El antrop¨®logo que reduce las distancias sociales en Melilla sin derribar un solo muro
Fundada por el doctor en Antropolog¨ªa Francesco Bondanini, la asociaci¨®n Ox¨ªgeno Laboratorio Cultural impulsa actividades culturales y l¨²dicas para los ni?os de los barrios perif¨¦ricos de la ciudad, lugares donde escasean recursos como bibliotecas o cines. En esta misi¨®n colaboran melillenses como Mohamed o Jos¨¦, que dan a conocer los distintos barrios de la urbe para disolver prejuicios antiguos
Melilla est¨¢ salpicada de arte. Est¨¢ el arte reglado y conocido por todos, como el modernismo de su centro hist¨®rico, la carga renacentista de algunos edificios o una de las fortificaciones fenicias que mejor se conservan. Convive con otro arte misterioso y m¨¢s oculto por desconocido: grafitis con mensajes filos¨®ficos en callejones de barrios de mayor¨ªa musulmana, escenas pict¨®ricas en cierres de fruter¨ªas y peluquer¨ªas, murales con motivos fant¨¢sticos que recubren edificios. Despiertan la curiosidad y una pregunta: ?qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s?
Los autores son una miscel¨¢nea de melillenses an¨®nimos: estudiantes de secundaria, ni?os y ni?as, presos, inmigrantes, vecinos de las zonas m¨¢s inh¨®spitas de la urbe. Todos han participado en alg¨²n momento en las actividades de Ox¨ªgeno Laboratorio Cultural (OLC), una asociaci¨®n imaginativa e intervencionista que usa el espacio p¨²blico y el arte para integrar social y culturalmente a los j¨®venes de la periferia de la ciudad.
Su fundador es el italiano Francesco Bondanini, doctor en Antropolog¨ªa Social de 39 a?os que lleva viviendo casi una d¨¦cada en Melilla. Aparece en pantal¨®n corto, camiseta y gorra. Explica que en esta zona en concreto, El Rastro, perteneciente a esa periferia descuidada, hay muy pocos recursos p¨²blicos: ni biblioteca ni teatro ni cine. Solo el antiguo mercado, ahora reformado en un chill¨®n edificio multiusos.
¡°Necesitamos m¨¢s presencia cultural del Estado en estas zonas de la ciudad¡±, comenta. ¡°No solo es cuesti¨®n de ampliar la oferta. Mediante el acceso a actividades art¨ªsticas, los j¨®venes se sienten m¨¢s integrados en la sociedad, menos distintos de otros segmentos de la poblaci¨®n¡±.
Transformar el barrio
Las zonas en las que trabaja la asociaci¨®n est¨¢n entre las m¨¢s empobrecidas de la ciudad y desconectadas, como advierte Bondanini, de la esfera cultural. En ellas hay mucha vida en la calle, sentimiento de unidad y vigilancia comunitaria: si a alguien le pasa algo no se tarda en dar la voz de alarma, las familias se conocen. Estos son los barrios que tratan de transformar los programas de OLC. Uno de ellos es Clo¨¦, basado en Las ciudades invisibles del escritor Italo Calvino, que recrea el concepto de los problemas que surgen alrededor de las urbes modernas. ¡°Habitualmente la gente se cruza y no se saluda. Imaginan cosas de la otra persona, pero no se hablan. Quisimos que eliminasen esas distancias y no tuvieran esos reparos¡±, detalla Bondanini. Desde 2015, Clo¨¦ hace de paraguas para decenas de intervenciones en el espacio p¨²blico: cines de verano en los que se instalan pantallas a cualquier rinc¨®n y las madres preparan palomitas; b¨²squedas del tesoro urbanas; Kahinarte, un espect¨¢culo de arte ambulante; o Bajar a la Calle, sesiones de parkour y rap donde se explica de manera m¨¢s acad¨¦mica de d¨®nde viene ese movimiento.
Un sinf¨ªn de actos para acercar lo cultural y lo l¨²dico, el cine, el arte, la m¨²sica y la literatura, pero tambi¨¦n para disipar prejuicios sobre la periferia, como ese ¡°ojo con la c¨¢mara¡± que advierte un hombre cuando ve pasar a una fot¨®grafa con su equipo. ¡°Los chavales se implican mucho. Son muy agradecidos. Muchos no se pueden permitir apuntarse a actividades en la ciudad. Esto les llena y da vida al barrio¡±, entiende Sheyma Mohamed, miembro de la asociaci¨®n y educadora social de 29 a?os.
