Yo trabajo mientras duermes
Cuando cae la noche comienza su jornada laboral. Cinco historias de personas que desempe?an funciones en un horario a contracorriente para que la sociedad funcione al d¨ªa siguiente
PUESTA SOL 20:00
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M¨¢s de dos millones de espa?oles trabajan de madrugada, seg¨²n el INE. Salen de casa de noche y regresan a su cama con el olor del caf¨¦. Duermen unas cinco horas de media ¨Cdos menos que los empleados diurnos, seg¨²n varias estimaciones¨C y se han acostumbrado a este paso cambiado. Incluso lo disfrutan. Por ejemplo, una abogada del turno de oficio que asiste de madrugada. Ciudadanos que al amanecer preparan desayunos para los necesitados. El responsable del mantenimiento nocturno y a contrarreloj del metro. Un pescador en la oscuridad y una operadora de un centro de coordinaci¨®n sanitario. Cinco trabajadores explican c¨®mo viven sus turnos a deshoras.
Saltar de delito en delito
La abogada Beatriz Cubero acaba de terminar su guardia nocturna. Comenz¨® el mi¨¦rcoles a las 22:00 horas y deber¨ªa haber terminado el jueves a las 6:00. Pero lo cierto es que hasta el viernes ha ido arrastrando gestiones y saltando de caso en caso. As¨ª lo relata: ¡°Me llamaron a ¨²ltima hora de la noche para atender a un chico irland¨¦s por tentativa de homicidio sobre el que pesaba una euroorden. Despu¨¦s asist¨ª a una declaraci¨®n por un delito de lesiones en el juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de la plaza de Castilla (Madrid). Luego atend¨ª a dos personas m¨¢s por acusaciones de estafa y simulaci¨®n de delito. Ah¨ª te tienes que mirar los autos sobre la marcha, no hay tiempo¡±. Entre recursos y declaraciones se le fue el jueves entero. La guinda lleg¨® el viernes, cuando atendi¨® al joven irland¨¦s detenido, ya puesto a disposici¨®n judicial. ¡°?Una guardia puede llegar a extenderse tres d¨ªas!¡±, exclama. ¡°Nadie te obliga a hacerla. Pero a m¨ª, que soy penalista, me gusta el l¨ªo este¡±.
Cubero tiene 52 a?os y comparte un bajo sobrio y funcional situado en pleno barrio de Chamber¨ª con varios colegas. Ella se ocupa de asuntos penales y matrimoniales. "No compartimos el trabajo en s¨ª, pero nos funciona bien esta f¨®rmula y ahorramos costes", dice. Lleva 26 a?os en el turno nocturno y admite que no es para todo el mundo. "Son d¨ªas complicados porque te llaman, vas a la comisar¨ªa, vuelves, duermes y al rato te llaman otra vez. Como un m¨¦dico", compara.
En Madrid hay unos 5.000 abogados de oficio. Unos 25 est¨¢n en vela cada madrugada. Para acceder a este turno, compatible con el ejercicio privado, hay que estar colegiado al menos dos a?os y hacer unos cursos de acceso especiales. A Cubero le tocan aproximadamente 12 guardias al a?o de diferentes materias: menores, penal, jurado, extranjer¨ªa... Es en noviembre cuando le avisan del Colegio para comunicarle las fechas anuales. "Esos d¨ªas llevo a los ni?os al cole como siempre, trabajo en el juzgado y luego voy al despacho a reunirme con alg¨²n cliente", relata. "Con la diferencia de que s¨¦ que ahora, cuando me vaya, tengo que estar pendiente de si me llaman".
Para un abogado la noche es una oportunidad para ver delitos que raramente suceden de d¨ªa y agarrar los procedimientos penales desde el puro inicio. "Vamos los que estamos de oficio. Tiene que haber abogados para solventar estos problemas y garantizar la asistencia jur¨ªdica gratuita". A estas horas las familias siempre suelen estar, algo que da trascendencia al servicio. "Cuando pasa algo por el d¨ªa los familiares no se suelen enterar. Pero por la noche la gente llama. Y t¨² como padre o madre vas", entiende.
