En el campo la oportunidad est¨¢ en lo que se tira
La reutilizaci¨®n de residuos agroganaderos en la Espa?a rural es una v¨ªa para crear negocios o expandir los ya existentes. Tres historias en ?vila, Teruel y Salamanca demuestran c¨®mo la econom¨ªa circular reduce el uso de nuevos recursos sin dejar de lado la rentabilidad
En el campo lo saben: una barra de pan que se pone dura no se tira a la basura. De ella puede nacer una cerveza con una receta distintiva. Los purines del ganado no tienen por qu¨¦ ser desechos dif¨ªciles de eliminar: es posible transformarlos y generar energ¨ªa para la propia explotaci¨®n ganadera. Con las frutas que no se cosechan, o que tienen alg¨²n defecto est¨¦tico, se pueden elaborar mermeladas con pleno sabor y calidad alimentaria. Son ejemplos de reutilizaci¨®n de residuos en la Espa?a rural, donde servirse de lo que hasta hace poco se tiraba, la base de la econom¨ªa circular, es una f¨®rmula incipiente para crear negocios o expandir los ya existentes, y volverlos m¨¢s sostenibles.
La lista de desechos del campo que se pueden transformar en algo ¨²til es amplia: huesos de aceituna, esti¨¦rcol, aceite usado, hojas y ramas de una poda, descartes de la producci¨®n ganadera¡ Con estos materiales cotidianos se pueden fabricar, entre otros, productos cosm¨¦ticos, ropa, alimentos e incluso combustibles renovables. Y de ellos puede surgir una nueva ola de actividad en el campo, en palabras de Pedro Mart¨ªn, de Zabala Innovation, una consultora que desarrolla m¨²ltiples proyectos de econom¨ªa circular en el ¨¢mbito rural: ¡°Todos esos recursos naturales est¨¢n siendo desaprovechados, y sin embargo suponen una fuente de ingresos muy significativa¡±.
La bioeconom¨ªa genera 2,2 billones de euros y emplea a 17,5 millones de personas, seg¨²n la Comisi¨®n Europea
Este aprovechamiento de los recursos org¨¢nicos, bautizado como bioeconom¨ªa, ya genera 2,2 billones de euros y emplea a 17,5 millones de personas, seg¨²n la Comisi¨®n Europea, que prev¨¦ que esta cifra aumente en los pr¨®ximos a?os. Y abre una v¨ªa con mucho potencial para fijar poblaci¨®n: ¡°Puede frenar e incluso revertir la tendencia a la despoblaci¨®n. La aparici¨®n de nuevas cadenas de valor de base biol¨®gica, junto a las nuevas tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n, crean oportunidades en actividades vinculadas a los alimentos, los piensos, las fibras y la bioenerg¨ªa¡±, ampl¨ªa Mart¨ªn.
Un ejemplo de estos motores econ¨®micos por explorar son los propios centros industriales, complejos donde es posible sustituir las materias primas actuales por algunos tipos de residuos para transformarlos en biocombustibles avanzados. Susana Benedicto, coordinadora de Transformaci¨®n en el Complejo Industrial de Repsol en A Coru?a, donde la compa?¨ªa energ¨¦tica ya ha producido hidrobiodi¨¦sel a partir de aceite de fritura usado, explica la importancia de la proximidad de las plantas de transformaci¨®n al origen de estos residuos. ¡°De esta forma se establece una cadena de valor con los proveedores locales, se reducen los costes log¨ªsticos y se crea riqueza en la zona, integrando el mundo rural e industrial y fomentando la colaboraci¨®n p¨²blico-privada¡±.
A continuaci¨®n, tres ejemplos el reaprovechamiento de lo que nunca fue basura en la Espa?a rural.
Israel y H¨¦ctor, los hermanos Garc¨ªa S¨¢nchez, llevan el pan en la sangre. Desde hace d¨¦cadas, sus padres, abuelos y bisabuelos lo elaboran y venden a los habitantes de El Barraco, un municipio abulense de casi 2.000 habitantes. Ellos, la generaci¨®n m¨¢s reciente, contin¨²an esta relaci¨®n profunda con el producto, pero le han dado un giro propio e inesperado. En 2017 fundaron Ra¨ªz Cuadrada, la primera productora de cerveza artesanal que utiliza el pan duro y sobrante, el de las tahonas de su familia, en la receta.