Bondanini y Mohamed llegan a la plaza de El Rastro, donde decenas de hombres se api?an en mesas y juegan a las damas. Ni una mujer. Subiendo una escalinata, uno de los muchos pasajes laber¨ªnticos que conectan estas calles, aparece un deslumbrante mural. Es una obra comunal de artistas de R¨®terdam, Roma y Melilla, una de las acciones que m¨¢s enorgullece a OLC. Muchos de los participantes, adem¨¢s de esta pintura central, decoraron en su tiempo los cierres de comercios aleda?os. Por ejemplo, un holand¨¦s pint¨® la puerta de la peluquer¨ªa y, a cambio, le cortaron el pelo.
¡°[Con estas acciones] el aspecto del barrio cambia completamente, pero tambi¨¦n sus din¨¢micas, como ese trueque que surgi¨® entre los artistas y los habitantes de siempre¡±, incide Bondanini. Otro ejemplo de transformaci¨®n se halla subiendo hacia la cima de la ciudad, en el muro exterior del presidio. El italiano explica que ese muro, desde la perspectiva visual de un ni?o, se antojaba sobrecogedor, un monstruo que infund¨ªa temor. OLC encarg¨® a los propios internos de tercer grado que pintasen la larga pared con casas, ¨¢rboles y ventanas, aparentando una calle normal. ¡°A ojos de un ni?o el muro se volvi¨® invisible, inofensivo. Pero son cosas de las que solo te enteras si est¨¢s en la calle y convives con ellos¡±, afirma.
En esa misma plaza del presidio, un c¨ªrculo de asfalto algo desangelado, pero con vistas nada desde?ables, la asociaci¨®n impuls¨® hace unos a?os Ruta Libertad, una jornada en la que la gente subi¨® desde el centro y la parte vieja y atest¨® el espacio para recitar poes¨ªa y cantar canciones.
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En Melilla, expresiones manidas como crisol de culturas o epicentro del mestizaje tienen sentido. No obstante aqu¨ª conviven, desde hace cientos de a?os, cristianos, musulmanes, hebreos e hind¨²es. Pero lo cierto es que a veces estos grupos, y sus barrios principales, se comportan de forma estanca.
Para conectarlos y dar a conocer su idiosincrasia, esas peculiaridades que los consigan situar en el mapa, OLC organiza Explora, una serie de rutas de descubrimiento para los propios melillenses. El periodista Jos¨¦ O?a es uno de los gu¨ªas m¨¢s experimentados. Figura conocida en la ciudad, presentador televisivo y antiguo Papa ?, un aclamado personaje infantil, hoy recorre la calle de la Acera del Negrete, enclavada en un valle con huertos. Va tocando puertas y concitando a varios vecinos notables. Tan pronto introduce a Hamed, el motorista eterno, reconocido por una asociaci¨®n de moteros por rodar siempre con la misma m¨¢quina, con una placa en la que se lee Dangerous (peligroso) en la parte de atr¨¢s; como a Montse, una mujer que canta y recita Luis Candelas de Lorca, aunque ahora prefiere no arrancarse. De fondo, una tormenta sonora: los caballos, las cabras, el canto del almu¨¦dano, trompetas de alguna parte, ruidos lejanos de motos¡
¡°El d¨ªa que se jubile O?a estoy preparado¡±. Toma el relevo Mohamed Kichouh, de 20 a?os y autodenominado melillita y melillense. Estudi¨® Turismo y en la actualidad presenta y colabora en los informativos en tamazight ¡ªuna lengua de los grupos bereberes del Magreb¡ª en Televisi¨®n Melilla, la emisora p¨²blica de la ciudad que retransmite en varios idiomas. ?l mismo se considera amazigh o bereber, una herencia que defiende y difunde con entusiasmo. Conoci¨® a Francesco Bondanini en los talleres que se celebraban en su barrio. El joven fue uno de los primeros miembros de Radio Rusadir ¡ªel nombre antiguo de Melilla, que en p¨²nico significa cabo imponente¡ª, la emisora del instituto de secundaria del mismo nombre impulsada por OLC.
