Publicidad que cae del cielo
Compa?¨ªas publicitarias apuestan por campa?as promocionales con drones

El anuncio es peque?o. Lo mueve el viento con mucha fuerza, apenas se lee lo que dice y no es muy colorido. Pero funciona porque est¨¢ volando. Muchos se giran a verlo y lo se?alan. El pasado julio, los asistentes al BeachGlow music festival, en Nueva Jersey, Estados Unidos, vieron la campa?a promocional de Dronecast por primera vez. La empresa, con base en Filadelfia, se enfoca exclusivamente en la publicidad con drones.
Desde que Amazon anunci¨® su proyecto de enviar paquetes por los aires se ha abierto el debate sobre las posibilidades que ofrecen estas peque?as aeronaves no tripuladas en distintos campos. Muchos pa¨ªses ¨C como Espa?a ¨C a¨²n no terminan de regular su uso, pero eso no ha detenido a las empresas que este a?o han llamado la atenci¨®n del p¨²blico desde el aire.
"Vi un reportaje sobre el proyecto de Amazon en la televisi¨®n el d¨ªa de acci¨®n de gracias de 2013 y empec¨¦ a pensar en c¨®mo transformar esa tecnolog¨ªa tan genial en un negocio". GauravJit Singh (India, 1994), m¨¢s conocido como Raj, tiene solo 20 a?os y es el fundador y director general de Dronecast.
Hasta ahora, ha trabajado, junto a sus 15 empleados, en unas 100 campa?as, pero no solo hace que vuelen carteles publicitarios. La empresa que fund¨® en enero tambi¨¦n utiliza sus drones para dejar caer material promocional desde lo alto, principalmente en eventos espec¨ªficos. Para la inauguraci¨®n de un bar deportivo decidieron lanzar tarjetas de regalo que eran canjeables en los juegos electr¨®nicos del local. Incluso han llegado a lanzar desde el aire latas de refresco dentro de un recinto, "con paraca¨ªdas", explica Singh, para que no hicieran da?o a nadie.

Respecto a sus precios, son tan variados como sus ideas. "Depende de lo que quiera el cliente", dice Singh, y agrega que pueden cobrar entre 10.000 y 100.000 d¨®lares (entre 7.900 y 79.700 euros) por una campa?a. "Est¨¢ en el mismo rango que un comercial de televisi¨®n", especifica el joven empresario que dej¨® la universidad para dedicarse a su empresa a tiempo completo.
Tambi¨¦n fue en julio cuando se les ocurri¨® algo diferente a los chicos de Hungry Boys, en Mosc¨², Rusia. Ellos se aprovecharon de la hora de la comida para tentar a los trabajadores de tres edificios de oficinas en el centro de la ciudad, durante tres d¨ªas, con el anuncio de un restaurante de comida china que hac¨ªan volar frente a sus ventanas. "Vimos que se necesitan entre seis y 10 segundos para leer un anuncio en el aire, aunque tambi¨¦n depend¨ªa del piloto que lo controlara", cuenta su director creativo y ejecutivo,?Vlad Sitnikov (Rusia, 1979) sobre el plan de vuelo. "Tampoco quer¨ªamos sobrecargar el espacio a¨¦reo para no irritar al Gobierno, porque todav¨ªa no hay una regulaci¨®n aprobada".
Desde hace tres a?os, este equipo ha estado involucrado en diversos proyectos digitales y publicitarios. "No le tenemos miedo a las ideas locas que puedan parecer irreales a primera vista", asegura Sitnikov, que no solo llam¨® la atenci¨®n de los transe¨²ntes, sino que aument¨® un 40% las ventas del restaurante Wokker, que en principio hab¨ªa retado a Hungry Boys a que promoviera su compa?¨ªa sin usar ning¨²n canal publicitario regular. Ahora agradece haberlo aceptado, pues ha decidido crear un departamento especialmente destinado a su trabajo con los drones: la agencia Birdzzz. Por el momento solo tienen tres trabajadores, pero dicen que la demanda para ese tipo de proyectos est¨¢ creciendo.
Casi cuatro meses despu¨¦s, ambas compa?¨ªas defienden su ¨¦xito con este nuevo modelo publicitario, y hay otras, como Swarm UAV en Melbourne, Australia, que empiezan a usar proyectores en sus drones para reproducir v¨ªdeos promocionales en las paredes de los edificios y est¨¢n listos para lanzarse al mercado. Espa?a, sin embargo, ha limitado las posibilidades de los creativos locales. Hasta ahora, aunque el uso de drones est¨¢ permitido para publicidad, los aparatos solo se pueden operar en zonas alejadas de reuniones de personas al aire libre y de las ciudades.
"Si pudi¨¦semos encontrar una manera de incorporarlos de manera segura, ser¨ªa genial porque hay mucho potencial en Espa?a", cree Singh, que est¨¢ planeando llevar Dronecast a Canad¨¢, Dub¨¢i, India y Ecuador. "Mucha gente pondr¨ªa mucho dinero en algo as¨ª, en Ibiza especialmente. Ser¨ªa una gran fuente de trabajo. Pero, bueno, ya veremos qu¨¦ pasa".
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