C¨®mo fundir lo f¨ªsico y lo virtual en un paradigma sostenible
Minsait explora las ¨²ltimas tecnolog¨ªas en la nube para apostar por el concepto de lo ¡®phygital¡¯, la conexi¨®n de la dimensi¨®n ¡®online¡¯ con los datos obtenidos directamente de la realidad
El mundo respira, huele, saborea, escucha y, desde luego, habla. Habla con datos que permiten saber c¨®mo se encuentra de salud en m¨²ltiples ¨¢mbitos: lo econ¨®mico, lo social, lo tecnol¨®gico y, evidentemente, lo ecol¨®gico. Minsait, consultora de transformaci¨®n digital, tiene esta realidad en mente a la que nombra con un concepto h¨ªbrido, simbionte: lo phygital. Es decir, la conjunci¨®n de los espacios intangibles, los que habitan en la nube, con el mundo f¨ªsico, real, que proporciona datos a esa nube para revolucionar todas las actividades humanas que imaginemos.
Lo digital vive un impulso in¨¦dito. En parte, por la pandemia que, entre otras cosas, ha disparado las ofertas de teletrabajo (un 214% en Espa?a seg¨²n un informe de Adecco) y la adopci¨®n de todas las herramientas digitales que lo hacen posible. ¡°En estos primeros meses de 2022 se aprecia una aceleraci¨®n significativa en proyectos de transformaci¨®n en m¨²ltiples frentes¡±, afirma Sergio Mart¨ªn, director de Estrategia y Transformaci¨®n de Minsait.
¡°La digitalizaci¨®n est¨¢ entrando en una siguiente etapa de madurez, donde ya no es suficiente construir aplicaciones digitales rodeando el coraz¨®n transaccional legado de las organizaciones; la digitalizaci¨®n plena requiere una reconversi¨®n profunda de las arquitecturas tecnol¨®gicas que permita explotar datos masivos en tiempo real, habilite la integraci¨®n flexible con m¨²ltiples ecosistemas digitales y permita lanzar con agilidad nuevos modelos de negocio. Esto no va a suceder si las empresas no integran ya la necesidad de migrar a cloud sus cores transaccionales, y abordan de forma inmediata este tipo de proyectos. Y si no lo hacen, van a ver irremediablemente mermada su situaci¨®n competitiva¡±, concluye Sergio Mart¨ªn
La digitalizaci¨®n plena requiere una reconversi¨®n profunda de las arquitecturas tecnol¨®gicas que permita explotar datos masivos en tiempo realSergio Mart¨ªn, director de Estrategia y Transformaci¨®n de Minsait
El c¨®ctel tecnol¨®gico que alimenta la nube tiene m¨²ltiples ¨®rganos en su anatom¨ªa. Por ejemplo, lo phygital se despliega en la pr¨¢ctica en un abanico que incluye el internet de las cosas, el paradigma de miles de millones de objetos conectados a la red emitiendo y recibiendo datos, la georreferenciaci¨®n, el blockchain y la realidad aumentada o virtual. Todas estas herramientas tienen un impacto beneficioso en la rentabilidad, sostenibilidad y seguridad en procesos industriales concretos. Desde la operaci¨®n de grandes infraestructuras hasta la gesti¨®n de activos y plantas de producci¨®n, pasando por la optimizaci¨®n de las cadenas de valor en procesos de fabricaci¨®n y log¨ªstica, el desarrollo de modelos de econom¨ªa circular o la mejora de la relaci¨®n con consumidores y la experiencia de cliente.
Un beneficio para empresas y ciudadanos
Un aspecto que Minsait quiere dejar claro es que estas transformaciones no son solo coto de las grandes empresas. La pymes pueden ser uno de los sectores m¨¢s beneficiados por migrar a la nube todos sus procesos. Pero es que la nube no solo beneficia a las empresas, sino directamente al ciudadano. El concepto de smart city, que diluye las fronteras entre el sector p¨²blico y privado, tiene como uno de los grandes objetivos que el ciudadano tenga los datos y, por tanto, el conocimiento para ejercer su democracia directamente en aspectos concretos de la gesti¨®n de las ciudades. Minsait acumula m¨¢s de 120 proyectos en este sector que permitir¨¢n transformar para siempre la gesti¨®n y la forma de habitar el espacio urbano.
Sistemas de pago
Otro aspecto fundamental son los flujos del dinero en s¨ª, c¨®mo se realizan los pagos. La nube vuelve a jugar un papel central. Minsait, a trav¨¦s de su experiencia con Minsait Payments, que ofrece servicio a 50 clientes en 15 pa¨ªses de Latinoam¨¦rica y Europa y procesa m¨¢s de 220 millones de tarjetas en todo el mundo, ha detectado que se puede hablar ya de consolidaci¨®n de los medios de pago digitales alternativos, tanto en Europa como en Latinoam¨¦rica. Ello ha tenido consecuencias no solo para la reducci¨®n constante del uso del dinero f¨ªsico, sino tambi¨¦n en la aparici¨®n de los nuevos actores, como las fintechs o los neobancos.
El rol de la nube y la digitalizaci¨®n tambi¨¦n es el de ser actor fundamental en la transformaci¨®n a una econom¨ªa m¨¢s sostenible. Hay impactos mensurables. La digitalizaci¨®n logra una mayor optimizaci¨®n en la gesti¨®n de los residuos; permite una gesti¨®n m¨¢s eficiente de los flujos y tr¨¢nsitos para la descarbonizaci¨®n; reduce hasta un 75% las emisiones de CO2 por tareas de vigilancia o contribuye a la reducci¨®n de papel. El teletrabajo impacta tambi¨¦n positivamente en la reducci¨®n de los viajes por negocios y desplazamientos al centro de trabajo. Por ello, la digitalizaci¨®n ha de ser vista como fulcro fundamental para lograr que nuevos paradigmas como la econom¨ªa circular y las tecnolog¨ªas verdes funcionen. El gemelo del mundo real que vela y mejora nuestra dimensi¨®n f¨ªsica.
Un escudo contra el cibercrimen
Entrar en el mundo digital no puede hacerse de cualquier manera. Hay que vestir la armadura y el escudo adecuados. El informe Ascendant de Minsat y SIA sobre ciberseguridad estima que un 56% de las empresas aún ponían en riesgo su futuro al carecer de una estrategia de ciberseguridad definida. Y eso es solo la punta del iceberg de una larga carencia en esta materia: el 90% de las compañías no tiene profesionales especializados en esta materia; un 82% no cuenta con un registro actualizado de todos los activos digitales a proteger; un 73% no dispone de mecanismos de concienciación de riesgos cibernéticos de cara a los empleados y solo un 55% cuenta con un centro de operaciones de ciberseguridad para detectar y responder a los ataques. Este contexto es doblemente preocupante cuando el mismo informe apunta a que prácticas como el phising (el envío de correos electrónicos suplantando identidades) han aumentado un 6.000% durante la pandemia.