Silicon Valley se harta de San Francisco
Google, Apple y Facebook abandonan la urbe para sus grandes citas
Algo est¨¢ cambiando en Silicon Valley. A pesar de que la Salesforce Tower se erige como el edificio m¨¢s alto de la costa oeste como s¨ªmbolo del florecer tecnol¨®gico, la industria comienza a mostrar hartazgo con la ciudad fetiche. Poco a poco, comienza a tomar fuerza una tendencia, hacer de San Francisco una ciudad residencia, pero huir de ella para grandes citas. No es pr¨¢ctica, no es ¨²til y resulta demasiado cara.
El coste de una noche de hotel o de Airbnb es dif¨ªcil que baje de 150 d¨®lares cuando se aproximan las fechas de las convenciones, que para los desarrolladores son el equivalente a un festival de rock
San Jos¨¦, la vieja capital de Silicon Valley, acoge durante dos d¨ªas a los desarrolladores que har¨¢n realidad, o no, los planes de Facebook. En ese mismo centro de convenciones tuvo lugar la conferencia de Oculus. A comienzos de junio Apple ha citado all¨ª a los desarrolladores para WWDC, su gran evento de software. Google, a pesar de las cr¨ªticas y quemaduras en la piel, va a repetir en mayo en el anfiteatro Shoreline. Los gigantes de la tecnolog¨ªa dejan de lado el Moscone Center, durante a?os escenario de los grandes lanzamientos de Apple, el lugar en el que Jobs desplegaba su magia. El centro de convenciones en el que Sergey Brin, cofundador de Google, lleg¨® tras un salto en paraca¨ªdas para demostrar las posibilidades de las difuntas Google Glass.
Los factores para este viraje son variados. Para empezar, la localizaci¨®n. San Francisco es el l¨ªmite norte de la pen¨ªnsula, se conecta con Oakland y el condado de Mar¨ªn a trav¨¦s de dos puentes ic¨®nicos: el de la Bah¨ªa y el Golden Gate.
Con el despertar de Twitter, el alcalde Ed Lee vio una oportunidad para atraer a las startups. Baj¨® los impuestos de manera temporal para las empresas de nuevo cu?o y les ofreci¨® algunos espacios en zonas deprimidas para su remodelaci¨®n.
Lo que fuera con tal de evitar que las empresas que hab¨ªan nacido en SOMA, como se llama a la zona de antiguos talleres y naves industriales al sur de la calle Market, la arteria principal de la ciudad, se mudasen al valle, donde est¨¢n todos los dem¨¢s: Apple, Yahoo, Google, Facebook, Intel¡ As¨ª el Tenderloin, el peor barrio de San Francisco, comenz¨® a denominarse como el muy hipster Twitterloin, con sus bares de moda y tiendas alternativas. La renta tambi¨¦n subi¨®, tanto de las oficinas como de los apartamentos. Pero no mejor¨® el transporte. Al estrangulamiento a la electrificaci¨®n del Caltrain por parte de la administraci¨®n Trump hay que sumar unas obras infinitas para crear una l¨ªnea de norte a sur de San Francisco, que conecta Marina y Chinatown con SOMA y la Misi¨®n.
Cuatro a?os despu¨¦s, las calles alrededor del centro de convenciones siguen levantadas, con zanjas, cortes y atascos perpetuos. El coste de una noche de hotel o de Airbnb es dif¨ªcil que baje de 150 d¨®lares cuando se aproximan las fechas de estas citas, que para los desarrolladores son el equivalente a un festival de rock.
Apple, Google y Facebook le han dado el ¨²ltimo empuj¨®n para la ca¨ªda al vac¨ªo de San Francisco. Ya se han cansado de concesiones. Aceptaron que, para captar talento y tener felices a sus empleados, hac¨ªa falta desarrollar todo un sistema log¨ªstico de autobuses (con wifi sobre ruedas) que tra¨ªan y llevaban a unos empleados con salarios de seis cifras.
En la sombra, un joven alcalde de San Jos¨¦, Sam Liccardo, ha movido los hilos para, por ejemplo, permitir que Facebook haga pruebas para poner una nueva generaci¨®n de wifi ultrarr¨¢pido a modo de prueba, o que los ni?os en las escuelas tengan clases de programaci¨®n desde primaria hasta que dejan la secundaria. En el centro de San Jos¨¦ ya se han registrado 120 startups de reciente creaci¨®n. El aeropuerto, con robots que ayudan a saber d¨®nde ir para tomar un caf¨¦ o facturar ?a maleta, cuenta con vuelos directos a Brasil, India, Reino Unido y Alemania.
San Jos¨¦ lucha por volver al trono que perdi¨® hace 15 a?os, cuando Apple la cambi¨® por San Francisco para celebrar su conferencia. San Francisco, de momento, no da signos de reacci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.