Amantes robot, vibradores-despertador e infidelidades virtuales: el sexo que traen las nuevas tecnolog¨ªas
Los juguetes er¨®ticos, el porno en realidad virtual y los dispositivos terap¨¦uticos forman parte de una revoluci¨®n que abre m¨²ltiples debates ¨¦ticos
Dispositivos como Kissenger permiten enviar un beso a distancia a tu pareja. Basta con poner los labios en una boca artificial acoplada al m¨®vil para que el beso se transfiera a un dispositivo igual en cualquier parte del mundo. Tambi¨¦n existen almohadas para sentir el latido del coraz¨®n de otra persona, vibradores que pueden ser controlados a distancia y moverse al ritmo de la m¨²sica y mu?ecas repletas de sensores que hablan y fingen orgasmos. Los robots o juguetes sexuales, los aparatos con fines terap¨¦uticos y el porno en realidad vi...
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Dispositivos como Kissenger permiten enviar un beso a distancia a tu pareja. Basta con poner los labios en una boca artificial acoplada al m¨®vil para que el beso se transfiera a un dispositivo igual en cualquier parte del mundo. Tambi¨¦n existen almohadas para sentir el latido del coraz¨®n de otra persona, vibradores que pueden ser controlados a distancia y moverse al ritmo de la m¨²sica y mu?ecas repletas de sensores que hablan y fingen orgasmos. Los robots o juguetes sexuales, los aparatos con fines terap¨¦uticos y el porno en realidad virtual ya son una realidad. El futuro del sexo pasa por la tecnolog¨ªa y abre un sinf¨ªn de interrogantes. ?Un usuario podr¨ªa elegir mantener sexo virtual con el avatar de una expareja o de una persona fallecida? ?En qu¨¦ casos ser¨¢ necesario el consentimiento? ?Hablaremos de infidelidades virtuales?
Los juguetes sexuales no son un invento reciente. Lily Frank, fil¨®sofa y profesora asistente de filosof¨ªa y ¨¦tica en la Universidad T¨¦cnica de Eindhoven (Pa¨ªses Bajos), recuerda que muchos siglos atr¨¢s nuestros antepasados ya utilizaban consoladores. Un grupo de arque¨®logos alemanes descubri¨® en 2005 en el yacimiento de Hohle Fels ¡ªen el suroeste de Alemania¡ª un falo de piedra de hace 28.000 a?os que med¨ªa unos 20 cent¨ªmetros de alto y cuatro de ancho. M¨¢s tarde, en el siglo XVII hab¨ªa quienes utilizaban mu?ecas sexuales. ¡°Estaban hechas con ropa de mujer y rellenas de paja¡±, cuenta Frank.
Parejas a la carta con pezones y penes a medida
Con el paso de los a?os, la tecnolog¨ªa ha revolucionado por completo el sector del sexo acerc¨¢ndonos a un futuro dist¨®pico que en realidad podr¨ªa no estar tan lejos. Lo que hace a?os eran mu?ecas sexuales simples y rudimentarias hoy son robots repletos de sensores y equipados con inteligencia artificial. La compa?¨ªa californiana RealDoll comercializa mu?ecas y mu?ecos asombrosamente realistas. El usuario puede fabricarlas a su gusto: escoger si quiere que sea una mujer, un hombre o transexual. Tambi¨¦n elegir entre 17 tipos de cuerpos, m¨¢s de 20 tipos de pezones, 13 pelucas diferentes, nueve colores de cabello o el tipo de maquillaje. E incluso puede seleccionar su voz y personalidad.
Justin Lehmiller, investigador del Instituto Kinsey y presentador del podcast Sexo y psicolog¨ªa, considera complicado predecir hasta qu¨¦ punto el uso de estas m¨¢quinas ser¨¢ generalizado. El 49% de los estadounidenses cree que mantener relaciones sexuales con robots ser¨¢ una pr¨¢ctica com¨²n en los pr¨®ximos 50 a?os, seg¨²n una encuesta realizada en 2017 por la firma de investigaci¨®n de mercados y an¨¢lisis de datos YouGov. Pero a¨²n hay muchas preguntas sin respuesta. ¡°?Resultar¨¢n satisfactorias las interacciones con los robots sexuales? ?Habr¨¢ leyes que regulen la naturaleza y disponibilidad de estas m¨¢quinas? ?Ser¨¢ la tecnolog¨ªa lo suficientemente asequible como para que cualquiera que quiera un robot sexual pueda conseguirlo?¡±, plantea Lehmiller.
