Que nadie nos lea los mensajes
Entramos en la sede en Silicon Valley de Firechat, la aplicaci¨®n que usaron los manifestantes en Hong Kong para salvar la censura
Si Twitter fue protagonista durante la primavera ¨¢rabe, Firechat lo ha sido en las protestas del pasado mes de septiembre en Hong Kong. Esta aplicaci¨®n que permite mandar mensajes sin necesidad de usar conexi¨®n a Internet (env¨ªos punto a punto, de aparato a aparato, sin 3G, 4G, tarifa de datos o WiFi) fue una herramienta muy ¨²til cuando el Gobierno chino cerr¨® el acceso a la Red. ¡°Toda tecnolog¨ªa lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia¡±, dice la tercera ley de Arthur C. Clarke, autor de ciencia ficci¨®n obsesionado con los avances cient¨ªficos. Con Firechat, la frase cobra sentido.
Micha Benoliel (Niza, 1972), fundador y consejero delegado de esta startup, llevaba desde 2010 con esta idea en la cabeza, pensando en c¨®mo hacer que el chip de radio que busca se?ales tanto de Wi-Fi como de bluetooth,dos conexiones inal¨¢mbricas para intercambio de datos, se pudiera utilizar para conectar m¨®viles entre s¨ª. El alcance es de hasta 200 metros entre dos aparatos. Pero si hay m¨¢s, se teje una red entre ellos. Por eso funciona mejor cuantos m¨¢s hay en festivales, conciertos, manifestaciones...
C¨®mo usar FireChat
?Necesito conexi¨®n?
No si se se quieren mandar mensajes an¨®nimos a alguien cercano. Tambi¨¦n se puede entrar a un chat lejano, siempre que se tenga conexi¨®n a Internet.
?Funciona en mi m¨®vil?
Es compatible tanto con iOS como con Android
?Qu¨¦ significa 'Everyone' (todo el mundo)?
Es la pesta?a donde se encuentra cualquier persona conectada a Firechat en un mismo pa¨ªs
?Qu¨¦ significa 'Nearby' (cerca)?
Es el chat colectivo d¨®nde se encuentran los usuarios activos en un rango cercano. Son los que podr¨ªan hablar entre s¨ª sin conexi¨®n. As¨ª es como funciona con gran fiabilidad en estadios, festivales, conciertos...
?Me han echado?
Firechat tiene un sistema para detectar abusos. Si se hace un uso indebido, como en las antiguas salas de chat primitivas, te pueden echar tomando tu IP. Una semana despu¨¦s levantan el castigo.
?Puedo escribir en privado?
No, los chats son p¨²blicos.
?Por qu¨¦ no se ven las fotos?
Hay que seguir a quien la env¨ªa
?Puedo seguir a alguien?
S¨ª, para saber si se ha conectado. Solo se env¨ªa una notificaci¨®n cuando esa persona a la que se sigue comienza la actividad. La siguiente notificaci¨®n, intentando evitar la saturaci¨®n llegar¨¢ seis horas despu¨¦s suponiendo que siga activa.
Muy pr¨¢ctico para seguir a medios de comunicaci¨®n, periodistas o manifestantes sobre el terreno.
?C¨®mo a?adir a amigos?
En la opci¨®n 'Tell a friend' (Cu¨¦ntaselo a un amigo). Se puede enviar un enlace desde el correo, Facebook, Twitter o WhatsApp. Basta con tener el enlace para entrar.
?C¨®mo descubro chats?
Por defecto, aparecen los m¨¢s populares en un listado en la pantalla principal. A trav¨¦s de enlaces de amigos, correo electr¨®nico, otros chats de Firechat o redes sociales pueden descubrirse otros chats. As¨ª es como se siguieron las manifestaciones de Hong Kong en todo el mundo o la reciente visita del Papa a Filipinas. Para conectarse a estos eventos, si no se est¨¢ cerca de la acci¨®n, es necesario contar con conexi¨®n a Internet. Esa es una de las grandes virtudes de Firechat, poder seguir una manifestaci¨®n o un partido en el estadio como si se estuviera dentro.
Benoliel no es nuevo en el mundo de las comunicaciones. Este ingeniero franc¨¦s estuvo al frente de Skype, la empresa que rompi¨® el monopolio de las operadoras con las llamadas de voz. Al igual que ahora, busc¨® un punto de vista distinto. Entonces convirti¨® la voz en paquetes de datos que se enviaban a trav¨¦s de Internet y volv¨ªan a convertirse en voz al llegar al destino. Ahora hace de la necesidad virtud. De la falta de conexi¨®n, una oportunidad para crear conversaciones prescindiendo de la operadora.
No duda en destacar lo experimentado de su equipo, en su mayor¨ªa ingenieros que trabajaron en aplicaciones de P2P, los pol¨¦micos programas de intercambio de archivos entre particulares. Un conocimiento en trocear y unir bits de informaci¨®n en ordenadores que ahora han puesto al d¨ªa en las peque?as pantallas.
Al contrario de lo que sucede cuando se concentran personas en un estadio, una manifestaci¨®n o un concierto, Firechat cobra m¨¢s fuerza y fiabilidad cuanto mayor es el n¨²mero de aparatos conectados. Superan los cinco millones de usuarios activos, pero el equipo es solo de 14 trabajadores. Su ambici¨®n es tejer una red en la que est¨¦n los m¨¢s de 5.000 millones de tel¨¦fonos m¨®viles inteligentes activos en todo el mundo.