¡°Pas¨¦ de entrevistar a Paco Infante [un conocido presentador de la televisi¨®n p¨²blica] a trabajar hoy junto a ¨¦l¡±, se enorgullece. En esas primeras emisiones hac¨ªan rap de trabalenguas, entrevistas a personalidades de Melilla, retransmisiones deportivas, informativos, debates libres. Ahora trabaja en una televisi¨®n real. ¡°El primer d¨ªa que me sent¨¦ a grabar una voz en off me encontr¨¦ con el mismo programa que usaba en Radio Rusadir. Pens¨¦: ¡®Todo lo que pasa en el espacio-tiempo est¨¢ conectado¡±, rememora con gracia.
Kichouh participa con inter¨¦s en las actividades de la asociaci¨®n. Le gusta ense?ar la ciudad y contar su historia. Narra con fluidez hechos y an¨¦cdotas: el origen del nombre de la Ca?ada de la Muerte ¡ªpor ella desfilaban los cad¨¢veres de una guerra pasada¡ª, la historia del ¨²nico alfarero de vocaci¨®n que queda en la regi¨®n ¡ªrepresentado en el mural de El Rastro por un mono con una vasija¡ª, la elaboraci¨®n de una gu¨ªa en tamazight para los visitantes... ¡°Mercado tur¨ªstico hay¡±, r¨ªe.
Rap para cambiar el canon
La rapera malague?a Elena Casanueva, Eskarnia, encontr¨® en Gloria Fuertes un motor para un estilo emocional, fuera de los c¨¢nones del hip-hop masculino, feminista. Fue esa necesidad de referentes de su mismo g¨¦nero en un mundo tradicionalmente de hombres lo que le llev¨® a fundar Hip Hop por Mujeres, una asociaci¨®n que visibiliza el talento de artistas espa?olas e impulsa una nueva escena en este estilo musical. ¡°Estamos hablando de que es un mundo totalmente masculinizado en el cual pr¨¢cticamente las mujeres son inexistentes¡±, denuncia. En menos de dos a?os, el proyecto de Eskarnia lleva celebrados 16 eventos y conciertos.
Su historia forma parte de Pienso, Luego Act¨²o, la plataforma social de Yoigo que da voz a personas que est¨¢n cambiando el mundo a mejor y que ha colaborado en la divulgaci¨®n de su tarea. Si quieres escucharla, pincha en el siguiente podcast.
Un alivio para las mujeres de la zona
En otro punto de la ciudad, Malika, de 63 a?os y cuatro hijos, explica en el portal de su casa baja que cogi¨® las riendas de la asociaci¨®n vecinal que presid¨ªa su marido cuando este enferm¨®. Ubicada en el monte Mar¨ªa Cristina, esta agrupaci¨®n, dedicada a mujeres de todas las edades, colaboraba con Francesco Bondanini para impulsar talleres de pintura en los que se hac¨ªan autorretratos, manualidades, grupos de debate. La mujer dice afablemente que compart¨ªan inquietudes y hablaban de su vida, pero que con la pandemia tuvieron que cerrar. ¡°Habl¨¢bamos de nuestras cosas. Nos ven¨ªa muy bien. Esperamos a que nos den otro local. Yo no puedo estar quieta¡±, explica con su marido al lado, sentado en una silla.
De vuelta al centro hist¨®rico, donde se alzan edificios se?oriales, flota un aire andaluz y un distante esp¨ªritu de capital de provincia, Bondanini explica que ¨¦l se qued¨® atrapado en Melilla ¡°de alguna forma¡±. La ciudad fue un laboratorio para ¨¦l donde pudo poner en pr¨¢ctica sus ideas de la carrera. ¡°El fin no es culturizar, sino ofrecer cultura. Eso incluye dar una imagen real de los barrios, sin edulcorar. Que los chicos tengan que bajar al centro para desarrollarse como persona¡±, argumenta.
Precisamente por el coraz¨®n de la ciudad pasan muchos coches, especialmente los bonitos y cinematogr¨¢ficos Mercedes 140, que en la noche se detienen en medio de una glorieta, pitan y sus ocupantes salen, cantan y bailan: son adolescentes engalanados que bajan desde la periferia a festejar una boda. Una peque?a conquista joven del centro.
¡®PIENSO, LUEGO ACT?O¡¯ TAMBI?N SE ESCUCHA
Descubre a trav¨¦s de las voces de sus protagonistas otras muchas historias de personas que pensaron y despu¨¦s actuaron. Pincha aqu¨ª para conocerlas.
CR?DITOS
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