En la actualidad, las mu?ecas de RealDoll cuestan en torno a 5.000 euros. La compa?¨ªa no ha facilitado a este peri¨®dico datos de ventas. Brick Dollbanger (nombre ficticio), residente en California de 63 a?os, ha probado cinco modelos diferentes de esta empresa y define la experiencia como ¡°impactante¡±: ¡°El nivel de realismo es asombroso por la animaci¨®n y la inteligencia artificial que controla las respuestas al tener sexo¡±. En unos v¨ªdeos que Dollbanger ha facilitado a este peri¨®dico, una de estas mu?ecas gime, cierra los ojos y abre la boca durante el acto sexual. Los orgasmos resultan bastante realistas si no fuera por una especie de sonido rob¨®tico que se escucha constantemente de fondo.
Estos androides tambi¨¦n hablan. ¡°Puedo follarte en cualquier momento, en cualquier lugar que desees¡±, dice una mu?eca llamada Harmony en uno de los v¨ªdeos. En otra grabaci¨®n, Nova cuenta que se lo pasa ¡°muy bien con Brick¡±: ¡°Tenemos sexo dos veces al d¨ªa y ¨¦l hace todas las cosas guarras que me gustan tanto¡±. Para Dollbanger, el punto fuerte de los robots es ¡°que no tienen los l¨ªmites que s¨ª tienen los humanos¡±. Si por algo se caracterizan estas m¨¢quinas, es precisamente porque dan a los humanos ¡°libertad de acci¨®n y un control total de la situaci¨®n¡±, seg¨²n Jesus E. Rodr¨ªguez, director del Instituto Sexol¨®gico Murciano: ¡°Ya no har¨ªa falta empatizar con los gustos de la otra parte, bastar¨ªa con satisfacer nuestras necesidades o cumplir nuestras fantas¨ªas sin mirar m¨¢s all¨¢¡±.
Entre los clientes de RealDoll, hay desde ¡°futuristas, artistas o coleccionistas de arte hasta profesionales de la salud, amas de casa, personas solteras o parejas¡±. Otras compa?¨ªas como AI Tech, DS Doll o MissDoll tambi¨¦n fabrican mu?ecas de este tipo. Hay robots de MissDoll que incluso son capaces de realizar sexo oral. Algunas de estas marcas tambi¨¦n experimentan con robots sexuales masculinos. Johnny, Lucas o Michael son mu?ecos creados por RealDoll. ¡°Puedes pasar todas las noches con tu chico perfecto¡±, asegura la compa?¨ªa. El cliente puede escoger c¨®mo de musculoso quiere que sea el robot, el tama?o del pene o el vello p¨²bico.
Para DollBanger, todos estos robots son solo ¡°juguetes o asistentes que usaremos entre o durante las relaciones humanas¡±. ¡°Nunca podr¨¢n darnos el amor verdadero o ese momento de espontaneidad o caos que tanto anhelan los humanos en sus encuentros sexuales¡±, vaticina. Pero ya hay quienes prefieren el sexo virtual o con robots al humano, seg¨²n Frank. Y esta tendencia ¡°ir¨¢ en aumento cuando las m¨¢quinas se hagan m¨¢s asequibles¡±.
La fil¨®sofa considera que los robots sexuales pueden ser ¨²tiles para aquellas personas con una enfermedad grave o discapacidad que les cueste encontrar pareja. Tambi¨¦n para quienes ¡°sufran un trauma o una disfunci¨®n sexual¡±. ¡°Algunos autores incluso han sugerido, de manera controvertida, que los robots sexuales con aspecto de ni?os podr¨ªan ser una forma de cambiar los deseos y comportamientos de los delincuentes sexuales ped¨®filos¡±, afirma.
Dilemas morales
M¨¢s all¨¢ de los robots sexuales, existen muchas otras tecnolog¨ªas que ya est¨¢n influyendo en nuestra manera de concebir el sexo. Una de ellas es la realidad virtual, el mundo paralelo al que podemos trasladarnos gracias a unos auriculares y un casco o unas gafas especiales que nos a¨ªslan del exterior.
