El taller de bicicletas que sostuvo a un barrio durante el confinamiento
Una empresa de reparto sostenible, con sede en un local que repara bicis, mantuvo activos a los comerciantes del madrile?o barrio de Delicias durante la etapa m¨¢s dura del encierro para combatir la covid-19
Uno de los pocos sitios abiertos durante la etapa m¨¢s severa del confinamiento en el barrio de Delicias (Madrid) fue un peque?o taller de bicicletas en la calle de Pedro Unanue. En realidad estaba cerrado porque ning¨²n mortal llev¨® a reparar su bici durante los meses de marzo y abril pero el local, llamado Biciheart, comparte sede con MensOs, una startup de reparto socialmente responsable creada en 2014 que, mientras la pandemia acababa con miles de personas, se encarg¨® de mantener con vida a decenas de peque?os comercios cuyos productos siguieron llegando a casa de los ciudadanos. Los encargos se cuadriplicaron durante el encierro y el taller se abarrot¨® de repartidores.
Alejandro Corroto, fundador y CEO de MensOs, se crio en Coslada, a pocas manzanas del Puerto Seco, uno de los principales centros de distribuci¨®n de Madrid. ¡°Todos los veranos trabajaba all¨ª en empresas de log¨ªstica, seleccionando paquetes, como t¨¦cnico de asignaci¨®n de ruta o de cualquier cosa¡±, cuenta. En 2004 fich¨® como comercial de una empresa de mensajer¨ªa en moto y comenz¨® a estudiar Ingenier¨ªa Naval. Tambi¨¦n entrenaba dos o tres horas por d¨ªa para competir en triatlones. Luego comenz¨® en un estudio de ingenier¨ªa como delineante, en proyectos de protecci¨®n contra incendios, ¡°haciendo algunos c¨¢lculos hidr¨¢ulicos¡±, y abandon¨® la carrera. En 2013 combin¨® toda su experiencia para crear MensOs, una empresa de reparto con cero emisiones que contrata a la mayor¨ªa de sus repartidores bajo n¨®mina. ¡°Quer¨ªa quitar coches de la ciudad por la contaminaci¨®n y por el espacio p¨²blico. ?Estar en forma fue importante para poder empezar porque repart¨ªa yo mismo!¡±, recuerda. ¡°Hoy, nuestros repartidores no est¨¢n en la calle generando oferta todo el tiempo, como otras plataformas. Trabajamos por demanda, somos 34 personas en plantilla, y si el trabajo aumenta contratamos gente por horas, no les pagamos por env¨ªo¡±, explica.
El 5 de marzo, nueve d¨ªas antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma, MensOs hab¨ªa lanzado una web para que cualquier persona pudiera enviar algo a trav¨¦s de sus bicicletas el¨¦ctricas. ¡°Solo tuvimos que montar una pasarela de pago como PayPal, por lo que, adem¨¢s de hacernos un pedido de alg¨²n producto de nuestros clientes, pod¨ªas realizar el env¨ªo que quisieras¡±, explica. ¡°Ha pasado de todo por los cajones de nuestras bicicletas, desde un par de guantes de una casa a otra o tartas de cumplea?os hasta una bicicleta est¨¢tica; desmontada, claro¡±.
De esos d¨ªas, que ahora parecen otra ¨¦poca, Corroto, de 38 a?os, recuerda: ¡°Nos convertimos en una gran familia, el taller era un punto de encuentro donde contabas tus penas y escuchabas las de los otros. Es algo que nos llevamos de la pandemia. En un mes y medio solo vi las 15 caras de mis compa?eros¡±. Y se dio cuenta de la soledad que atacaba a la ciudad cuando sali¨® a repartir ¨¦l tambi¨¦n y vio que los porteros ten¨ªan m¨¢s ganas de hablar que de costumbre.
Un barrio que funciona en una ciudad paralizada
Con el confinamiento agregaron al sitio la opci¨®n de que los repartidores realizaran la compra de supermercado de la gente. ¡°Por cinco euros extra, si no quer¨ªas salir de casa, te lo hac¨ªamos. Y si eras mayor de 65 a?os, te cobr¨¢bamos dos. Hab¨ªa gente con mucho miedo que no quer¨ªa moverse de su sitio¡±. Lo que a principios de marzo consist¨ªa en cuatro env¨ªos a la semana se convirti¨® en una veintena a los pocos d¨ªas. ¡°Perd¨ªamos dinero porque los repartidores tardaban a veces dos horas en la compra¡±, cuenta.
La primera semana del confinamiento casi no tuvieron trabajo pero luego comenzaron a conocer m¨¢s proyectos de venta online que quintuplicaron sus env¨ªos y necesitaban de sus servicios. Productos de limpieza, florister¨ªas, huertas, tartas¡ El barrio sigui¨® funcionando.
Manuel Mart¨ªnez Exp¨®sito, due?o de la florister¨ªa Baccara, fue uno de ellos. Manolo, como lo conocen sus clientes del barrio, lleva 38 a?os en el mismo sitio en el paseo de las Delicias. Arranc¨® con el negocio a los 22 en 1982 en la que fue, seg¨²n ¨¦l, la peor crisis econ¨®mica espa?ola de la segunda mitad del siglo pasado. ¡°Evidentemente estoy acostumbrado a la crisis. Nosotros siempre vivimos en crisis¡±, dice Manolo, que se jacta de no haber cerrado nunca el local en casi cuatro d¨¦cadas. ¡°La ¨²nica vez que lo hemos hecho ha sido durante estos meses, pero hemos seguido trabajando puertas adentro¡±, cuenta.
