solo as¨ª entiendes que tuviste mucha suerte¡±, concluye al tel¨¦fono. El marinero brit¨¢nico de 53 a?os y sus dos acompa?antes fueron v¨ªctimas de una de las numerosas interacciones de los cet¨¢ceos en las cos...
El momento en que Justin Crowther sinti¨® el tir¨®n en el tim¨®n, pens¨® que el problema era el piloto autom¨¢tico. El capit¨¢n del velero Beautiful Dreamer entr¨® en la cabina para apagarlo cuando escuch¨® a su tripulante en la cubierta: ¡°?Orcas!¡±. Ya era incapaz de manejar el barco, por lo que pidi¨® ayuda a Salvamento Mar¨ªtimo. El miedo lo invadi¨® despu¨¦s, al ver c¨®mo hab¨ªan dejado la nave: ¡°Solo as¨ª entiendes que tuviste mucha suerte¡±, concluye al tel¨¦fono. El marinero brit¨¢nico de 53 a?os y sus dos acompa?antes fueron v¨ªctimas de una de las numerosas interacciones de los cet¨¢ceos en las costas gallegas en agosto y septiembre. La frecuencia y cercan¨ªa de los incidentes ha llevado a navegantes, cient¨ªficos y autoridades a arquear la ceja: nunca se hab¨ªa visto nada igual. Ahora han sido identificados dos o tres ejemplares j¨®venes y muy curiosos de un subgrupo en peligro de extinci¨®n como los principales autores.
Las interacciones no terminan siempre con timones rotos, en muchas ocasiones se trata solo de acercamientos de las orcas a embarcaciones. De hecho, desde el mes de julio se han detectado seis en el estrecho de Gibraltar, cuatro en la costa portuguesa y 16 en Galicia, de todo tipo. Aun as¨ª, la situaci¨®n es delicada porque los incidentes son problem¨¢ticos para las naves y peligrosos para las ballenas. Por esto, la Direcci¨®n de la Marina Mercante ha limitado la circulaci¨®n de los veleros de hasta 15 metros de eslora en la costa entre Ferrol y A Mari?a.
Dentro de los l¨ªmites de esta zona estaba varado Crowther, cuando Salvamento Mar¨ªtimo lleg¨® para remolcar la nave. Las condiciones para rescatarla eran muy adversas: viento en contra, tim¨®n destruido y presi¨®n de las orcas tambi¨¦n a los rescatistas. La tripulaci¨®n del Beautiful Dreamer estaba preocupada porque al empezar a navegar, atados al bote de Salvamento, su nave empez¨® a ir de lado en contra de las olas. ¡°?bamos bastante r¨¢pido, pero ped¨ª que subieran un poco la velocidad para enderezarse¡±, entonces se revent¨® la cuerda y lo not¨®: las orcas segu¨ªan ah¨ª. Al llegar al puerto de A Coru?a y tras revisar los da?os, todo fue m¨¢s que evidente: las orcas estuvieron a punto de voltear el velero.
¡°Yo he navegado por Australia, Tahit¨ª, Canad¨¢¡ por todo el mundo, he visto orcas y nunca se hab¨ªa acercado as¨ª una¡±, asegura Crowther. A ¨¦l se le suman seis veleros m¨¢s que han tenido que pedir rescate mientras atravesaban la zona, y otros cuantos en los meses pasados en el estrecho de Gibraltar y Portugal. Cient¨ªficos de las tres ¨¢reas se unieron espont¨¢neamente para investigar el fen¨®meno bajo el ala de la Coordinadora para el estudio de los mam¨ªferos marinos de Galicia y llegaron a una conclusi¨®n preliminar: se trata de un mismo grupo que se ha movido hacia el norte, con dos o tres individuos j¨®venes que se acercan demasiado por curiosidad.
Los acad¨¦micos han revisado detenidamente todo el material gr¨¢fico obtenido por los afectados y han notado que los dos j¨®venes que interact¨²an con los barcos est¨¢n heridos gravemente. No es posible confirmar el origen de las lesiones. Sin embargo, Ruth Esteban, doctora en Ciencias Marinas y parte del equipo de investigaci¨®n, se?ala dos posibilidades: que se produjeran al interactuar con los barcos, por la presi¨®n o los roces con el tim¨®n, o que se produjeran antes y fuesen el detonante de las interacciones. La posibilidad de que los animales se lastimasen antes no parece del todo descabellada, ya que el subgrupo se alimenta de at¨²n y se ha acostumbrado a interactuar con pesqueros para garantizar su comida.
Vivir de at¨²n resulta caro y complejo, seg¨²n explica Alfredo L¨®pez Fern¨¢ndez, bi¨®logo de la Universidad de Santiago. Estos peces son r¨¢pidos, por lo que cazarlos requiere de mucha energ¨ªa. Por eso orcas y pescadores han aprendido a convivir en los meses m¨¢s c¨¢lidos en el Estrecho. Para Galicia los avistamientos eran regulares, pero de paso al final del verano cuando se dirigen hacia el Este. Sin embargo, este a?o ha sido diferente, los cet¨¢ceos se han quedado mucho m¨¢s tiempo en las costas de la comunidad aut¨®noma. Un fen¨®meno que puede deberse a la abundancia y el tama?o de los atunes en el norte. Todo es a¨²n hipot¨¦tico porque, aunque interacciones de este tipo se han visto antes, nunca hab¨ªan sido tan frecuentes y concentradas en un solo lugar.
La investigaci¨®n tambi¨¦n apunta a que los animales tienden a interactuar m¨¢s con las naves que tienen el motor o el piloto autom¨¢tico encendido, lo que refuerza la teor¨ªa de la curiosidad o el entrenamiento. Son individuos muy curiosos y les han llamado la atenci¨®n los timones, seg¨²n apuntan los expertos. ¡°Para ellas debe ser muy peculiar llegar a mover barcos, hemos visto casos en los que los han girado en 180 grados¡±, agrega Esteban. El mayor temor de los nueve investigadores, que han dedicado varios a?os a observar este subgrupo, es que estas interacciones den una mala fama a un grupo de orcas que est¨¢ muy amenazado.
Las ballenas aprenden r¨¢pido, pero los navegantes tambi¨¦n: cuando una segunda embarcaci¨®n de la compa?¨ªa de Crowther ¡ªdedicada al transporte de embarcaciones de recreo¡ª se enfrent¨® a los juegos del grupo de cet¨¢ceos evit¨® los da?os al apagar los motores y sistemas el¨¦ctricos. ¡°Se salvaron haci¨¦ndose el muerto¡±, agrega. Este no es el ¨²nico caso, otra embarcaci¨®n inglesa ha conseguido lo mismo en el ¨¢rea de Fisterra, fuera de la zona de restricciones. Ahora queda saber si las limitaciones frenar¨¢n las interacciones que a¨²n se han observado en los alrededores.