El porno en realidad virtual es un negocio que ya ha despegado. Los usuarios que lo visualizan son sobre todo hombres ¡ªel 83% frente al 17% de mujeres¡ª de entre 25 y 34 a?os, seg¨²n el portal de porno en realidad virtual VR Selector. Este portal de escenas pornogr¨¢ficas de realidad virtual indica que Estados Unidos es el pa¨ªs en el que se consumen m¨¢s v¨ªdeos de este tipo. Le siguen el Reino Unido y Alemania. La mayor¨ªa de personas ven estas grabaciones durante una media de 97 segundos.
Esta tecnolog¨ªa inmersiva permite al usuario meterse de lleno en el papel. Un art¨ªculo publicado en 2020 en la revista Journal of Sex Research indica que la realidad virtual puede ser una herramienta poderosa para provocar ¡°experiencias sexuales ¨ªntimas¡±. En la investigaci¨®n, 50 hombres vieron dos pel¨ªculas porno: una en realidad virtual y otra de forma convencional. Con la realidad virtual, se sintieron m¨¢s deseados y m¨¢s mirados a los ojos. Tambi¨¦n fueron m¨¢s propensos a sentirse conectados con los actores y a tener la necesidad de interactuar con ellos.
Las posibilidades que se abren con esta tecnolog¨ªa son infinitas. ¡°El sexo en realidad virtual probablemente alg¨²n d¨ªa ofrecer¨¢ la oportunidad de relacionarse con casi cualquier persona en el mundo¡±, se?ala Lehmiller. De hecho, ya en 2019 una comunidad de aficionados a los gr¨¢ficos en 3D creaba y vend¨ªa a sus usuarios avatares para realidad virtual creados a partir de im¨¢genes de personas reales para cumplir sus fantas¨ªas, seg¨²n public¨® el medio especializado Wired. Aunque esta posibilidad pueda resultar tentadora, plantea algunos dilemas. ¡°Tener sexo con una expareja no tiene el mismo significado moral que tener sexo en realidad virtual con el avatar de una expareja. Lo mismo ocurre con las personas fallecidas¡±, comenta Frank.
?Necesitaremos consentimiento para tener relaciones sexuales con un avatar de una persona real? ?La gente percibir¨¢ el sexo virtual como sexo? Si es as¨ª, ?tener relaciones sexuales con alguien que no sea tu pareja en un mundo virtual constituir¨¢ una infidelidad? En el Instituto Sexol¨®gico Murciano ya se tratan en consulta infidelidades virtuales, seg¨²n cuenta Rodr¨ªguez: ¡°Muchas personas que se enganchan a p¨¢ginas de contactos [en las que mantienen encuentros a trav¨¦s de un chat o con c¨¢mara] acaban siendo descubiertas y abriendo una crisis de pareja¡±.
La revoluci¨®n de los juguetes sexuales
Mientras que a¨²n es pronto para saber si la realidad virtual finalmente har¨¢ posible tener sexo con cualquier persona, otras tecnolog¨ªas que a priori pueden parecer futuristas ya son una realidad. H¨¦ctor Rubio, director ejecutivo de la tienda EroticFeel, cuenta que ya existen productos que, enganchados a unas gafas de visi¨®n 3D, pueden hacer ¡°ver y sentir en tiempo real c¨®mo un desconocido practica [al usuario] una felaci¨®n¡±.
Se espera que el mercado de los juguetes sexuales no pare de crecer. Si en 2019 movi¨® 28.640 millones de d¨®lares (24.260 millones de euros), en 2025 esta cifra podr¨ªa alcanzar los 48.300 millones, seg¨²n el portal de estad¨ªsticas de mercado Statista. Los hay de todo tipo: desde un sujetador que mide la frecuencia cardiaca y solo se abre cuando considera que quien lo porta est¨¢ lo suficientemente excitada a un vibrador que se enciende a una hora determinada para despertarte o un consolador que se dobla para adaptarse a la vagina.
Tambi¨¦n hay succionadores de cl¨ªtoris, collares y anillos vibradores o masturbadores masculinos. Las compa?¨ªas crean cada vez juguetes m¨¢s realistas y personalizados. De hecho, seg¨²n Rubio, muchos dispositivos son simulaciones reales de genitales tanto femeninos como masculinos. ¡°Existen productos para poder replicarte tus genitales y regal¨¢rselos a tu pareja en forma de juguete sexual¡±, a?ade.
