¡°Nuestra privacidad se ha terminado y es casi imposible recuperarla¡±
Leonard Kleinrock gana el Premio Fundaci¨®n BBVA Fronteras del Conocimiento
El lado oscuro de Internet. No es met¨¢fora period¨ªstica, sino c¨®mo define uno de los padres de la red, el ingeniero estadounidense Leonard Kleinroc, la cara m¨¢s amarga de la globalizaci¨®n digital que vivimos. El ataque de ayer a las redes sociales del Comando Central de Estados Unidos o la ciberguerra entre Estados Unidos y Corea del Norte son dos de los ¨²ltimos ejemplos de una tendencia creciente: "Muestran ese lado oscuro de Internet que ha emergido ¨²ltimamente y que crecer¨¢ en el futuro".
La felicidad por haber ganado hoy el Premio Fundaci¨®n BBVA Fronteras del Conocimiento ¡ªque considera "un galard¨®n a todos los pioneros que contribuyeron a la creaci¨®n de Internet"¡ª no es ¨®bice para que hable sobre los nubarrones en la era digital sin tapujos. Especialmente en si esa esfera privada que creemos tener existe ya: "En su mayor parte, nuestra privacidad se ha terminado y es casi imposible recuperarla", sentencia Kleinroc. Es m¨¢s, cree que los culpables en realidad somos todos: "La dimos voluntariamente, al menos en peque?as fracciones, a lo largo del camino". Kleinroc cree adem¨¢s que la gente es "inconsciente de hasta que punto organizaciones y grupos de individuos explotan sus datos para sus intereses".
Otra de las sombras sobre esa red que le debe parcialmente su paternidad es la ciberguerra. El robo de datos de una gran empresa como Sony y el cruce de sables y amenazas posterior entre Estados Unidos y Corea del Norte. Kleinroc tampoco es optimista en c¨®mo se presenta el panorama a medio y largo plazo. "Continuar¨¢ [la ciberguerra]. El ataque de ayer [a las redes sociales del Centro de Defensa de Estados Unidos] es un s¨ªntoma de una tendencia creciente: el uso de Internet por intereses pol¨ªticos y de grupos de individuos. Y esto es muy inquietante".
A¨²n as¨ª, este profesor distinguido de la Universidad de California de Los ?ngeles piensa que la inform¨¢tica se encuentra barajando una soluci¨®n prometedora, aunque se encuentre en sus primeros balbuceos de su investigaci¨®n: "Encriptaci¨®n homom¨®rfica. Con suerte, permitir¨¢ que los datos y los programas permanezcan encriptados mientras son procesados. As¨ª, cuando los datos sean transmitidos o los programas ejecutados, no ser¨¢ posible piratearlos".
Ha pasado casi medio siglo desde ese 29 de octubre en el que el futuro de la red se atisb¨®. El trabajo de Kleinroc, la teor¨ªa matem¨¢tica de colas que emple¨® para fragmentar los mensajes y enviarlos por todos los canales posibles de informaci¨®n, fue clave en el hito de aquel d¨ªa: que dos ordenadores separados por casi 570 kil¨®metros ¡ªlos que median entre la Universidad de California en Los ?ngeles (UCLA) y en el Stanford Research Institute (SRI)¡ª se pasaran una palabra: login (iniciar sesi¨®n). Al primer intento solo se mandaron la "i" y la "o". Poco despu¨¦s, la tarea se completaba. De ah¨ª al Internet de los Facebook, Twitter o Amazon 46 a?os despu¨¦s. "Con este proyecto predec¨ªa una red que siempre estar¨ªa disponible, siempre encendida, permitir¨ªa a cualquier persona de cualquier lugar conectarse con cualquier dispositivo y que acabar¨ªa siendo invisible. Lo que no predije fue que mi madre de 99 a?os estar¨ªa en Internet. Me perd¨ª el social de la red. Pensaba que Internet permitir¨ªa la comunicaci¨®n entre ordenadores y el ordenador y las personas. Pero no me esperaba la comunicaci¨®n entre las personas, que se ha convertido en el uso principal de Internet. Ha sido una sorpresa maravillosa".
Mi predicci¨®n es el sistema nervioso ubicuo y global . Es decir, Internet en todas partes".
Precisamente en la gente es donde ve?Kleinroc los claros de luz entre los nubarrones de la red. En ellos y en su relaci¨®n con lo que ha venido en llamarse "el Internet de las cosas"; es decir, la revoluci¨®n que prometen los objetos inteligentes en nuestra vida diaria, la gesti¨®n de nuestra energ¨ªa, la salud o la seguridad. "Hoy Internet est¨¢ encerrada tras el monitor de tu ordenador. Pero ahora estamos viendo un considerable progreso en sacarlo de la pantalla e integrarlo en nuestro mundo f¨ªsico. Estar¨¦ en nuestras paredes, en nuestras oficinas, en nuestros m¨®viles, en nuestras u?as. Internet acabar¨¢ desapareciendo en nuestra infraestructura y esto permitir¨¢ un acceso natural all¨ª donde vayamos. Mi predicci¨®n es lo que me gusta llamar el sistema nervioso ubicuo y global. Es decir, Internet en todas partes".
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