¡°La biblioteca del papa no es apetecible para los ¡®hackers¡¯¡±
La Santa Sede recurre a una vieja tecnolog¨ªa creada por la industria espacial en los a?os setenta para digitalizar 45 millones de manuscritos de la Biblioteca Vaticana
Si cada byte de informaci¨®n que genera el mayor proyecto de la Biblioteca Vaticana fuera un grano de arroz, dar¨ªa para ba?ar de cereal 10.000 veces la Ciudad del Vaticano. Para que joyas como el C¨®dice vaticano, una Biblia del siglo IV escrita sobre lo que parecer ser fina piel de ant¨ªlope,?sigan venciendo la usura del tiempo por los siglos de los siglos, el Vaticano acomete la mayor digitalizaci¨®n jam¨¢s emprendida por una biblioteca en el mundo. Junto al Cortile del Belvedere, el gran patio renacentista que concibi¨® Bramante, se est¨¢n fotografiando y escaneando 82.000 manuscritos, 45 millones de p¨¢ginas, que equivalen a casi 50 petabytes (la lluvia de 50.000 billones de granos de arroz con que arranca este texto).?Los archivos inform¨¢ticos guardados en discos duros son los nuevos cajones de madera donde los documentos se libran del da?o de la luz, el tiempo y los virus.
Luciano Ammenti (Morro Reatino, Italia, 1954) dirige el sistema inform¨¢tico de la?biblioteca de los papas. Es un ingeniero entre cardenales. Con gesto pausado y no poca precauci¨®n inicial, acude al encuentro con EL PA?S, invitado a Bilbao por el encuentro?European Ecommerce Conference (EEC-15).?Se enamor¨® en la escuela de la Divina comedia de Dante, pero reconoce que entonces no cre¨ªa que existiera de verdad. Menos pod¨ªa esperar que alg¨²n d¨ªa fuera a depender de ¨¦l la conservaci¨®n eterna, en formato de unos y ceros, de la copia m¨¢s antigua que ha sobrevivido desde que fue escrita a principios del siglo XIV: el Dante urbinate. El primer ejemplar de la obra maestra del italiano ardi¨® en un incendio en la casa de la hija del escritor.?
"Dante era un gran poeta, pero tambi¨¦n un hombre de negocios. Cuando el?condottiero?Federico de Montefeltro le encarga una comedia para sus ratos de ocio, ¨¦l ordena a su?propio cuerpo de copistas que hagan muchas copias", ilustra Ammenti. La Divina comedia es, de toda la colecci¨®n, su favorita, pero tambi¨¦n la que m¨¢s quebraderos de cabeza le ha tra¨ªdo a la hora de digitalizar, algo as¨ª como los que acarrea hacer una foto con flash a un espejo. "La copia est¨¢ miniada en oro y plata. Eso significa que cuando se fotograf¨ªa, la luz se refleja. Hemos tenido que usar un esc¨¢ner especial, de luces fr¨ªas, que dispone de un sistema electr¨®nico que controla la reflexi¨®n". Otra de las joyas que atesora y ha digitalizado la biblioteca es un ejemplar ilustrado por?Boticelli, "que entonces era un muchacho en edad de escuela que dibujaba bien", bromea el inform¨¢tico. Tambi¨¦n guarda una Biblia escrita en arameo, la lengua materna de Jes¨²s de Nazaret.?
Dante era un gran poeta, pero tambi¨¦n un hombre de negocios"
La tecnolog¨ªa est¨¢ sacando de los cajones documentos guardados durante siglos. Digitalizarlos est¨¢ abriendo al mundo, v¨ªa Internet, un patrimonio en gran parte desconocido. "Hemos entendido que en los 500 a?os de historia de la biblioteca no hab¨ªamos dado la posibilidad de estudiar m¨¢s del 20 por ciento de nuestro patrimonio. Por m¨¢s que aument¨¢bamos al m¨¢ximo los locales de consulta y ampli¨¢bamos el personal, nunca bastaba", asegura Ammenti.