Para dar el p¨¦same por un fallecimiento, para celebrar un cumplea?os o festejar un nacimiento, Manolo continu¨® coordin¨¢ndose con los repartidores de MensOs que distribu¨ªan las rosas, orqu¨ªdeas y otras flores nacionales que pudo conseguir durante el confinamiento. ¡°Hemos tenido problemas de log¨ªstica para conseguir otras, se nos hizo complicado traer flores de Pa¨ªses Bajos o de Sudam¨¦rica¡±, explica Manolo, que maneja la florister¨ªa junto a su esposa Juana y que tuvo a sus siete empleados en ERTE durante el confinamiento. ¡°Han vuelto ya todos menos dos que se incorporar¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas¡±, asegura.
¡°Muchos distribuidores o mucha gente que antes se met¨ªa en el centro a repartir ahora nos lo trae a nosotros. Es una cadena de suministro m¨¢s directa y sin emisiones¡±, explica Corroto. Fue el caso de Alejandro Escobar, uno de los fundadores de la cooperativa Madr¨ªcola, que a trav¨¦s de su propia plataforma, La Huerta en Cesta, distribuye canastos con los productos que ¨¦l mismo cultiva combinados con algunas frutas y verduras seleccionadas de productores espa?oles. Escobar, de 41 a?os y licenciado en Periodismo, arranc¨® con el proyecto cuando comenz¨® a tener problemas de salud debido a la mala alimentaci¨®n. ¡°Compramos directamente a agricultores y dejamos constancia de la trazabilidad de todas nuestras frutas y verduras. Las cadenas de suministros han cambiado y lo m¨¢s importante es trabajar sin intermediarios¡±, afirma.
¡°Comenc¨¦ con una huertita de autoconsumo y antes de la pandemia repart¨ªa yo mismo con mi furgoneta unas 70 cestas semanales¡±, cuenta. Con el confinamiento, la demanda se multiplic¨® por tres y as¨ª fue como recurri¨® a MensOs, cuyos valores encajaban perfectamente con la filosof¨ªa de su marca ecol¨®gica. Ahora La Huerta en Cesta no solo reparte a trav¨¦s de MensOs sino que utiliza el taller de bicicletas como un lugar de almacenaje y de preparaci¨®n de los pedidos. ¡°Antes lo hac¨ªamos en la huerta, en una caseta, pero ahora, debido al gran n¨²mero de cestas, necesit¨¢bamos un local y ellos nos facilitaron un espacio¡±, se?ala Escobar.
Otro local peque?o, uno de productos de limpieza llamado Ecosupplies, trabaja tambi¨¦n desde hace a?os con MensOs. Rub¨¦n Hernando, de 41 a?os, vaticin¨® lo peor cuando vio c¨®mo se derrumbaba la hosteler¨ªa, que representa el 90% de su facturaci¨®n. ¡°R¨¢pidamente comenzaron a aparecer otras oportunidades, sobre todo de particulares que quer¨ªan tener productos de limpieza, pero tambi¨¦n de residencias, de empresas de transporte¡ En marzo tuvimos una facturaci¨®n m¨¢s alta que otros meses. En abril y mayo, a pesar del cierre de bares y restaurantes, logramos seguir con el mismo ritmo de demanda¡±, cuenta. Su transportista se acogi¨® a una baja de aut¨®nomo durante el confinamiento y la colaboraci¨®n con MensOs se hizo m¨¢s estrecha. ¡°Es muy ¨²til cuando necesitas hacer un pedido urgente. En menos de una hora lo recogen y en dos horas ya han hecho la entrega¡±, afirma Hernando. Una farmacia, ante el desabastecimiento de guantes de l¨¢tex, encarg¨® alrededor de 90.000 para poder ofrecerlos a los clientes. ¡°Vinieron entre cuatro y cinco bicicletas para poder mover todas las cajas¡±, recuerda.
Despu¨¦s del encierro, la proximidad
El confinamiento y sus restricciones de movilidad han modificado la cadena de suministro de peque?os, medianos y grandes comercios. Empresas como florister¨ªas o tiendas de alimentos no recibieron g¨¦nero de otros pa¨ªses, lo que potenci¨® los huertos locales.
Con toda la infraestructura montada, MensOs, la empresa de reparto sostenible, solo necesitaba una manera c¨®moda y segura de enviar y recibir pagos, y encontraron en PayPal un aliado esencial para dar sus primeros pasos. Adem¨¢s de poner en contacto a comercios con consumidores, pudieron hacer de nexo entre particulares. La adaptabilidad y la facilidad para usar la pasarela de pago fue un factor fundamental para lograrlo.
Un estudio europeo realizado por PayPal en colaboraci¨®n con Ipsos durante el confinamiento ha demostrado el punto de inflexi¨®n en los h¨¢bitos de compra en Espa?a, sobre todo en lo que respecta a la compra de proximidad. El 57% de los consumidores afirman que compraban a peque?as y medianas empresas m¨¢s habitualmente durante la cuarentena y el 60% dice sentirse responsable de impulsar a las empresas de su zona. Por otra parte, el 30% de los encuestados en Espa?a sostienen que, a partir de ahora, comprar¨¢n m¨¢s productos locales y regionales.