El cerebro que est¨¢ detr¨¢s del fen¨®meno Pok¨¦mon Go
John Hanke, creador de la aplicaci¨®n m¨¢s exitosa del a?o y apasionado de los mapas, ha convertido el mundo real en el nuevo terreno de juego virtual
La Convenci¨®n Internacional de C¨®mics de San Diego herv¨ªa. Una larga cola de fans, muchos disfrazados, esperaba dos horas para conseguir un aut¨®grafo o hacerse un selfie con la persona m¨¢s buscada en la mayor concentraci¨®n de frikis por metro cuadrado de Estados Unidos. Pero no se trataba del protagonista de una serie de moda. La gran atracci¨®n era un tipo con flequillo ladeado que dej¨® un trabajo estable como parte del equipo fundacional de Google Maps para hacer el juego que ya se ha convertido en una revoluci¨®n. John Hanke (Cross Plains, Texas, 1967) es la mente que ha hecho realidad el sue?o de muchos ni?os de los ochenta y los noventa: cazar pok¨¦mons en el mundo real.
El genio que est¨¢ detr¨¢s del fen¨®meno m¨®vil del a?o ¡ªla aplicaci¨®n ya ha superado en usuarios a Twitter y en ingresos a Candy Crush Saga¡ª sigue yendo cada d¨ªa a la oficina de Niantic, la empresa de realidad aumentada con sede en San Francisco de la que es consejero delegado, con la misma disciplina de siempre. Pero Hanke nunca ha ca¨ªdo en la rutina. Emprender siempre ha sido su pasi¨®n. Curs¨® un MBA en Berkeley ¡ªtras trabajar para el Departamento de Estado de EE UU¡ª y sigue participando como mentor en encuentros con reci¨¦n graduados o empresas emergentes que buscan consejos e inversiones. Los mapas son su otra obsesi¨®n. En 2001 cofund¨® Keyhole, una firma de cartograf¨ªa digital y de im¨¢genes de sat¨¦lites que Google acabar¨ªa comprando en 2004 por 35 millones de d¨®lares para empezar su divisi¨®n de mapas.
Fue as¨ª c¨®mo la plantilla al completo de Keyhole acab¨® trabajando para el gigante de Mountain View. ¡°Cuando se form¨® el equipo qued¨¦ sorprendido, nunca hab¨ªa visto un grupo de trabajo tan cohesionado, motivado y divertido¡±, explica Bernardo Hern¨¢ndez, primer director de marketing mundial de Google y que estuvo a cargo de dicha divisi¨®n de mapas. Hanke ten¨ªa una facilidad asombrosa para ejecutar los proyectos que imaginaba. De su mente salieron maravillas que hoy son de uso com¨²n. Productos revolucionarios sin los que hoy parece dif¨ªcil moverse. Desde Streetview, con sus coches tomando im¨¢genes de cada detalle de las ciudades, a su equivalente bajo el mar, Google Ocean. Gracias a Hanke, en 2005, millones de personas observaron por primera vez su casa desde el espacio gracias a Google Earth. La informaci¨®n recopilada en su d¨ªa por Keyhole form¨® la base de Google Earth y Google Maps.
Siempre le ha movido el deseo de conseguir que las personas abandonen las pantallas de los ordenadores
Hern¨¢ndez, convertido hoy en un inversor de capital riesgo, destaca que a Hanke le mueve una inquietud por la calidad fuera de lo normal, un amor por las cosas bien hechas que apenas se ven en estos tiempos en los que proliferan los MVP (productos m¨ªnimos viables, concepto utilizado por los emprendedores para referirse a una versi¨®n parcial de un producto orientada a descubrir r¨¢pidamente qu¨¦ pide el cliente, empleando para ello el menor esfuerzo posible) y en eterna versi¨®n beta.