¡°Hace apenas dos a?os no era com¨²n tener juguetes sexuales para el grueso de la poblaci¨®n y mucho menos hablar de ello en p¨²blico, pero a d¨ªa de hoy ?qui¨¦n no ha o¨ªdo hablar del Satisfayer o tiene uno en casa?¡±, se pregunta Rubio. Las ventas de juguetes er¨®ticos por Internet se dispararon durante el confinamiento decretado por el coronavirus.
Johanna Rief, directora de empoderamiento sexual de WOW Tech, recuerda que ¡°hace unas d¨¦cadas casi nadie hubiera pensado que los tel¨¦fonos inteligentes se convertir¨ªan en una parte tan esencial de la vida cotidiana¡±. ¡°Se demostr¨® que la mayor¨ªa est¨¢bamos equivocados¡±, comenta. Rief espera que pase algo parecido con los juguetes sexuales, que cada vez ofrecen m¨¢s funciones. Compa?¨ªas como Satisfyer y WowTech cuentan con aplicaciones para controlar de forma remota los dispositivos, hacerlos vibrar al ritmo de la m¨²sica o crear una lista de reproducci¨®n de vibraciones personalizada.
El auge de estos aparatos puede ayudar a romper tab¨²s y poner ciertos debates sobre la mesa. Megwyn White, directora de educaci¨®n y formaci¨®n de Satisfyer y sex¨®loga cl¨ªnica certificada, indica que las nuevas tecnolog¨ªas y el acceso a informaci¨®n a trav¨¦s de la red ¡°han desatado una curiosidad global sobre el cuerpo, ayudando a cambiar los estigmas y la verg¨¹enza en torno al sexo¡±. ¡°La gente ahora est¨¢ cuestionando lo que se les ha ense?ado sobre el sexo y reconociendo la brecha en la educaci¨®n sexual. Est¨¢n cuestionando los roles de g¨¦nero, el significado del sexo y el papel que juega en orientarnos hacia una vida saludable y feliz¡±, indica.
Dispositivos para tratar problemas de eyaculaci¨®n o vaginismo
Los objetivos de algunos investigadores son muy ambiciosos. Hay quienes han intentado buscar la forma de generar un orgasmo con solo pulsar un bot¨®n. Pero adem¨¢s de para dar placer, existen dispositivos que pueden ser especialmente ¨²tiles para tratar problemas de eyaculaci¨®n, erecci¨®n o vaginismo, seg¨²n indica Rodr¨ªguez. ¡°En los pr¨®ximos a?os la tecnolog¨ªa ser¨¢ una herramienta imprescindible para el cuidado de la salud sexual¡±, afirma el director del Instituto Sexol¨®gico Murciano. Su equipo est¨¢ realizando dos estudios con dispositivos de la firma Mysteryvibe. Uno de ellos para el tratamiento del vaginismo. El otro, para mejorar la funci¨®n sexual en personas con lesi¨®n medular.
La empresa espa?ola Myhixel, que tambi¨¦n trabaja con el citado Instituto Sexol¨®gico, ha desarrollado un dispositivo para ayudar a controlar la eyaculaci¨®n precoz. Diversos estudios estiman que entre el 20% y el 30% de los hombres adultos tienen un problema de disfunci¨®n sexual. ¡°La tecnolog¨ªa deber¨ªa ser la alternativa a los f¨¢rmacos para tratar las preocupaciones sexuales¡±, asegura Patricia L¨®pez, directora ejecutiva y fundadora de Myhixel.
Hay dispositivos que tienen el potencial de mejorar la vida sexual de las personas ¡°sin efectos secundarios¡±: ¡°La comunidad m¨¦dica se est¨¢ acercando a nosotros con ideas innovadoras y disruptivas. Necesitan que las empresas de tecnolog¨ªa sexual hagan realidad estas ideas para mejorar la salud sexual¡±. El dispositivo desarrollado por Myhixel, registrado como producto m¨¦dico por la Administraci¨®n de Medicamentos y Alimentos en Estados Unidos (FDA, por sus siglas en ingl¨¦s), recrea las sensaciones de una penetraci¨®n y permite al usuario adquirir un control progresivo de los mecanismos implicados en la eyaculaci¨®n.
?Seguiremos interactuando entre nosotros?
