M¨®viles ¡®tontos¡¯ para quienes quieran desengancharse del trabajo

Un pitido, otro, y otro m¨¢s¡­ Vivimos esclavos del m¨®vil y a medida que aumenta el n¨²mero de aplicaciones con distintos servicios, crece el n¨²mero de avisos y alertas en el dispositivo. Esto lo descubrimos con toda su crudeza cuando nos olvidamos el m¨®vil en casa o en nuestro destino no hay cobertura: de pronto recuperamos la paz. Es precisamente en este aislamiento donde unos emprendedores suizos han encontrado un nicho de mercado presentando un m¨®vil que sirve para hacer llamadas y poco m¨¢s. Una opci¨®n alternativa y que podr¨ªa parecer casi suicida en un mundo cada vez m¨¢s conectado, pero su fundador, Petter Neby, ve una oportunidad de negocio entre un nicho de usuarios que comienzan a ver el m¨®vil m¨¢s como un problema que una fuente de soluciones.

MP01 es el primer m¨®vil de Punkt, la empresa fundada por este suizo y que reivindica el origen de la utilidad de cada producto. Es decir, si un despertador tiene que despertar a su usuario, que haga s¨®lo eso y que lo haga bien ?Un m¨®vil? Naci¨® para facilitar que las personas hablaran entre ellas desde cualquier lugar as¨ª que debe ser capaz de hacer eso con nota, pero nada m¨¢s. Se trata de un m¨®vil que no superar¨ªa ninguna reuni¨®n de producto en una empresa: carece de pantalla t¨¢ctil, carece de teclado, no se pueden instalar aplicaciones, y de hecho, s¨®lo sirve para hacer llamadas.

Su fundador, Petter Neby, ve una oportunidad de negocio entre un nicho de usuarios que comienzan a ver el m¨®vil m¨¢s como un problema que una fuente de soluciones

En realidad, hay trampa: el MP01 no ha nacido para convertirse en el m¨®vil principal del usuario, sino en un segundo m¨®vil al que recurrir cuando uno termine la jornada laboral. En lugar de decir ¡°lo pongo en modo avi¨®n¡± o ¡°no atiendo a temas de trabajo¡± cuando llega el esperado fin de semana, la idea es que el usuario apague su smartphone y recurra a la simpleza extrema de este dispositivo. ?Qu¨¦ tiene de especial? En realidad, en donde destaca es en sus carencias: s¨®lo sirve para hacer llamadas y de hecho, por no tener, no tiene ni pantalla en color. El MP01 resucita los botones num¨¦ricos f¨ªsicos (id¨®neos para marcar los n¨²meros de tel¨¦fono) y quien se aventure a enviar un SMS deber¨¢ acostumbrarse al m¨ªtico teclado T9 (el que emplea grupos de caracteres ¡®abc¡¯). Pero tanta carencia tiene que tener tambi¨¦n sus ventajas: el m¨®vil se debe cargar ¡°de cu¨¢ndo en cu¨¢ndo¡±, o m¨¢s o menos un par de veces al mes.

¡®Premium¡¯ en dise?o

?Es posible que un m¨®vil tan b¨¢sico hoy en d¨ªa tenga su mercado? Lo tiene. Desde Punkt? instan a leer un reciente estudio publicado en el diario Financial Times en el que se destaca que los m¨®viles tontos¡¯(aquellos que s¨®lo sirven para llamar) est¨¢n volviendo a vivir una ¨¦poca dorada ante un hartazgo generalizado de la tiran¨ªa de las notificaciones del smartphone. Y el asunto no es balad¨ª: consultamos la pantalla del m¨®vil una media de 150 veces al d¨ªa ?cu¨¢nto tiempo perdemos en ello? Marcia Caines, responsable de comunicaci¨®n de la compa?¨ªa, confirma a EL PA?S que este nicho de usuarios hartos de los smartphones movi¨® en 2015 7.000 millones de d¨®lares.

El m¨®vil se carga solo un par de veces al mes

Hay mercado y ahora tambi¨¦n producto ?C¨®mo se explica entonces que un m¨®vil tan b¨¢sico cueste 295 euros? Conviene recordar que tan solo cuenta con una pantalla monocromo y las teclas para hacer las llamadas, poco m¨¢s que los c¨¦lebres StarTAC con los que los m¨¢s veteranos se iniciaron en el mundo de la telefon¨ªa. La empresa justifica este precio por varios motivos: se trata de un m¨®vil, pese a lo b¨¢sico, premium, y que lleva la firma del reputado dise?ador brit¨¢nico Jasper Morrison. Por otro lado, el terminal emplea materiales que le confieren ¡°una gran durabilidad¡± y por otro lado, pese a lo parco de prestaciones, tampoco se ha escatimado en costes en lo que toca a los componentes internos. Pero hay otro elemento definitivo, como las econom¨ªas de escala: ¡°El MP 01 es un dispositivo de comunicaci¨®n ¨²nico¡±, explica Caines, ¡°se produce en peque?os lotes¡±. El terminal, en definitiva, se dirige a un mercado elitista que est¨¢ dispuesto a pagar un extra por un codiciado aislamiento.