Muere Ralph Baer, padre del videojuego dom¨¦stico
Ralph Baer, inventor de la primera consola dom¨¦stica, ha muerto en su hogar a los 92 a?os
Invent¨® la ¡°caja marr¨®n¡±, como se llam¨® de manera informal a Magnavox Odyssey, la primera consola dom¨¦stica que sali¨® al mercado en 1972. Este s¨¢bado, Ralph Baer (Rodalben, Alemania, 1922) falleci¨® en su hogar de Manchester (Nuevo Hampshire, EEUU) a los 92 a?os. De origen jud¨ªo,? escap¨®?junto a su familia de la Alemania nazi a Estados Unidos en el oto?o de 1938, y fue el primero en convertir la televisi¨®n en un centro de entretenimiento interactivo.
Antes de descubrir las bondades del ocio electr¨®nico sirvi¨® en el ej¨¦rcito de EEUU. Tras graduarse como t¨¦cnico de radio en 1940, en 1943 fue llamado a filas. Le destinaron a Londres, en una unidad de inteligencia militar. Al final de la contienda, de vuelta a la vida civil, comenz¨® a trabajar en una incipiente industria tecnol¨®gica en Sanders Associates. Despu¨¦s de a?os de insistencia consigui¨® la luz verde de sus superiores para hacer realidad su idea. En 1966 mostr¨® el primer prototipo de su Brown Box. No les convenci¨® del potencial del invento y cambi¨® de empresa. Sanders estaba especializada en tecnolog¨ªa militar. Aunque su d¨ªa a d¨ªa lo ocupaba la creaci¨®n de equipamento de quir¨®fano, altavoces y placas con circuitos integrados, Baer considero que un incipiente parque de 40 millones de televisores representaba un mercado interesante para su idea.
En 1972 Magnavox, su nuevo empleador, licenci¨® la primera consola de videojuegos. No ten¨ªa nada que ver con lo que hoy se entiende como tal. Se trataba de un aparato robusto, con una ranura para introducir las tarjetas donde se guardaban los juegos. Este modelo lleg¨® a contar con un cat¨¢logo de 27 t¨ªtulos. La consola, con un precio de 100 d¨®lares, vendi¨® m¨¢s de 100.000 unidades.
Uno de los juegos m¨¢s exitosos era una simulaci¨®n de tenis, un prototipo del ya m¨ªtico Pong de Atari en cuyo desarrollo trabajaron Steve Jobs y Steve Wozniak, cuando solo eran dos amigos que necesitaban dinero con un sue?o: crear los ordenadores Macintosh. A Baer se le considera precursor de los juegos de tem¨¢tica deportiva con un arcaico f¨²tbol, hockey supuestamente sobre hielo, balonmano y el ya citado tenis. Las diferencias entre deportes o su mec¨¢nica exig¨ªan cierta abstracci¨®n, pues la consola era en blanco y negro, la lentitud acusada y el tama?o de los p¨ªxeles considerable.
En su curiosidad por explorar nuevas formas de interacci¨®n digital cre¨® tambi¨¦n el primer simulador de caza. Odissey contaba con una pistola de luz que creaba la ilusi¨®n de cazar patos en el televisor. Diez a?os despu¨¦s los modelos Master System de Sega y Famicom de Nintendo relanzaban esta idea.
Su capacidad inventiva le llev¨® a crear el primer pasatiempo mental que un¨ªa electr¨®nica, programaci¨®n y habilidad con la memoria. Simon, un popular juego en el que se tiene que repetir una secuencia de luz, color y sonido con cuatro botones fue fruto de la imaginaci¨®n de Bauer, aunque lo comercializ¨® la firma de juguetes MB tanto en el mercado americano como en Europa.
Bauer volvi¨® a Sanders, donde se jubil¨® en 1987. Dijo adi¨®s a la industria que ¨¦l mismo fund¨® antes de que despegase. La hegemon¨ªa de Magnavox dur¨® solo cinco a?os, hasta que Atari lanz¨® su modelo 2600. El inventor de una categor¨ªa de producto que cuya cifra de negocio es hoy comparable a la del cine, se perdi¨® la batalla entre su pa¨ªs de adopci¨®n y Jap¨®n. El relevo de Atari lo tom¨® una centenaria empresa dedicada a los naipes, Nintendo, a la que se sum¨® Sega, tambi¨¦n japonesa. En la siguiente generaci¨®n llegaron Sony y Microsoft al terreno de juego. Desde entonces, la competencia es constante y con dos filosof¨ªas muy acusadas. Mientras que en Occidente triunfan los juegos m¨¢s competitivos y pensados en la acci¨®n, en Asia agradan las mec¨¢nicas repetitivas, algo m¨¢s relajadas.
A lo largo de su vida registr¨® 50 patentes en EEUU y m¨¢s de 100 en todo el mundo. Su ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica fue en 2006, cuando decidi¨® donar sus prototipos y documentaci¨®n de los inventos a la instituci¨®n cultural Smithsonian de Washington. El entonces presidente George W. Bush le condecor¨® con la Medalla Nacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa por su aportaci¨®n a la industria.
Los 'hijos' lloran a su 'padre'
Ahora que los creadores del videojuego comienzan a ser visibles ¡ªy hasta medi¨¢ticos en el caso de estrellas como David Cage, Phil Fish, Ken Levine o Jonathan Blow¡ª, la muerte del padre de todos ellos provoca la pleites¨ªa de sus hijos en las redes sociales.
Pero incluso su gran rival, el fundador de Atari Nolan Bushnell con el que incluso Baer litig¨® en los tribunales, ha querido manifestar su pena en declaraciones a este peri¨®dico: "El mundo del videojuego ha perdido a un pionero. Las contribuciones de Ralph al ascenso del medio no deben ser olvidadas"
Ken Levine, creador de Bioshock, lo despide as¨ª: "Conoc¨ª a Ralph Baer una vez en Video Games Live. Parec¨ªa muy orgulloso de lo que hab¨ªa logrado. Me alegro que haya podido ver cu¨¢n grande se ha hecho [el videojuego]". Tim Schafer, cocreador de Monkey Island y genio de Lucas Arts, tambi¨¦n ha sido m¨¢s breve: "RIP Ralph Baer. Gracias por TODO".
Desde Espa?a, tambi¨¦n se lo despide con cari?o. Ra¨²l Rubio, l¨ªder de Tequila Works, la compa?¨ªa que trabaja en uno de los juegos m¨¢s esperados de PlayStation 4 (Rime), asevera: "Ralph Baer fue un pionero. Sin su esfuerzo y curiosidad no estar¨ªamos aqu¨ª. Gracias, Mr. Baer". Iv¨¢n Lobo, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Interactivas y del Gamelab, subraya la importancia que ha tenido una vez m¨¢s el genio exiliado de un inmigrante: "No muchos de los 1.800 millones de personas que juegan hoy a videojuegos sabr¨¢n qui¨¦n es. Ni se parar¨¢n a pensar en qu¨¦ hubiera pasado si Baer, que tuvo que huir con su familia jud¨ªa de Alemania, no hubiera tenido una segunda oportunidad en Am¨¦rica. Me parece relevante que alguien que est¨¢ al borde de la muerte un d¨ªa, acabe despu¨¦s cambiando el mundo en que vivimos".
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