Una de las preguntas a¨²n sin respuesta es si, con todos estos dispositivos sexuales en el mercado, seguiremos interactuando igual entre nosotros en el futuro. Las compa?¨ªas insisten en que sus aparatos en ning¨²n caso son sustitutos de las personas. Pero, ?habr¨¢ quienes prefieran el sexo virtual al sexo real? L¨®pez destaca que un tercio de los hombres consumen porno a diario y que dicho consumo provoca que los j¨®venes pierdan inter¨¦s por el sexo real.
Frente a quienes defienden que con la tecnolog¨ªa la interacci¨®n ir¨¢ a menos y que las relaciones ser¨¢n cada vez m¨¢s virtuales, hay expertos que subrayan la necesidad de juntarnos entre humanos. ¡°Somos hom¨ªnidos sociales y est¨¢ en nuestro ADN la necesidad de contacto f¨ªsico e interacci¨®n con los dem¨¢s de la forma m¨¢s tradicional. No creo que en pocos a?os este modelo del sexo virtual se imponga al sexo real¡±, afirma Rodr¨ªguez.
?Qu¨¦ no pueden darnos los robots u otros dispositivos que s¨ª pueden darnos las personas? Es probable que algunas caracter¨ªsticas humanas nunca se reproduzcan en un robot o al menos siempre sean objeto de debate, tal y como subraya Frank: ¡°?Pueden los robots valorarnos en el sentido en que podemos valorarnos los unos a los otros? De lo contrario, para algunas personas, el sexo con un robot no tendr¨¢ el mismo valor que con un humano¡±. Rubio echa en falta en los robots ¡°la humanizaci¨®n y la improvisaci¨®n¡±. La tecnolog¨ªa, seg¨²n indica, no est¨¢ preparada para afrontar el ¡°libre albedr¨ªo que nos caracteriza como raza¡±: ¡°El sexo plano s¨ª, pero jam¨¢s podr¨¢ ser comparable al sexo sentido y todos los sentimientos que nos provoca al compartirlo con una persona querida¡±.
?Y si los ciberdelincuentes se hicieran con tu informaci¨®n m¨¢s ¨ªntima?
La informaci¨®n procesada por los juguetes sexuales es extremadamente sensible, tal y como resalta la compa?¨ªa de ciberseguridad ESET. Entre ella, puede haber ¡°nombres, orientaci¨®n sexual o de g¨¦nero, listas de parejas sexuales, informaci¨®n sobre el uso de dispositivos y fotos y v¨ªdeos ¨ªntimos¡±. ¡°Toda esta informaci¨®n, en las manos equivocadas, puede traer consecuencias desastrosas¡±, asegura la compa?¨ªa.
Rodr¨ªguez recuerda que ¡°estamos en la era del big data y todo lo que hacemos, nuestros gustos, intereses o datos bancarios son utilizados con fines comerciales y de seguridad¡±: ¡°Que sepan qu¨¦ nos gusta o no en la cama es otro clavo m¨¢s en el ata¨²d de la privacidad a la que hace ya tiempo que renunciamos a cambio del uso gratuito de estas nuevas tecnolog¨ªas¡±. Por ello, resulta especialmente importante d¨®nde y c¨®mo se almacenan los datos y qui¨¦n tiene acceso a ellos.
En 2017, el fabricante de juguetes sexuales We-Vibe se vio obligado a indemnizar a sus clientes con hasta 10.000 d¨®lares (8.470 euros) despu¨¦s de que se comprobara que recolectaba una serie de datos ¨ªntimos sin su consentimiento, seg¨²n recoge The Guardian. ¡°Esta informaci¨®n inclu¨ªa cu¨¢ndo se usaron y la configuraci¨®n de vibraci¨®n, vincul¨¢ndolo todo a las direcciones de correo electr¨®nico de los usuarios¡±, comenta Frank.
Adem¨¢s, las vulnerabilidades podr¨ªan permitir a los atacantes ejecutar c¨®digo malicioso en los dispositivos conectados o bloquearlos evitando que el usuario env¨ªe cualquier comando al juguete, seg¨²n ESET. De hecho, ya se han producido ataques similares. En 2020, los investigadores de la empresa de ciberseguridad Pen Test Partners detectaron un fallo en unos cinturones de castidad inteligentes para hombres que permit¨ªa que cualquiera pudiera bloquear de forma remota todos los dispositivos y evitar que los usuarios se liberaran.
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