La aplicaci¨®n se public¨® en marzo de 2014 despu¨¦s de dos a?os de trabajo. En apenas dos semanas superaron dos millones de descargas. ¡°Los primeros en darse cuenta de su utilidad fueron los viajeros, vieron que se pod¨ªan mandar mensajes entre los pasajeros de un avi¨®n¡±, explica Benoliel en la sede de Firechat, que se aleja de los t¨®picos de las tecnol¨®gicas de Silicon Valley: no hay pomposos comedores, toboganes, caramelos, ni refrescos. Ubicada en la Isla del Tesoro, un islote en medio de la bah¨ªa de San Francisco, tan solo cuenta con un amplio suministro de frutos secos y coca-colas light desperdigadas por una nave que apenas se distingue del resto por un peque?o logo. La mesa de ping pong es la ¨²nica concesi¨®n.
La capacidad de comunicaci¨®n en entornos desfavorables ha convertido a Firechat en la herramienta ideal para manifestantes. Sus precursores no lo esperaban. Christophe Daligault (Villers, 1961), el director de marketing, es expl¨ªcito en esta cuesti¨®n: ¡°Preferimos que nos se nos ponga esa etiqueta, la de la aplicaci¨®n de las revoluciones, porque somos mucho m¨¢s que eso¡±.
Solo en Hong Kong cuentan con medio mill¨®n de usuarios, todo un hito en una ciudad de siete millones de habitantes. Un joven llamado Yoshua Wong, de 18 a?os, fue quien recomend¨® baj¨¢rsela antes de salir a protestar a la calle para evitar quedarse fuera de juego en caso de que el gobierno cortase Internet.
La creaci¨®n de un perfil en Firechat es sencilla, lleva menos de un minuto. Despu¨¦s, se pueden compartir impresiones en la sala general, como se ha denominado hist¨®ricamente a los chats, o entrar en los espacios tem¨¢ticos. Cualquier usuario puede crear uno para un evento o inter¨¦s concreto. Los hay p¨²blicos y que requieren de ser aceptado para entrar. Al igual que hace Twitter, se pretende que los usuarios destacados ¡ªfamosos, medios y periodistas¡ª puedan contar con cuentas verificadas para llegar a m¨¢s usuarios y ganar fiabilidad. ¡°En Hong Kong intentaron suplantar a varios usuarios implicados en las protestas, fue as¨ª como fuimos conscientes de esta necesidad¡±, matizan desde Firechat.
Firechat cobra m¨¢s fuerza y fiabilidad cuanto mayor es el n¨²mero de aparatos conectados
¡°En Am¨¦rica Latina, por ejemplo, sabemos que se usa mucho para comunicaci¨®n personal. No todo el mundo puede permitirse una tarifa de datos¡±, apunta Daligault. Al margen de Hong Kong, Estados Unidos e India son los lugares donde m¨¢s crecen, seguidos por India, Brasil, M¨¦xico y China. Espa?a est¨¢ en el puesto n¨²mero 12.
Son la anti-startup. Nada que ver con la mayor¨ªa de las empresas de Silicon Valley. No son j¨®venes, tienen canas. No gastan en coches deportivos o en los ¨²ltimos gadgets. Huyen de SOMA, el barrio al sur de la calle Market, donde est¨¢n las empresas de nuevo cu?o. ¡°Demasiado caro para nosotros. Por el precio de una oficina all¨ª aqu¨ª tenemos diez veces m¨¢s espacio¡±, explica Daligault en este islote que se comunica con San Francisco y Oakland a trav¨¦s de un puente en rehabilitaci¨®n tras el ¨²ltimo terremoto. Todav¨ªa quedan resquicios de un pasado militar, donde hubo una base a¨¦rea, con hangares abandonados, pistas de despegue y zonas de asueto para los militares.
La capacidad de comunicaci¨®n en entornos desfavorables la ha convertido en la herramienta ideal para manifestantes
En marzo su valoraci¨®n alcanz¨® los 30 millones de d¨®lares. A mediados de diciembre, recibieron una nueva inyecci¨®n de 10 millones. Pero no pretenden hacerse ricos.
Tampoco tienen un plan de negocio. Ni van a cobrar por el servicio, ni guardan los mensajes, ni piensan incluir publicidad. ?D¨®nde est¨¢ entonces el lucro? Tanto Daligault, considerado un mago en el crecimiento de usuarios, como Benoliel, pretenden hacerlo rentable a trav¨¦s de diversos servicios de Open Garden, la empresa que ha creado la aplicaci¨®n. Ven Firechat como su escaparate, como una manera de exponer su conocimiento para ofrecer servicios de comunicaci¨®n a empresas. ¡°Pensamos en clubes de f¨²tbol que quieran mantener una conversaci¨®n en el estadio, por ejemplo. Tambi¨¦n en organizadores de festivales que quieran tener su propio sistema de comunicaci¨®n con los asistentes¡±, sostiene Daligault.
La creaci¨®n de un perfil lleva menos de un minuto. Despu¨¦s, se pueden compartir impresiones en la sala general
Son inc¨®modos, tanto para gobiernos como para operadoras, pero no les importa. Esa canci¨®n ya la escucharon antes: ¡°Con cada idea disruptiva se repite el mismo proceso. Primero se ignora. Despu¨¦s se denosta. Al final, termina por adoptarse. Pas¨® con Skype, pas¨® con el P2P, sucedi¨® con WhatsApp y ahora con nosotros¡±, concluye el creador.
Su primer aliado dentro del mundo m¨¢s formal es el gobierno de Jap¨®n, que los ha recomendado en caso de cat¨¢strofes. Taiwan acaba de adoptar esa medida.
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