"Si las obras no son consultables, no son m¨¢s que tesoros guardados en cajas", confiesa el inform¨¢tico, que dej¨® atr¨¢s su peque?o pueblo natal en el Lacio para irse a estudiar a Canad¨¢. Ha embarcado a un equipo de 20 personas en un proyecto espec¨ªfico para digitalizar los manuscritos, una parte m¨¢s de la gran informatizaci¨®n de la Biblioteca, que a¨²n tiene ante s¨ª 15 a?os de trabajo para terminarlo todo.?Marc¨® el pistoletazo de salida en 2012 con una decisi¨®n inaudita en el mundo de la conservaci¨®n: en lugar de los m¨¢s modernos JPG, TIFF o el omnipresente PDF, Ammenti escogi¨® un viejo formato de archivo desarrollado en los setenta usado para las im¨¢genes de la astrof¨ªsica y la f¨ªsica espacial, el FITS. "Hoy solo pervive otro ejemplo de antig¨¹edad y vetustez como este en el mundo de la inform¨¢tica: el sistema operativo UNIX", reconoce con parsimonia. Para Ammenti, "fue muy importante entender que las im¨¢genes del aterrizaje en la Luna pudieran estar conservadas en ese formato y hoy, esa tecnolog¨ªa, que es de c¨®digo abierto, aporta una garant¨ªa excepcional".?
Bilbao, punto de encuentro
Luciano Ammenti ha sido uno de los invitados estrella del ECC-15, un encuentro europeo que re¨²ne a expertos en comercio electr¨®nico?y los negocios digitales. En su novena edici¨®n ha escogido Bilbao y el lema "Transformando el futuro de la econom¨ªa digital".?
El FITS es, por lo dem¨¢s, un formato muy estable. En m¨¢s de treinta a?os, solo ha lanzado tres versiones oficiales. Cuando se habla de conservaci¨®n a largo plazo en una instituci¨®n como la Iglesia esa estabilidad fue un punto a su favor: "Antes de lanzar el proyecto miramos a nuestro alrededor y no entend¨ªamos (ni entendemos todav¨ªa) por qu¨¦ las bibliotecas de nuestro entorno usan, por ejemplo JPG, TIFF o PDF para la conservaci¨®n, que son propiedad de Adobe. Cuando escaneas algo en ese formato, no solo es tuyo, es de Adobe. Se supone que en un mundo en el que la inform¨¢tica tiene que estar siempre en el nivel m¨¢s alto, nosotros deber¨ªamos haber usado un formato TIFF, proyectado en el 92 y abandonado en el 98, pero no preparado para las tres dimensiones", apunta el ingeniero. Roma no se casa con nadie: "Hicimos un an¨¢lisis sin dejarnos llevar por influencias comerciales y pensamos el modo mejor para poder conservar el manuscrito para la Humanidad, para los hijos de mis hijos, para todos. Ah¨ª reparamos en el FITS".
Los equipos actuales est¨¢n capturando im¨¢genes a una resoluci¨®n de 50 megap¨ªxeles y con un techo te¨®rico de 18 cuatrillones de colores. El FITS permite que cuando los esc¨¢neres y c¨¢maras alcancen resoluciones mucho m¨¢s altas en el futuro no haya dificultad en seguir us¨¢ndolo.?
"Somos muy afortunados"
En comparaci¨®n con la "sencillez" del Vaticano,?el ingeniero lamenta el lento poder de decisi¨®n de los bienes culturales italianos. "Su capacidad de decisi¨®n es lent¨ªsima. Ojal¨¢ que nosotros [desde la Biblioteca Vaticana] consigamos suscitar emoci¨®n sobre las nuevas tecnolog¨ªas. Se sigue haciendo lo que se viene haciendo desde siempre, por temor a desestabilizar aunque sea m¨ªnimamente las cosas". El de la Santa Sede, ?es un entorno conservador en lo tecnol¨®gico? "No, somos muy afortunados. Nuestros jefes nos han dicho que debemos probar, que probar cosas es mejor que no hacer nada, aunque tambi¨¦n hemos tenido discusiones entre nosotros porque la palabra conservaci¨®n, en un principio, equival¨ªa a guardar las cosas en una especie de b¨²nker".
La pir¨¢mide [en el Vaticano] es muy corta: mi jefe est¨¢ justo por encima de m¨ª. Todo es muy sencillo y muy directo"
No resulta dif¨ªcil ser ingeniero inform¨¢tico en una instituci¨®n bimilenaria como el Vaticano, a juzgar por Ammenti, que parece acostumbrado a la pregunta: "Somos muy tecnol¨®gicos. Mire, quiz¨¢ le sorprenda, pero nuestra biblioteca, como todas las grandes del mundo que est¨¢n informatizadas, cuenta con el segundo procesamiento de datos m¨¢s r¨¢pido despu¨¦s del de los bancos. El tiempo de respuesta tiene que ser muy breve, porque si no el usuario se estanca, y no quiere esperar. No es excusa que hasta no hace tanto hubiera que consultar a mano 10 millones de fichas impresas. Ahora, el estudioso viene a nosotros con su iPad y con muy poco tiempo antes de coger su avi¨®n. Gran parte de su investigaci¨®n ya la ha hecho, a trav¨¦s de Internet, desde su pa¨ªs", describe.