La madrugada propicia algunas situaciones extravagantes. Cubero ha acudido varias veces a comisar¨ªa para asistir a personas tan alcoholizadas que no articulaban palabra. "Vas a las dos o tres de la ma?ana y a veces no puedes dialogar con tu cliente. Es un poco frustrante", afirma. Tambi¨¦n hay m¨¢s reyertas, robos amparados por la oscuridad. "Es l¨®gico. La gente sale, bebe y son delitos m¨¢s propios de estas horas". En la imagen, la abogada sale a atender una de las llamadas nocturnas que precisan de asesoramiento legal.
En marzo, Cubero tuvo que renunciar a sus guardias por la llegada de la pandemia. Ahora la asistencia telef¨®nica es el pan de cada d¨ªa y las telellamadas se dan con frecuencia con sus clientes. "La tipolog¨ªa de delitos ha mutado. Con tanta gente en sus casas han bajado los robos en domicilios. Pero han aumentado los divorcios, algo que quiz¨¢ guarda relaci¨®n con las horas de convivencia", aventura.
"Cuando suena el tel¨¦fono en mitad de la noche sigue siendo un sobresalto", dice Cubero, que tiene dos hijos ya mayores. Cuando est¨¢ de guardia en su casa de Alpedrete baja Madrid en coche. A¨²n recuerda una noche que le cogi¨® una enorme nevada en carretera. "Pens¨¦: ¡®?En qu¨¦ hora no he renunciado a esta guardia!", recuerda con una sonrisa. Pero los desplazamientos intempestivos y el cansancio acumulado de estas jornadas no le echan atr¨¢s. El turno le divierte e incluso ha conseguido nuevos clientes por el boca a boca. "Seguir¨¦. Me pesa m¨¢s el beneficio de trabajar y ver cosas diferentes", termina.
Joseba, 43 a?os pescando en la oscuridad
Joseba Arego tiene 59 a?os y es patr¨®n de pesca del cerquero Nuevo Atxarre. Faena en la oscuridad desde hace 43 a?os. Fund¨® la flota Pesqueros Hermanos Arego junto a sus dos hermanos y se dedica a la pesca con cerco del boquer¨®n y la sardina en las costas de Castell¨®n. Alrededor de las 21:00 llega al puerto para embarcar y navega 15, 25 o 40 millas mar adentro hasta los caladeros. All¨ª atraen a los card¨²menes con luz o s¨®nares. "Cada noche es una aventura. No sabemos cu¨¢nto pescaremos cada d¨ªa. Te tiene que gustar", reflexiona Arego. Suele llevarse la cena al barco y los d¨ªas tranquilos duerme unas horas a bordo mientras le releva alg¨²n compa?ero. A las 8:00 la jornada toca a su fin y Arego llega a casa sobre las 11:00. Calcula que en el mar est¨¢ unas 10, 12 horas al d¨ªa. Come sobre las 13:00 y despu¨¦s se acuesta hasta que cae la noche. De domingo a jueves es su rutina.
Los antepasados de Arego, originarios del Pa¨ªs Vasco ¨Cel mismo Joseba naci¨® en Elantxobe (Bizkaia), un pueblo de antigua tradici¨®n ballenera¨C, lo tuvieron m¨¢s dif¨ªcil. "Mi padre se tiraba seis meses fuera", recuerda. "Eso s¨ª que era duro". Hoy los horarios siguen siendo complicados y la cotizaci¨®n del pescado fluct¨²a seg¨²n el a?o. Pero hay algo que mantiene a Arego enganchado a su profesi¨®n. "Me podr¨ªa haber jubilado ya, pero sigo teniendo el gusanillo y considero mi trabajo una forma de vida", afirma. De sus hijos solo uno, de 21 a?os, le acompa?a en las expediciones. Los dem¨¢s han emprendido otros caminos laborales. "Es una tradici¨®n que se est¨¢ perdiendo. Somos los ¨²ltimos cazadores que quedamos", termina.
