China levanta la prohibici¨®n sobre las videoconsolas extranjeras

Al gobierno chino le gusta experimentar a peque?a escala con las medidas que va a tomar luego en todo el pa¨ªs. Convierte lugares concretos de su geograf¨ªa en laboratorios que sirven para probar la val¨ªa de las normas que, si dan los resultados deseados, finalmente, regir¨¢n en todo el pa¨ªs. Lo hizo primero con las reformas econ¨®micas que han convertido al gigante asi¨¢tico en la segunda potencia mundial, y luego ha ido repitiendo la experiencia con todo tipo de cambios, independientemente de su trascendencia socioecon¨®mica. No en vano, as¨ª lo ha hecho tambi¨¦n con el fin de la prohibici¨®n que pesaba desde hace quince a?os sobre la fabricaci¨®n y venta de videoconsolas.

El a?o pasado los dirigentes comunistas decidieron levantarla exclusivamente en la nueva Zona de Libre Comercio de Shangh¨¢i, 28 kil¨®metros cuadrados de la capital econ¨®mica del pa¨ªs en los que ensayan un nuevo paso hacia el capitalismo, y el Ministerio de Cultura confirm¨® el pasado d¨ªa 21 en un comunicado que, despu¨¦s de considerar satisfactorios los resultados de la prueba, los fabricantes de todo el mundo pueden ya producir y vender sus aparatos en cualquier lugar de China. Claro que eso no quiere decir que vayan a tener barra libre para comercializar todos sus juegos, porque seguir¨¢n sujetos a una censura similar a la que filtra el cine y que prohibir¨¢, entre otras cosas, cualquiera que atente contra los intereses del pa¨ªs, promueva movimientos separatistas, o muestre contenido religioso o de ¨ªndole sexual.

A pesar de las barreras inherentes a China, es una magn¨ªfica noticia para fabricantes como Nintendo o Sony. No en vano, la consultora del sector Newzoo BV calcula que el valor del mercado de los videojuegos en el gigante asi¨¢tico alcanzar¨¢ este a?o unos 20.000 millones de euros, un 23% m¨¢s que en 2014, y estima que esa cifra se dispare hasta los 95.000 millones en 2017. Son cifras astron¨®micas, pero l¨®gicas si se tiene en cuenta que, con casi 180 millones, es el pa¨ªs que acoge al mayor n¨²mero de jugadores de videojuegos. No obstante, como apuntaba hoy un internauta apodado Saga en la red social Weibo, "la medida llega justo cuando la mayor¨ªa no juega ya en una consola sino en el ordenador o en el tel¨¦fono (un 86,7% seg¨²n Newzoo)". Al fin y al cabo, ya hay casi 600 millones de personas que cuentan en China con un smartphone, y la penetraci¨®n de estos aparatos supera el 80% entre los j¨®venes de menos de 35 a?os.

En cualquier caso, el Gobierno justific¨® el embargo que dict¨® en el a?o 2000 con la preocupaci¨®n por el efecto negativo que las videoconsolas pod¨ªan tener en el desarrollo psicosocial de los m¨¢s j¨®venes. De hecho, se estima que hay m¨¢s de cien millones de adictos a Internet en el pa¨ªs, y la mayor¨ªa est¨¢ enganchado a juegos en red que les atrapan en cibercaf¨¦s. Eso s¨ª, no todos creen que la prohibici¨®n haya estado ¨²nicamente relacionada con ellos, y apuntan hacia otra raz¨®n: el desarrollo local de una industria muy jugosa. ¡°Al Gobierno no le importa que te quedes tonto. Si la prohibici¨®n ha durado tanto es porque ha querido que las marcas locales crezcan y se desarrollen, pero no ha tenido ¨¦xito¡±, comentaba Ben Ben tambi¨¦n en Weibo.

La consultora del sector Newzoo BV calcula que el valor del mercado de los videojuegos en el gigante asi¨¢tico alcanzar¨¢ este a?o

De todas formas, como sucede a menudo en China, quien ha querido jugar a la Wii o a la Xbox lo ha hecho sin grandes dificultades. Porque el mercado negro es precisamente el que m¨¢s se beneficia de este tipo de prohibiciones, y las importaciones ilegales de videoconsolas, sobre todo desde Hong Kong, ha supuesto una buena fuente de ingresos para los estraperlistas que acaparan titulares siempre que Apple lanza un nuevo producto. ¡°Nunca he tenido problemas para encontrar juegos. Ya sea en el mercado de electr¨®nica de mi barrio, o incluso en tiendas 'online' de Taobao, el principal portal de comercio electr¨®nico de China. Pero me alegro de que la prohibici¨®n se levante, porque tengo la sensaci¨®n de vivir en un universo paralelo desconectado del resto de un mundo al que solo podemos acceder a base de triqui?uelas¡±, comenta a este peri¨®dico Wang Yue, un joven de Shangh¨¢i con tres videoconsolas y casi un centenar de juegos en su haber.