Trabajar en el Vaticano es para ¨¦l algo sencillo en comparaci¨®n con otros entornos profesionales. "La diferencia sustancial es que la pir¨¢mide [en la Santa Sede] es muy corta: mi jefe [el prefecto de la biblioteca, Cesare Pasini] est¨¢ justo por encima de m¨ª, hablamos todos los d¨ªas, y por encima de ¨¦l el cardenal bibliotecario, que es responsable de la Biblioteca y del Archivo Secreto. Si hay un nuevo proyecto, lo discuto con ¨¦l: me da su aceptaci¨®n si yo lo defiendo y, si no funciona, soy yo el que he hecho una elecci¨®n t¨¦cnica equivocada. As¨ª funciona todo en nuestra casa: todo es muy sencillo y muy directo".
Ciberataques
Como responsable de inform¨¢tica, este ingeniero tambi¨¦n est¨¢ a cargo de la ciberseguridad de la biblioteca, de protegerla de los?ataques. "No le voy a decir c¨®mo trabajamos, tenemos nuestras defensas, pero la verdad es que la seguridad no nos preocupa mucho porque nuestros accesos son todos gratuitos. Desde el punto de vista de los hackers, no somos apetecibles: todo lo que uno podr¨ªa tener, ya lo tiene on line, no hay nada m¨¢s. No tenemos documentos secretos". Aun as¨ª, han sufrido la entrada de piratas aprovechando brechas del sistema. "Obviamente ah¨ª est¨¢ la posibilidad de decir 'yo he perforado tal sistema'. Que nuestra biblioteca sea, como todos los sistemas inform¨¢ticos, violable, es un hecho; la seguridad inform¨¢tica perfecta es un sue?o".
Ammenti ha trabajado para tres papas: "Juan Pablo II, Su Santidad Ratzinger y el Papa Francesco", enumera, pero no ha visto diferencias con su acercamiento a la tecnolog¨ªa. En todo caso, "no son distantes", se?ala. "Tenemos que que pensar que la Biblioteca Vaticana es la biblioteca del papa. Obviamente tienen cosas mucho m¨¢s importantes en las que pensar, y delegan en personas que en la pr¨¢ctica son quienes comandan la biblioteca". La oficina que gestiona el sitio web del Vaticano sirvi¨® para dar a conocer los beneficios de la tecnolog¨ªa en la sede de la Iglesia. Tan equilibrado como se ha mostrado durante toda la entrevista, concluye: "De todos modos, los problemas de los papas est¨¢n en el nivel humanitario. Ojal¨¢ fueran solo problemas t¨¦cnicos".
Una biblioteca accidentada
Se tiene noticia, ya en el siglo IV, de un Scrinium (de ah¨ª viene escri?o, pero aqu¨ª significa biblioteca o archivo) ligado a la Iglesia de Roma. En 784, mientras Carlomagno arrasa a los sajones en el norte de Alemania y Abderram¨¢n compra la mitad cristiana de una antigua bas¨ªlica cordobesa para erigir sobre ella su Mezquita, en Roma el papa Adriano I nombra Bibliothecarius a un tal Teofilacto. Algo tuvo que ocurrir a principios del siglo XIII para que los libros y los manuscritos acumulados durante m¨¢s de mil a?os se dispersasen, pero los papas no tardan en volver a hacer acopio de ellos. Se conserva un inventario de Bonifacio VIII, aquel papa abofeteado de mano del pendenciero Sciarra Colonna por el rey franc¨¦s Felipe el Hermoso en uno de los episodios del Cisma de Occidente. Lo inmortaliz¨® Dante en el Canto XX (Purgatorio) de la Divina Comedia ("Por remediar lo hecho y lo futuro, / veo en Agnagi entrar la flor de lis, / y en su vicario hacer cautivo a Cristo. / Le veo nuevamente escarnecido; / hiel y vinagre renovar le veo, / y entre vivos ladrones darle muerte").
Otras peleas de papas y reyes llevan la biblioteca de Roma a Perugia, luego a As¨ªs y finalmente a Avi?¨®n. Por los caminos de Italia y Francia se pierden muchos documentos y Juan XXII, el papa al que llam¨® hereje Guillermo de Ockham (o de Baskerville, para los fans de El nombre de la rosa)?arranca una nueva colecci¨®n que, pasando por la familia Borghese en el siglo XVII, recala en 1891 en un Vaticano m¨ªnimo y cercado por el Reino de Italia donde los pont¨ªfices confiesan sentirse prisioneros.
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