La vida secreta del metro
Son las dos y media de la madrugada y el metro de Madrid est¨¢ cerrado a cal y canto. En el interior de la estaci¨®n de La Latina reina un silencio que no durar¨¢ mucho. Una cuadrilla de unos 15 operarios espera en la v¨ªa a que le den luz verde. Se escucha una voz. Es la se?al. En un abrir y cerrar de ojos, los empleados comienzan una danza milimetrada y precisa. La tarea que tienen esta madrugada es una renovaci¨®n de v¨ªa. Cortar y retirar grandes trozos de los ra¨ªles para sustituirlos por acero nuevo. ¡°Funcionan como un box de F¨®rmula 1. Cada uno sabe exactamente qu¨¦ tiene que hacer. Si ves a uno parado es porque as¨ª tiene que estar¡±, resume Paco Galindo, coordinador de mantenimiento de v¨ªa del subterr¨¢neo, un hombre que lleva 39 a?os en el oficio y que fue uno de los operarios a los que ahora supervisa. De madrugada ya solo se deja caer una vez a la semana echar un ojo las operaciones. Pero durante 10 a?os trabaj¨® en la noche. ¡°Lo hacemos pr¨¢cticamente a contrarreloj¡±, subraya. ¡°Tenemos un tiempo limitado hasta las cinco, hora a la que tiene que estar todo listo¡±.
Galindo desmiente la quietud nocturna del metro. ¡°Somos m¨¢s de 1.000 personas trabajando a estas horas¡±, afirma. ¡°No te imaginas todo lo que se hace aqu¨ª¡±. En efecto, las tareas son muchas y variadas: revisi¨®n de trenes, t¨²neles y catenarias, cambios de v¨ªa, supervisi¨®n y prevenci¨®n¡ Galindo coordina el mantenimiento c¨ªclico, tanto con personal propio de Metro de Madrid como con las adjudicatarias que colaboran en operaciones concretas. Y todo de madrugada, en unas pocas horas, fuera de la vista del pasajero que a la ma?ana siguiente coger¨¢ el tren. ¡°A¨²n llevo en los huesos el esfuerzo de nueve a?os currando de noche. Pero este trabajo tiene algo que engancha¡±, termina Galindo.
Desayunos al amanecer
Una vez a la semana, el realizador de televisi¨®n jubilado Manuel Willen se levanta sobre las 6:00 horas, se hace un caf¨¦ y sale en la oscuridad con su mochila, su bufanda y su abrigo azul. Tarda unos 10 minutos en llegar hasta la plaza del General Vara del Rey, uno de los puntos emblem¨¢ticos del Rastro madrile?o. All¨ª llama a la puerta de un peque?o local. Dentro espera Felicia, su compa?era de esta noche. En unos minutos ir¨¢n llegando m¨¢s. Son voluntarios de la asociaci¨®n religiosa Mensajeros de la Paz. Desde las 7:00 a las 8:45 preparar¨¢n y repartir¨¢n desayunos al centenar de personas que se acumular¨¢ en el exterior.
Eva, coordinadora de los movimientos de las ambulancias
La planificaci¨®n y la capacidad de reacci¨®n son las armas de trabajo de Eva Salas, de 34 a?os. Trabaja en Oviedo, en un centro coordinador de ambulancias para el Principado de Asturias. Organiza el transporte programado y, desde que estall¨® la crisis sanitaria, los servicios derivados de la pandemia. Lleva 11 a?os con este empleo y, a diferencia de lo que se pueda creer, el turno de noche es su favorito. "La gente piensa que esto se para", explica. "Pero hay de todo: tratamientos de di¨¢lisis, altas de hospitales a domicilio, traslados entre centros, traslados de ¨®rganos... Eso, m¨¢s las urgencias que surjan".
Los turnos (ma?ana, tarde y noche) son rotatorios. El de madrugada es de 23:00 a 7:00. "Nunca me ha costado dormir. A las ocho menos cuarto estoy durmiendo", dice Eva. Afirma que es fundamental haber pasado por todas las franjas horarias: "Sin conocer todas las partes no puedes hacer bien el trabajo". Durante la crisis sanitaria han vivido unos meses de no parar. Pero la noche, excluyendo alg¨²n pico fren¨¦tico, suele ser el turno m¨¢s pl¨¢cido. "Mi trabajo es vocacional. Si no te gusta no vas a seguir aqu¨ª", relata. Noche o d¨ªa, a Salas le llena trabajar con 450 personas en la misma l¨ªnea y m¨¢s en estos d¨ªas tan raros. "Nos hace grandes ser un equipo", termina.
CR?DITOS
Redacci¨®n y guion: Jaime Ripa
Fotograf¨ªas: Jacobo Medrano
Coordinaci¨®n editorial: Francis Pach¨¢
Coordinaci¨®n dise?o: Adolfo Domenech
Dise?o: Juan S¨¢nchez
Desarrollo: Rodolfo Mata