Israel Garc¨ªa S¨¢nchez, ingeniero inform¨¢tico de 41 a?os, afirma que en 2008 se les ¡°cruz¨® el cable¡±. Tras varios a?os trabajando fuera de Espa?a en grandes empresas, volvi¨® a El Barraco e introdujo a su hermano H¨¦ctor, ingeniero de telecomunicaciones de 38 a?os, en el mundo de la cerveza. Poco a poco se fueron sumergiendo en un arte tan extenso como fascinante. Su intenci¨®n era conectar esta bebida con el mundo del pan. ¡°Aprendimos c¨®mo se hace la cerveza, pero tambi¨¦n qu¨¦ similitudes de fermentaci¨®n tiene con el pan. Investigamos c¨®mo unir ambos productos. Yo es que de peque?o me recuerdo metido en el canasto con las barras¡±, r¨ªe.
Su cerveza es la primera que contiene pan. ¡°En esencia, ayuda a la retenci¨®n de espuma y da sedosidad al l¨ªquido¡±, detalla el artesano, que explica que cada d¨ªa se acercan a las tahonas familiares para recoger las barras secas. No se han detenido ah¨ª. Tambi¨¦n dan salida al bagazo, el grano gastado que queda tras infusionar el producto, una fuente de prote¨ªna y fibra que ceden a ganaderos locales para la alimentaci¨®n de sus reses. ¡°Aprovechar lo que nos rodea nos diferencia¡±, resume Israel.
Venden online a todo el pa¨ªs, pero su f¨¢brica, con una capacidad de producci¨®n de 100.000 litros al a?o, se sit¨²a en El Barraco, el primer pueblo del valle del Alberche, en el que destacan los quesos y vinos de la zona, las granjas av¨ªcolas y la confecci¨®n peletera. El municipio ha experimentado un gradual declive poblacional en los ¨²ltimos a?os. Por ello los hermanos lo consideran el lugar id¨®neo: aqu¨ª crecieron viendo a su familia amasar pan, un producto del que ahora se sirven, de la misma manera que usan el agua del Alberche, que por sus cualidades les permite trabajar muchos estilos de cerveza. ¡°Pensamos: o lo hacemos aqu¨ª o no lo hacemos. Por eso montamos la f¨¢brica en nuestra tierra, para tratar de luchar contra la despoblaci¨®n¡±, cierra Garc¨ªa.
El Grupo Arcoiris es la cooperativa agroganadera m¨¢s grande del Matarra?a (Teruel), una comarca de abundante naturaleza que agrupa 18 municipios -la cabecera es Valderrobres- y 8.000 habitantes. Emplean a unas 600 personas de la zona de forma directa y ya desde sus or¨ªgenes practicaban la circularidad, entendida como una elaboraci¨®n ¨ªntegra y total de sus productos. Lo explica Mar¨ªa Lorente, adjunta a direcci¨®n: ¡°Toda la producci¨®n se da en nuestras instalaciones. Fabricamos semen para la inseminaci¨®n artificial porcina y cun¨ªcola. Tenemos ganaderos-socios que se ocupan del pienso de alimentaci¨®n. Nos encargamos de la matanza, el despiece y el secado de los embutidos. Y contamos con transporte propio¡±.
A ese todo a¨²n le faltaba algo: hallar una salida l¨®gica para los purines -los residuos derivados de la cr¨ªa de animales en las granjas-, el desecho m¨¢s com¨²n de esta clase de explotaciones. ¡°El pur¨ªn es un abono natural, pero estamos en una zona sin grandes extensiones, y no hay tantas necesidades de abonar. Nos encontr¨¢bamos con un gran excedente¡±, relata la directiva. Encontraron la soluci¨®n cerca, sin salir del Matarra?a, una comarca donde se vive de la agricultura y de un incipiente auge del turismo. El Gobierno de Arag¨®n hab¨ªa edificado unas plantas de tratamiento de residuos que a¨²n no estaban en funcionamiento. Se presentaron al concurso p¨²blico y resultaron adjudicatarios de su gesti¨®n.
¡°Nos dimos cuenta de que con una actualizaci¨®n del equipo pod¨ªamos convertir los purines, y otros residuos org¨¢nicos -partes que no se usan del animal, como por ejemplo las tripas- en electricidad y biog¨¢s¡±, detalla Lorente. La idea es que la mitad de lo generado se autoconsuma en las propias plantas para que sean autosuficientes. La otra mitad alimentar¨¢ a las instalaciones propias del grupo. ¡°En un momento posterior podremos llegar a acuerdos con terceros para la venta del biog¨¢s. O servir¨¢n como combustible para nuestros propios veh¨ªculos si los adaptamos¡±, termina.
Antes de ejercer la econom¨ªa circular hay que aprender sus bases. En la casa de visitantes de La Alberca (Salamanca), destinada a orientar e informar al for¨¢neo que llega a esta bella comarca, se aloja una peque?a escuela donde se imparte esta filosof¨ªa de manera pr¨¢ctica y ¨¢gil. A este laboratorio, bautizado como Batuecas y dependiente de la Fundaci¨®n Patrimonio Natural de la Junta de Castilla y Le¨®n, acuden habitantes de la zona a formarse y hallar una posible salida laboral. Activo desde 2019, Jes¨²s D¨ªez, director de la fundaci¨®n, defiende la idea de que lo peque?o es hermoso: ¡°La instalaci¨®n es modesta y no nos cost¨® demasiado. La idea era incidir en un aspecto olvidado de la econom¨ªa circular: la econom¨ªa compartida, el compartir conocimientos y equipamiento¡±.
