¡°La sociedad ha creado m¨¢s datos en dos a?os que en toda la historia¡±
IBM abre en M¨²nich su centro de Internet de las cosas, un inmenso 'coworking' para dise?ar la inteligencia del futuro. Su responsable defiende los l¨ªmites en el manejo de informaci¨®n personal


Harriet Green dirige la divisi¨®n de Internet de las Cosas de IBM pero tambi¨¦n es una mujer que no entiende por qu¨¦ la gente, y en especial sus hijos, se empe?a en colgar fotos en las redes de todas sus comidas. Lo que tiene muy claro es que todas esas im¨¢genes son informaci¨®n valiosa. "La sociedad ha generado m¨¢s datos en dos a?os que en toda la historia", asegura. Sentencia su afirmaci¨®n con un mantra m¨¢s que aprendido en la industria tecnol¨®gica: "Los datos son el nuevo petr¨®leo".?

Esta ejecutiva, acostumbrada a dirigir transiciones en grandes empresas, se encuentra en M¨²nich para presentar un gran proyecto de su compa?¨ªa: la sede central de la multinacional de su divisi¨®n de Internet de las cosas. Un imponente edificio de 30 plantas en el que un millar de empleados de IBM compartir¨¢n espacio con los de sus empresas socias para aplicar la tecnolog¨ªa de Watson, su sistema de computaci¨®n inteligente, a sus diferentes necesidades. "Tenemos un punto de vista y es que ha dado comienzo la era cognitiva", afirma Green.
Watson es un programa que almacena informaci¨®n en distintas nubes y que permite a diferentes dispositivos acceder a todo tipo de informaci¨®n, interactuar con los humanos y aprender los datos que estos les aportan. De este modo venci¨® a los dos mejores participantes de Jeopardy, un famoso concurso de la televisi¨®n estadounidense. Esa fue la carta de presentaci¨®n del nuevo producto en el que IBM se ha volcado. Green defiende esta apuesta: "La capacidad de conectar cosas con cosas y a las personas con las cosas no la inventamos nosotros, nos estamos aprovechando de ella".
La empresa lucha contra las reticencias de la sociedad al uso que las empresas hagan de la inmensa cantidad de datos a los que tienen acceso. "El temor es perfectamente entendible y sobre todo en las generaciones m¨¢s j¨®venes, pero sabemos los datos personales son el ADN de cada individuo y por eso los protegemos con los sistemas m¨¢s avanzados de seguridad". Aseguran adem¨¢s que sus investigadores tienen muy claros los l¨ªmites a la hora de aplicar la inteligencia cognitiva.
Alessandro Curioni dirige el equipo de IBM Research, y especifica los tres principios con los que se rigen (a lo Isaac Asimov): "El primero es que cuando utilizamos la inteligencia artificial, lo hacemos para alcanzar un objetivo concreto; el segundo es que dise?amos m¨¢quinas para ayudar a la gente y no sustituirla; y el tercero es que si solicitamos datos para un uso en concreto, no los reutilizamos para otro". Pese a todo su convencimiento, no consiguen apagar las dudas, ya que las leyes van por detr¨¢s de la tecnolog¨ªa y casi todas las normas ¨¦ticas y legales son, en realidad, medidas de autocontrol. Curioni se justifica con vehemencia: "No nos hacen falta leyes para autoimponernos este tipo de normas, nosotros ya contemplamos en nuestros protocolos todas estas medidas de seguridad. Tenemos muy claro que si tenemos tus datos de una biopsia para nuestra base de datos oncol¨®gica no vamos a vend¨¦rselos a una aseguradora".
La sobresaturada agenda de Harriet Green probablemente no le permita pararse a ver series, pero algunas, como Black Mirror, pueden ser un ejemplo de por qu¨¦ a la sociedad le asusta tanto lo que las m¨¢quinas son capaces de hacer. El vicepresidente de la plataforma de Watson del Internet de las Cosas, Bret Greenstein, sentado a su lado, le explica: "Es una serie alucinante. Muestra la tecnolog¨ªa que est¨¢ a punto de llegar y los problemas ¨¦ticos que representa, como un cap¨ªtulo en el que se mostraban unas lentillas con las que pod¨ªas volver a ver cualquier momento de tu pasado". Green asiente y asegura: "Claro que pensamos en los efectos que puede tener este tipo de tecnolog¨ªa, pero ese miedo es el mismo que cuando naci¨® internet y todos pensaban que toda su informaci¨®n iba a estar online y cualquiera iba a poder acceder a ella".
?C¨®mo es esta nueva sede de innovaci¨®n por dentro?
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En la nueva sede inaugurada esta semana por IBM en uno de los centros empresariales m¨¢s importantes de toda Europa convivir¨¢n los equipos de IBM con los de algunos de sus clientes. BNP Paribas, Aerialtronics, Ricoh, Kone, Visa o Bosch son algunas de las marcas que ya han instalado all¨ª a sus trabajadores. "No es el momento de competir, es m¨¢s ventajoso trabajar junto a otras compa?¨ªas para poder abarcar", expicaba en una mesa de debate entre clientes y periodistas el vicepresidente de BNP Paribas, Kai Friedrich. Espacios di¨¢fanos, zonas de trabajo comunitario y ascensores inteligentes conforman este edificio, en el que se mezclan los proyectos m¨¢s dispares.
En la planta 25 de este edificio, dos empleados trabajan en el prototipo de un coche al que le piden ir al Starbucks m¨¢s pr¨®ximo. Como no hay ninguno, la m¨¢quina les dirige a la cafeter¨ªa m¨¢s cercana porque el sistema ha sido capaz de memorizar, tras la interacci¨®n con una persona, el tipo de negocio que es Starbucks. Tres pisos m¨¢s arriba, transportados en ascensores inteligentes, otro de los trabajadores ordena mediante su voz que se abran las ventanas y el edificio inteligente obedece y deja entrar el aire de una extra?amente calurosa ma?ana de febrero en M¨²nich. Una pantalla da informaci¨®n, por ejemplo, sobre el n¨²mero de personas que se encuentran en ese momento en cada planta y las zonas en las que hay una zona de descanso. Al fondo se escucha a dos compa?eros jugar al futbol¨ªn. Un gran coworking en el que dise?ar la nueva relaci¨®n entre humanos y m¨¢quinas.
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