¡®Tecnosaturados¡¯ por el confinamiento: ¡°Abuela, ?qu¨¦ quieres que te cuente si cada d¨ªa es igual?¡±
Tras dos meses sin contacto social, Internet se ha convertido para algunas personas en fuente de frustraci¨®n
La tecnolog¨ªa es una manera de evadirse y representa, desde hace casi dos meses, nuestro contacto con el mundo exterior. Cuando se declar¨® el estado de alarma, el tr¨¢fico de Whatsapp se dispar¨® un 698% y se registr¨® un aumento del uso del smartphone de un 38%, seg¨²n el estudio del impacto del coronavirus en el uso del m¨®vil de Smartme Analytics. Sin embargo, en las ¨²ltimas semanas el uso de Whatsapp se ha estabilizado un 30% por debajo de los m¨¢ximos y en todos los pa¨ªses se observa un descenso en el tr¨¢fico de Internet. Para muchos expertos, estos datos tienen sentido: tras una primera fase de hiperconexi¨®n, obligada en parte por el teletrabajo y la educaci¨®n online, se observa una cierta saturaci¨®n del uso de las nuevas tecnolog¨ªas. Y tras dos meses sin apenas pisar la calle y sin abrazar a nadie, este objeto de salvaci¨®n se ha convertido para algunas personas en una fuente de opresi¨®n, frustraci¨®n y saturaci¨®n.
¡°Al principio del confinamiento, usamos la tecnolog¨ªa no solo para entretenernos sino para completar todo aquello que esta situaci¨®n nos negaba, como el contacto con el exterior de nuestras casas", asegura Jos¨¦ Antonio Luengo, psic¨®logo y secretario de la junta de gobierno del Colegio Oficial de la Psicolog¨ªa de Madrid. "Ahora que vamos recuperando poco a poco la normalidad, tambi¨¦n vamos cans¨¢ndonos de las tecnolog¨ªas¡±, confirma. Luengo se?ala que a¨²n es pronto para tener evidencias cient¨ªficas, pero que s¨ª se puede hacer una primera interpretaci¨®n. ¡°Si tuviera que decir si los aparatos han dejado de tener la importancia de los primeros d¨ªas, yo dir¨ªa que s¨ª. Y lo entiendo como algo razonable¡±, opina.
Lili Barbery-Coulon, profesora de yoga kundalini e influencer francesa es una de esas personas que se han sentido tecnosaturadas. ¡°Ya no era la herramienta la que estaba a mi servicio, sino yo al servicio de la herramienta¡±, cuenta. Con m¨¢s de 100.000 seguidores en las redes y dos libros publicados, la profesora es muy activa, contesta a todos y cada uno de los mensajes que recibe. Hasta que se cans¨®. Decidi¨® apagar su m¨®vil durante una semana. ¡°Fue una maravilla¡±, apunta. ¡°La ¨²nica soluci¨®n a esa presi¨®n que ten¨ªa era abstraerme y volver a mi propio presente¡±, a?ade.
?De qu¨¦ estamos realmente hartos? ?De la tecnolog¨ªa o de la gente?Nick Bowman, profesor de la Universidad Texas Tech
Desde el principio del confinamiento, Barbery-Coulon se conecta en directo todos los d¨ªas para dar su clase gratis de meditaci¨®n a las seis de la tarde y compartir "un peque?o viaje¡± de una hora. El primer d¨ªa no se apuntaron m¨¢s de 1.000 personas, pero pasaron pocos d¨ªas y la audiencia alcanz¨® las 14.000. Mucha gente, cuya cifra exacta desconoce, se descargaron la aplicaci¨®n ¨²nicamente para eso. Al cabo de varias semanas, la curva se fue aplanando y la audiencia se estabiliz¨® en unos 5.500 seguidores. ¡°He notado un cambio en la energ¨ªa global. La gente ya est¨¢ cansada¡±, asegura.
Este momento es lo que ella llama la ¡°segunda fase del confinamiento¡± que llega despu¨¦s del entusiasmo del principio. Algunas personas ya ni siquiera se apuntan a videollamadas, les cuesta quedarse en l¨ªnea y tardan en contestar. Un d¨ªa, mientras su hija estaba conectada con sus primos y su abuela, la influencer francesa oy¨® una conversaci¨®n representativa de esta din¨¢mica apagada:
¡ª ?Qu¨¦ os pasa, ni?os, no ten¨¦is nada que contarme?
¡ª Pero abuela, ?qu¨¦ quieres que te cuente si cada d¨ªa es igual?
El hecho de no tener nada que contar no es el ¨²nico argumento que utiliza la experta para justificar esta fatiga: ¡°Es dif¨ªcil concentrarse durante un tiempo determinado, porque estamos inquietos y nos proyectamos todo el rato en el despu¨¦s¡±.
Desde hace m¨¢s de una semana es posible salir a la calle y Luengo asegura que poder retomar el contacto con el mundo exterior tambi¨¦n ha influido en este hartazgo. ¡°Han surgido nuevas posibilidades de satisfacer nuestras necesidades y ya no tenemos que recurrir siempre a la tecnolog¨ªa como lo hac¨ªamos al principio, casi desesperados, ya que era nuestro ¨²ltimo recurso para que no nos quitaran algo que es tan fundamental como seguir conectados con otras personas", explica el experto.
