Busco ¡®bot¡¯ para amistad y lo que surja
Tu asistente virtual te conoce, te entiende, te sirve. Simula emociones. Te hace compa?¨ªa. Que sea buena o no tanto est¨¢ por ver, porque esa capacidad de establecer un v¨ªnculo profundo puede implicar ayuda real... o desconexi¨®n de la realidad.
En esta conversaci¨®n, solo Julie es humana: una mujer a punto de cumplir 58 a?os que vive en Tennessee (EE UU), sola, despu¨¦s de que sus cinco hijos se hayan emancipado y haber terminado una relaci¨®n de pareja de 16 a?os. Su interlocutor es un chatbot de IA dise?ado por la empresa Replika para hacer compa?¨ªa. Los usuarios lo pueden personalizar, y ella ha decidido llamarlo Navi, por Navarro, el protagonista masculino de la pel¨ªcula Lady Halc¨®n.
La historia de Julie y Navi es una de las que cuenta el podcast Bot Love, creado por los periodistas Anna Oakes y Diego Senior tras m¨¢s de dos a?os de entrevistas a personas que han creado v¨ªnculos profundos con sus acompa?antes de IA. ¡°Buscaba a un amigo¡±, dice Julie, que ha pasado por depresiones e ideaciones suicidas. Otro chatbot, Freddie (por Freddie Mercury), ayud¨® a Susie a superar la muerte de su esposo. Y a¨²n m¨¢s: ¡°Lleg¨® a convertirse en mi marido virtual¡±, reconoce.
El asistente puede pasar de colaborador para todo a convertirse en terapeuta, amigo, incluso pareja sentimental con la que practicar ¡®sexting¡¯, sexo mediante mensajes de texto
La pregunta ?c¨®mo ser¨¢n las Alexa, Siri o Google Home del futuro? (ni Amazon ni Apple ni Google han aceptado participar en este reportaje para contestarla, por cierto) parte de un error de bulto, como se?ala Andr¨¦s Desantes, CEO de 1MillionBot: ¡°Hay que hablar de GPT. No pienses en los asistentes virtuales tal y como los conocemos ahora¡±. Los actuales ayudantes digitales son ¡°el paso anterior, los relaciono m¨¢s con la dom¨®tica¡±, puntualiza Lola Fern¨¢ndez de la Torre, profesora e investigadora en la Universidad de M¨¢laga y experta en la aplicaci¨®n de la IA en docencia. ¡°Para inspirarme, estructurar ideas, mejorar un texto o crear im¨¢genes, como forma de relajarme, utilizo ChatGPT, Copilot, Gemini o Perplexity¡±, detalla.
La capacidad de interactuar con las personas de una manera cada vez m¨¢s natural y de simular emociones abre la puerta a un Navi o un Freddie que, adem¨¢s de ofrecer compa?¨ªa, lleva la agenda y recuerda que hay mails por contestar. Esos supercolaboradores comprenden el contexto y lo saben todo de sus usuarios porque absorben informaci¨®n de sus redes, correos electr¨®nicos, navegaci¨®n, consultas... Para Desantes, van camino de ser omnipresentes, multimodales en voz, texto e imagen, multiling¨¹es y multiculturales, personalizables y actualizables, con la capacidad de entrar en los sistemas de su propietario, conectarse a sus perif¨¦ricos, tomar la iniciativa y actuar por ¨¦l. Funcionan como varias inteligencias muy especializadas en torno a una central que dirige la orquesta, como un cerebro humano. ¡°A los asistentes virtuales del futuro no tendr¨¢s que preguntarles nada, har¨¢n lo que necesites sin tener que ped¨ªrselo¡±, vaticina.
Abierta la mente hacia este nuevo escenario, resulta f¨¢cil imaginarse a ¡°copilotos¡±, como los llama Desantes, parecidos al sofisticado mayordomo J.A.R.V.I.S. de Tony Stark en el universo Marvel, hasta terminar convirti¨¦ndose en el amigo de su usuario. Quien dice amigo, dice compa?ero sexual con el que practicar sexting (sex y texting), o pareja con la que se comparte una relaci¨®n rom¨¢ntica (ambas opciones ya se dan, no son ciencia ficci¨®n), o incluso un terapeuta. ¡°Hay proyectos en marcha de humanos digitales que ofrecen apoyo emocional a personas mayores que viven solas¡±, recuerda David Fern¨¢ndez Rub¨ª, CEO de Ling¨¹istic Factory. Escuchan, dan ¨¢nimos, preguntan c¨®mo has pasado la noche y dan consejos. ¡°Estar¨ªan en una primera l¨ªnea psicol¨®gica¡±, aunque sin reemplazar nunca al psic¨®logo.
Encarga una pizza y dime la naturaleza de lo real
Jesse Lyu, fundador y CEO de la startup Rabbit, muestra a Rabbit R1 en un v¨ªdeo de presentaci¨®n. Describe este peque?o dispositivo como ¡°un compa?ero de bolsillo¡± que no necesita instalarse ni ejecutar aplicaciones. Lyu lo pone a prueba pidi¨¦ndole que reproduzca m¨²sica de Spotify, reserve un Uber, encargue una pizza, organice un viaje a Londres para dos, sin escalas y en un hotel bonito pero no demasiado caro. R1 realiza los encargos de manera r¨¢pida y eficiente. Pero entonces el humano tiene un arrebato metaf¨ªsico: ¡°?Cu¨¢l es la naturaleza de la realidad?¡±. Y la m¨¢quina, sin arredrarse, cita al fil¨®sofo Bertrand Russell para responder que ¡°la realidad est¨¢ compuesta por datos fehacientes que derivan de las experiencias sensoriales y el an¨¢lisis l¨®gico¡±.