Al entrar a este laboratorio se trata de aclarar el a veces esquivo concepto de econom¨ªa circular. ¡°Hicimos varias encuestas y hab¨ªa mucha confusi¨®n. En general se asociaba a la gesti¨®n de residuos, al reciclaje. Pero el concepto abarca muchas m¨¢s cosas: reparaci¨®n, reutilizaci¨®n, recuperaci¨®n¡±, incide D¨ªez. Despu¨¦s, los participantes, 83 vecinos con mayor¨ªa de mujeres, escogen un campo de acci¨®n en el que experimentar y aprender. El objetivo es ofrecerles una formaci¨®n basada en el aprovechamiento de los residuos que, con el tiempo, pueda suponer un peque?o complemento econ¨®mico.
La primera ¨¢rea de aprendizaje es un obrador en el que se lucha contra el desperdicio alimentario. ¡°Tradicionalmente, en el medio rural, los huertos se trabajaban y lo que sobraba se compart¨ªa con la familia. Ahora a la mitad de la producci¨®n no se le da salida¡±, contextualiza D¨ªez. Hablaron con diferentes agricultores para que les cediesen sus excedentes. De las casta?as han sacado harina con la que hacer pasteler¨ªa o rebozados, o marr¨®n glac¨¦. Con las frutas elaboran mermeladas o compotas. Las setas se deshidratan y envasan. ¡°Como en todos los laboratorios hay un componente muy importante de formaci¨®n. Hay que aprender una serie de procedimientos sanitarios y normativos. Mezclando lo te¨®rico y lo pr¨¢ctico, eso s¨ª¡±, ampl¨ªa.
A ello se a?ade un taller dedicado a recuperar fibras textiles aut¨®ctonas cuyo uso se est¨¢ perdiendo: ¡°Sustituyen perfectamente a las fibras de pl¨¢stico, que est¨¢n en todo lo que llevamos puesto¡±, a?ade D¨ªez. Una de ellas es la lana, un material que se pierde en grandes cantidades por la falta de mercado, adem¨¢s del coste est¨¦ril que el esquileo supone para el ganadero. En el taller han instalado toda la maquinaria necesaria para trabajarla. Hay una cardadora, una rueca¡ El proyecto ha desembocado en una asociaci¨®n que promueve el uso de estos materiales aut¨®ctonos y su comercializaci¨®n en ferias. Algunos due?os de establecimientos hoteleros ya ofrecen un detalle textil, manufacturado por ellos mismos, a sus clientes. Por estas y otras iniciativas, el laboratorio de Batuecas ha sido incluido en el manual de buenas pr¨¢cticas en econom¨ªa circular del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico.
Biocombustibles, otro ejemplo de econom¨ªa circular a partir de residuos del campo
Un hueso de aceituna, un descarte org¨¢nico frecuente en la Espa?a rural, sirve para fabricar productos tan diversos como cosm¨¦ticos o pellets. Pero hoy su aprovechamiento va mucho m¨¢s lejos: este residuo (y otros como la celulosa o el esti¨¦rcol) se puede transformar en biocombustible, una nueva generaci¨®n de carburantes sostenibles cuya huella de carbono es hasta un 90% menor que los tradicionales, seg¨²n estiman los expertos. Compatibles con los motores actuales de coches, barcos y aviones, estos carburantes ya est¨¢n presentes en los dep¨®sitos de los coches ¨Cpor ejemplo, los gas¨®leos ya llevan hasta un 10% de combustible de origen renovable¨C. Este producto no depende de materiales finitos, algo que seg¨²n los expertos puede ayudar a reducir la dependencia energ¨¦tica de los materiales f¨®siles y descarbonizar la econom¨ªa. Susana Benedicto, coordinadora de Transformaci¨®n en el Complejo Industrial de Repsol en A Coru?a, una instalaci¨®n en la que ya se produce hidrobiodi¨¦sel a partir de aceite de fritura, afirma que a medio plazo se emplear¨¢n tambi¨¦n desechos m¨¢s dif¨ªciles de procesar, como por ejemplo residuos s¨®lidos urbanos, agr¨ªcolas y ganaderos o incluso CO2: ¡°En estos casos son necesarias inversiones en nuevas instalaciones para convertir estos residuos en algo que pueda incorporarse a la refiner¨ªa. En eso estamos trabajando¡±.