Propuestas tecnol¨®gicas para emerger de la pandemia

Dice el fil¨®sofo Daniel Innerarity que esto no es el fin del mundo sino ¡°el fin de un mundo¡±. El cisne negro definitivo en forma de virus, biol¨®gico y no inform¨¢tico, lleg¨® en 2020 para acabar con las ¨²ltimas certezas y mostrar las enormes carencias y desigualdades de eso que llam¨¢bamos normalidad. No la echaremos de menos. No hay nostalgia peor que a?orar aquello que jam¨¢s sucedi¨®. Es de primero de desamor. Lo que acaba no vuelve. Y si vuelve es solo un simulacro de lo que fue. Superemos esa hueca normalidad de la era del vac¨ªo de Lipovetsky que ahora el miedo y la incertidumbre parecen haber llenado.

Este a?o de distop¨ªas hechas realidad en el que los libros de ciencia ficci¨®n pasaron al estante debasado en hechos reales, y las pel¨ªculas de terror a la secci¨®n de drama, huyamos de la retrotop¨ªa del cualquier tiempo pasado fue mejor. Porque no lo fue. Sin hombres de gris, por mucho que pese a nost¨¢lgicos y reaccionarios, tenemos una oportunidad fundacional, comparable a nuestra entrada en el Mercado Com¨²n Europeo hace 35 a?os. Una ocasi¨®n de decidir lo que queremos ser antes de que otros lo hagan por nosotros y tal vez contra nosotros.

No se puede sustituir el motor del avi¨®n en vuelo pero podemos hacerlo en este aterrizaje forzoso. Ahora que hemos parado el sistema, aprovechemos para cambiarlo. El plan de recuperaci¨®n europeo y su apuesta por lo digital y lo sostenible, nuestra redes cubierta fragilidad y con ella, la importancia de lo que Elinor Ostrom denomin¨® el procom¨²n, configuran el viento perfecto para cambiar el rumbo.

Y s¨ª, la tecnolog¨ªa va a ser fundamental, pero ha de serlo de una forma diferente. El homo deus de Yuval Noah Harari ha muerto en esta crisis y, con ¨¦l, esa visi¨®n de la tecnolog¨ªa que nos hac¨ªa todopoderosos.

La competitividad no es un fin sino un medio para la prosperidad. Dejemos de mirarnos en el espejo ultra liberal del bul¨ªmico Silicon Valley y su crecimiento acelerado. Otro modelo es posible. El de la tecnolog¨ªa con prop¨®sito que no hace millonario al 0,1% de la poblaci¨®n sino que mejora la vida del otro 99,9%. La digitalizaci¨®n justa, inclusiva y sostenible que pone al ciudadano en el centro.

Una transformaci¨®n que empieza por la salud y pone los datos y la tecnolog¨ªa al servicio de la sanidad anal¨®gica, p¨²blica y universal; que construye una sociedad del aprendizaje, que, como explicaba Joseph Stiglitz, entiende que la educaci¨®n, la innovaci¨®n y la ciencia son las ¨²nicas garant¨ªas de empleo digno y crecimiento sostenible. Una transformaci¨®n que entiende el podertractor de la industria y su creaci¨®n de valor frente a esa capacidad extractiva de los neocolonialistas imperios de Internet de la que hablaba Mariana Mazzucato, y que da herramientas a las peque?as empresas locales para sobrevivir a los Goliats del capitalismo de plataforma. Al fin y al cabo, ¡°Jeff Bezos non vive en Ver¨ªn¡±, como rezan las fachadas orensanas a orillas del T¨¢mega.

Pero esta oportunidad may¨²scula no es un cheque en blanco sino una hoja roja. Como contaba Miguel Delibes, en un librillo de papel todas las hojas son blancas hasta que una roja anuncia que solo quedan cinco. Es el principio del fin. La se?al de que algo acaba. Esta no es nuestra primera oportunidad, pero puede ser la ¨²ltima. El momento es ahora. En un entorno de complejidad, el futuro no se construye, se teje desde el prop¨®sito com¨²n, el consenso y el ecosistema. La catedral que dejaremos a los que vendr¨¢n debe crecer como un bazar. Plural, descentralizado, complejo y vivo.

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