En 2011, bajo la supervisi¨®n de Marissa Mayer (un a?o despu¨¦s la ingeniera se convertir¨ªa en consejera delegada de Yahoo!), Hanke gan¨® libertad. Movido siempre por el deseo de conseguir que las personas abandonaran las pantallas de los ordenadores e hicieran algo de ejercicio, Hanke consigui¨® convencer a Mayer para hacer realidad lo que ya le rondaba la cabeza, la fusi¨®n entre videojuegos y realidad aumentada. As¨ª naci¨® Ingress, un fen¨®meno adictivo que no fue m¨¢s all¨¢ de los entusiastas de los juegos de rol en m¨®vil. Al igual que en Pok¨¦mon, el mundo era el campo de juego, era necesario moverse, ir de un punto a otro andando y se formaba parte de un equipo. Mientras que en las criaturas virtuales son tres las selecciones, aqu¨ª solo se pod¨ªa elegir entre ser atacante o defensor de portales. Esa es otra clave, los llamados portales, puntos de encuentro en las ciudades, asociados casi siempre a monumentos, iglesias, murales o instituciones, que han sido la base de las actuales pokeparadas (lugares distribuidos por la calle donde encontrar objetos del juego).
Con la reconversi¨®n de Google en Alphabet hace solo un a?o, Hanke ha conseguido m¨¢s independencia. Niantic es ahora una empresa separada, participada por Google y Nintendo, que aporta su licencia de los populares monstruos de bolsillo (que es lo que significa Pok¨¦mon, pocket monster). El objetivo exclusivo de esta firma es crear una realidad aumentada para la que no se necesiten unas gafas especiales, de realidad virtual, como las Oculus Rift de Facebook.
Con Pok¨¦mon Go, Hanke ha hecho este tipo de juegos accesible a todos. A los que ya ve¨ªan la serie animada japonesa y a los que empiezan ahora. Combina alguno de los pasatiempos favoritos de la infancia con una versi¨®n de piedra, papel o tijera muy sofisticada; fomenta el coleccionismo, como los cromos, y obliga a salir a la calle para interactuar con otros. El mundo real es el campo de batalla.
De Hanke se aprecia su buen talante. Las ¨²ltimas semanas lo ha demostrado encajando golpes. Ha recibido cr¨ªticas por las ca¨ªdas iniciales de los servidores que hacen posible el juego o por la forma en la que ha reajustado la capacidad de algunos personajes que desequilibraban las batallas. Hanke ha mantenido el tipo. El nivel de apasionamiento de los intr¨¦pidos cazadores de pok¨¦mons ha traspasado algunas fronteras: ha habido jugadores que han intentado averiguar d¨®nde vive y hacerse con el control de su cuenta de Twitter. Ni siquiera perdi¨® los estribos cuando se achac¨® su ¨¦xito a la suerte. ¡°S¨ª, esto ha sido un ¨¦xito de la noche a la ma?ana¡ tras 20 a?os de trabajo¡±, escribi¨®. Una sentencia que se ha convertido en un mantra en Silicon Valley. Una forma de decir que a nadie le regalan nada, pero que con trabajo duro llegar¨¢n los frutos. Muy en sinton¨ªa con el nuevo El Dorado que se predica en esta zona.
El fen¨®meno Pok¨¦mon Go no parece tener l¨ªmites. No mientras se sepa alimentar la curiosidad de los jugadores. Algunos analistas lo ven como una moda pasajera. Muy al contrario, Hanke tiene algunas cartas guardadas. Como los m¨¢s de 100 pok¨¦mons legendarios que todav¨ªa no han desempolvado, o los acuerdos comerciales con tiendas y restaurantes para convertirse en lugares de paso en el juego. Por no hablar de una pulsera que saldr¨¢ en oto?o para medir los pasos que dan los jugadores y sumar puntos al moverse. ?Qui¨¦n dijo que los ni?os, y no tan ni?os, de estos nuevos tiempos iban a ser sedentarios?
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