Buscar un culpable
El cansancio tambi¨¦n se podr¨ªa deber a la necesidad de utilizar con rigor la herramienta para no verse oprimidos por ella. Nick Bowman, profesor de periodismo y de industrias medi¨¢ticas creativas en la Universidad Texas Tech, se hace una pregunta: ¡°?De qu¨¦ estamos realmente hartos? ?De la tecnolog¨ªa o de las personas?¡± El experto, que est¨¢ elaborando un art¨ªculo para la revista Technology, Mind, and Behavior sobre el papel de la tecnolog¨ªa en el distanciamiento social, confirma que hay un cansancio generado por la omnipresencia de los dem¨¢s. En definitiva, el ser humano necesita privacidad, con o sin confinamiento.
Estaba hiperconectada como muchos periodistas ahora. Contestaba a cualquier mensaje aunque sean las dos de la ma?ana. No iba ni al ba?o, olvidaba comer y termin¨¦ por quemarme. Incluso dej¨¦ mi trabajoMar Cabra, periodista especialista en an¨¢lisis de datos
Las personas no est¨¢n acostumbradas a interactuar con tanta intensidad. El experto explica que, desde el inicio del encierro, hay una voluntad generalizada de estar pendiente de todo, de contestar a todo el mundo, de estar al corriente, y eso crea colapso. ¡°No es necesario. Tendr¨ªa que ser como en la calle. T¨² no te paseas hablando con toda la gente con la que te cruzas¡±, ejemplifica. Pero como dice la influencer francesa: ¡°ya no tenemos ni siquiera nuestra conversaci¨®n de cinco segundos delante de la m¨¢quina de caf¨¦ que era esencial para nuestro bienestar¡±. Las personas tuvieron, por lo tanto, que encontrar una forma de compensar la ausencia.
El estr¨¦s por encontrar buenas noticias hace buscar a un culpable y, muy a menudo, la tecnolog¨ªa parece llevarse el premio por ser algo potente y en constante crecimiento. El agobio puede ser incrementado por las redes, pero Bowman confirma que se debe a que, del otro lado de nuestro m¨®vil, el resto de la gente est¨¢ en la misma situaci¨®n. ¡°El problema es que al compartir ese sentimiento en las redes, se multiplica¡±, argumenta. Por eso, querer desconectar o limitar las interacciones durante el confinamiento no es un pecado, sino lo m¨¢s normal del mundo.
Soluciones para lidiar con esta crisis
Tambi¨¦n es cierto que la tecnolog¨ªa est¨¢ dise?ada para captar la atenci¨®n y puede hacernos perder la conciencia del tiempo. Mar Cabra, periodista especialista en an¨¢lisis de datos y ganadora de un premio Pulitzer, lanza una iniciativa para ayudar a los periodistas a lidiar con la crisis sanitaria actual. Lo hace por experiencia propia ya que lleg¨® un momento en que su relaci¨®n con el m¨®vil la desconect¨® de ella misma. ¡°Estaba hiperconectada cuando trabajaba sobre los papeles de Panam¨¢, como muchos periodistas ahora con esta crisis. Contestaba a cualquier mensaje aunque fueran las dos de la ma?ana. No iba ni al ba?o, olvidaba comer y termin¨¦ por quemarme. Incluso dej¨¦ mi trabajo¡±, cuenta.
Hay un cansancio generado por la omnipresencia de los dem¨¢s
La especialista compara esa vor¨¢gine informativa y de mensajes que fluyeron entonces con lo que pasa hoy en las redes. ¡°Es necesario tener espacios de nada, libres de tecnolog¨ªa y respetarse el no querer hablar con nadie¡±, propone. Para Cabra, dejar las pesta?as del correo o de las redes abiertas es como si se dejase la puerta abierta de nuestra casa, con todo el mundo pudiendo entrar e interrumpir. ¡°Son chupadores de energ¨ªa y hay que poner l¨ªmites y control. Por ejemplo, puedes a?adir varios pasos para acceder a esa distracci¨®n para que no sea tan instant¨¢neo¡±, aconseja.
El experto estadounidense recurri¨® a una soluci¨®n como esta, es decir, suprimir las aplicaciones de su smartphone cuando se declar¨® la pandemia global. ¡°No ten¨ªa la cabeza ni la energ¨ªa para mirar y contestar a todos los mensajes que recib¨ªa¡±, relata. El profesor tiene la esperanza de que la gente tome conciencia y utilice las tecnolog¨ªas para preocuparse por los dem¨¢s sin abusar de ellas. En l¨ªnea con este discurso, Barbery-Coulon cree tambi¨¦n que es importante encontrar un equilibrio ya que las pantallas ser¨¢n todav¨ªa cruciales para las pr¨®ximas fases de la desescalada y para la ¡°nueva normalidad¡± de los pr¨®ximos meses.
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