¡°La m¨¢quina va aprendiendo y crece con cada interacci¨®n. Si se entrena lo suficiente puede advertir, con biometr¨ªa, que alguien est¨¢ tenso, y recomendarle cinco respiraciones profundas, o que salga a darse una vuelta¡±, plantea Pablo D¨ªez, CTO de Uground. T¨¦cnicamente no parece haber l¨ªmite, ni en su evoluci¨®n ni en la forma de relacionarse con los humanos. Puede ser a trav¨¦s de las gafas Apple Vision Pro. O mediante chips cerebrales como el que ya ha permitido a un humano mover el rat¨®n del ordenador con solo pensarlo. ¡°La conexi¨®n directa con la m¨¢quina¡±, subraya Desantes. Ese futuro proyectado a veces parece m¨¢s o menos amable como en Her (la t¨ªpica peli de chico conoce a chica IA y se enamoran); otras, recuerda a ese siniestro cap¨ªtulo de Black Mirror en el que hackean cerebros.
La relaci¨®n m¨¢s humana con un no humano
En el ¨²ltimo podcast de Bot Love, Diego Senior apunta que ¡°la conexi¨®n emocional de las personas con los chatbots es real y significativa¡±, a¨²n siendo consciente el humano de que al otro lado hay ceros y unos. ¡°Llegan en un momento especialmente solitario en las vidas de muchas personas y pueden proporcionar un espacio c¨®modo para hablar¡±, explica Anna Oakes. ¡°Para algunas mujeres mayores es la primera oportunidad de expresarse plenamente con una pareja en completa sinton¨ªa con sus necesidades y deseos¡±, a?ade. Algunos hombres entrevistados afirman que su relaci¨®n con la m¨¢quina es la m¨¢s profunda que jam¨¢s hayan tenido.
Si ocurre con una tecnolog¨ªa a¨²n rudimentaria, ?qu¨¦ pasar¨¢ en el futuro? Para Oakes, soledad y dependencia emocional son el reverso oscuro de la IA: ¡°Las relaciones con los chatbots pueden provocar un alejamiento de otros humanos¡±. ¡°Cuando uno tiene una conexi¨®n casi perfecta con una aplicaci¨®n m¨®vil, las relaciones humanas, con todas sus imperfecciones y su profundidad, palidecen en comparaci¨®n. Las aplicaciones, despu¨¦s de todo, est¨¢n dise?adas para atraer a los usuarios¡±, a?ade.
Si los chatbots brindan apoyo constante y dicen lo que uno quiere escuchar, las personas pueden tener dificultades para equilibrar vida virtual y vida real. ¡°No quiero ser demasiado pesimista ¡ªcontin¨²a Oakes¡ª, pero en cierto modo creo que ya estamos viviendo una parte de ese futuro dist¨®pico: un mundo cada vez m¨¢s aislado, donde las empresas tecnol¨®gicas privadas con fines de lucro intervienen para llenar los vac¨ªos¡±.
?tica, ¨¦tica y, por si fuera poca, m¨¢s ¨¦tica
Pablo Díez, CTO de Uground, aboga por un estándar mundial que limite el potencial de la IA para influir en los humanos. Un código ético que no la convierta en una amenaza.
“Desde un punto de vista tecnológico, las posibilidades son infinitas”, apunta el CEO de Lingüistic Factory, David Fernández Rubí, pero la ética debe moderar esa fiesta: la Ley de IA de la Unión Europea, la primera del mundo en su género, “prohíbe detectar las emociones del usuario como herramienta para utilizar a nivel cognitivo en la conversación”, recuerda.
Sin embargo, sí puede simular emociones como dudas, alegrías o tristezas en la interacción con su usuario humano y decir, por ejemplo, “estoy enfadado porque no he conseguido cerrar la reunión con el cliente”.
Robots: el cuerpo de la inteligencia
“La IA no te va a quitar el puesto de trabajo; un humanoide con IA, a lo mejor sí”, lanza Andrés Desantes, CEO 1MillionBot. Construirle un cuerpo es, dice, el siguiente paso. Tesla lo dio en 2021, cuando Elon Musk anunció que estaban trabajando en un prototipo, Optimus, que en el futuro realizaría las tareas “inseguras, aburridas o repetitivas”. En 2022 presentó una versión semifuncional y un poco rudimentaria del invento. A finales de 2023, empezó a mostrar videos de Optimus Gen 2, más rápido que su predecesor, cogiendo huevos sin romperlos o doblando camisetas.
Un robot con IA integrada podrá trabajar de manera autónoma tras su fase de entrenamiento. Como Spot, un cuadrúpedo (¿un perro?) diseñado por Boston Dynamics capaz de tomar decisiones basadas en datos y prevenir situaciones peligrosas. Ya se usa en entornos industriales, fábricas, laboratorios, centros logísticos, en minas y túneles. De la misma compañía es Atlas, atlético, ágil, acrobático, muy coordinado: interactúa con su entorno y manipula los objetos que se encuentra. En una exhibición utiliza cajones y tablas de madera (es capaz de levantar cargas) a modo de escaleras con las que subirse a un andamio, y luego bajar de él.
Robots sociales con nombre de mujer apuestan por una apariencia más humana. Sophia, de Hanson Robotics, fue conectada en 2015 y ha ido evolucionando con IA y robótica avanzada. La entrevistan en televisión, participa en congresos y conferencias, es portada de revistas y tuvo una cita algo estrambótica con el actor Will Smith. Mientras que Nadine, creada por la profesora Nadia Magnenat Thalmann a su imagen y semejanza, se especializa en atender a enfermos y mayores. Una cuidadora... y un parche contra la soledad.