?No guarde todo, por Di¨®genes!
Existe suficiente volumen de almacenamiento digital en el mundo como para no tener que descartar nada. Pero, ?es eso lo que queremos?
?Qui¨¦n no se ha sentido alguna vez reconfortado cuando, tras agotar el espacio libre de un disco duro de una capacidad que siempre crey¨® imposible de llenar, se compra uno de doble o triple capacidad? ¡°Esta vez seguro que no lo lleno¡±, se dice uno para sus adentros. Sin embargo, es solo cuesti¨®n de tiempo que el disco grande se vuelva a quedar peque?o, y compremos otro mayor, y otro, y as¨ª sucesivamente.
Ya en 1997, Michael Lesk, un reputado investigador estadounidense, predijo que hacia el a?o 2000, la producci¨®n mundial de discos duros ser¨ªa tal que no har¨ªa falta borrar nada de lo que se produjese por medios digitales. Algo similar ocurre en nuestros d¨ªas. Los avances tecnol¨®gicos, que generan discos cada vez de mayor capacidad, a pr¨¢cticamente el mismo precio al que se vend¨ªan los de la generaci¨®n anterior, propician que hoy en d¨ªa cualquier ordenador dom¨¦stico de gama media-alta venga equipado con un disco de al menos 1 terabyte (mil Gigabytes, m¨¢s o menos). Eso supone que usted puede guardar all¨ª, por ejemplo, miles de cap¨ªtulos de Los Simpson, centenares de pel¨ªculas, semanas ininterrumpidas de audio en formato mp3, o centenares de miles de fotograf¨ªas.
?Se siente rico, en el sentido digital del t¨¦rmino, al llenar su disco? ?S¨ª? ?Est¨¢ seguro? Piense en el tiempo que le va a llevar consumir todo el contenido digital almacenado, y posiblemente comience a dudarlo. A?ada a eso otra dificultad formidable: encontrar lo que uno busca en un momento determinado. En encuestas informales realizadas a alumnos de grado y m¨¢ster en la UPV, estos confesaron que no utilizan ning¨²n sistema de clasificaci¨®n para sus fotograf¨ªas digitales, m¨¢s all¨¢ de la organizaci¨®n de las mismas en carpetas en un disco duro. Estamos seguros de que esa es la norma general entre los usuarios medios de ordenadores. Dentro de cada carpeta, las fotograf¨ªas est¨¢n contenidas en archivos de nombres extra?os, generados autom¨¢ticamente por la c¨¢mara empleada para obtenerlas. Por ello, probablemente, no tengamos m¨¢s remedio, cuando buscamos una fotograf¨ªa, que explorar las miniaturas de una determinada carpeta hasta localizarla. La cosa empeora en el caso de las canciones, que no tienen una representaci¨®n visual.
Dentro de cada carpeta, las fotograf¨ªas est¨¢n contenidas en archivos de nombres extra?os, generados autom¨¢ticamente por la c¨¢mara empleada para obtenerlas. Por ello, probablemente, no tengamos m¨¢s remedio, cuando buscamos una fotograf¨ªa, que explorar las miniaturas de una determinada carpeta hasta localizarla
Cuando la colecci¨®n de fotograf¨ªas crece, esa b¨²squeda se convierte en algo muy tedioso y, en ocasiones, frustrante. Centenares de gigabytes son demasiado, hasta para las memorias m¨¢s privilegiadas. ?Qu¨¦ hacer, entonces, para no perderse en el bosque de carpetas de su disco duro? Lo primero que se puede recomendar es que no guarde todo, sino solo lo verdaderamente valioso. Si, aun as¨ª, persiste en su af¨¢n coleccionista, le recomendamos, ni m¨¢s ni menos, lo que siempre se ha hecho: organizar bien el contenido. Para ello, podemos tomar como modelo las bibliotecas de toda la vida, y plantearnos el uso de sus pr¨¢cticas m¨¢s conocidas para crear una biblioteca digital personal que nos ayude a gestionar nuestros contenidos. Sistemas de gesti¨®n de contenido digital como Wordpress, por citar el m¨¢s conocido, pueden ayudarle en las tareas de organizaci¨®n de sus colecciones digitales, con la ventaja a?adida de que permiten su publicaci¨®n en la Web.
De entre todas las tareas relacionadas con la gesti¨®n de contenido digital, sin duda la catalogaci¨®n es la fundamental. Catalogar consiste en describir un objeto digital mediante metadatos como t¨ªtulo, autor, fecha, tipo de contenido, y otros. Algunos de esos metadatos ya est¨¢n incluidos, por ejemplo, en las fotograf¨ªas digitales, o en las canciones, puesto que se insertan autom¨¢ticamente, pero otros deben ser introducidos por los usuarios o por alg¨²n software de ayuda a la catalogaci¨®n.
Construir un cat¨¢logo de nuestro contenido digital puede parecer superfluo, pero es clave para su posterior localizaci¨®n eficaz. No se trata de emular a los bibliotecarios en la creaci¨®n de registros exhaustivos, sino que con unas cuantas propiedades asociadas a nuestro contenido ser¨ªa suficiente para poder localizarlo mejor posteriormente. Piense qu¨¦ f¨¢cil ser¨ªa, por ejemplo, saber cu¨¢ndo, d¨®nde, qui¨¦n o qui¨¦nes aparecen, y con motivo de qu¨¦ se tom¨® una fotograf¨ªa para luego encontrarla. La disciplina requerida para ello puede parecer tan dura como el dejar de fumar, pero cr¨¦anme que lo van a agradecer en el futuro.
Jos¨¦ H. Can¨®s es Catedr¨¢tico de Lenguajes y Sistemas Inform¨¢ticos en la Universitat Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia.
Cr¨®nicas del Intangible es un espacio de divulgaci¨®n sobre las ciencias de la computaci¨®n, coordinado por la sociedad acad¨¦mica SISTEDES (Sociedad de Ingenier¨ªa de Software y de Tecnolog¨ªas de Desarrollo de Software). El intangible es la parte no material de los sistemas inform¨¢ticos (es decir, elsoftware), y aqu¨ª se relatan su historia y su devenir. Los autores son profesores de las universidades espa?olas, coordinados por Ricardo Pe?a Mar¨ª (catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid) y Macario Polo Usaola (profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha).
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