Peste
Esperemos que el personal no enloquezca demasiado ante las posibilidades de contagio, que no miremos a los vecinos con el mosqueo de que el monstruo se puede haber instalado en ellos
El maravilloso cenizo Leonard Cohen ya avisaba en una canci¨®n fastuosa de que ¡°todo el mundo sabe que se acerca la peste. Todo el mundo sabe que el barco se est¨¢ hundiendo y que el capit¨¢n minti¨®¡±. Albert Camus tambi¨¦n era apocal¨ªptico en el final de su novela. Aseguraba que la peste regresar¨ªa un d¨ªa a las calles de Or¨¢n y se instalar¨ªa para siempre. Dicen en la ¨²nica, terror¨ªfica y abusiva tem¨¢tica que al parecer existe en los medios de comunicaci¨®n de todo el universo que esta peste solo es mort¨ªfera para los viejos y los que padecen enfermedades respiratorias. O sea, que tengo todas las papeletas si me cruzo con el bicho, pero me preocupa muy poco. Alguien dijo que a lo que m¨¢s hay que temer es al miedo.
Esperemos que el personal no enloquezca demasiado ante las posibilidades de contagio, que no miremos a los vecinos con el mosqueo de que el monstruo se puede haber instalado en ellos Y el poder econ¨®mico, siempre tan ¨¦pico y valiente ¨¦l, huyendo en estampida y haciendo tiritar de intemperie a las Bolsas. La econom¨ªa de algunos lo pagar¨¢ muy caro si no aparece pronto el ant¨ªdoto y, como siempre, ser¨¢n los tirados. Nunca el Ibex.
En medio de tanta comprensible histeria necesito que algo me haga re¨ªr. O para ser m¨¢s exactos, descojonarme, que dir¨ªa el vicepresidente Iglesias. Algo que siempre me provoca ese oasis titulado La resistencia. Broncano le hace la obligada pregunta a su invitado Fernando Trueba de que le cuente la pasta que tiene, o bien, cu¨¢nto ha follado en la ¨²ltima semana. El temible esgrimista Trueba le contesta: ?y a ti qu¨¦ te importa? Broncano se lamenta: lo sab¨ªa desde que empez¨® La resistencia. ?Qui¨¦n va a ser el primero que me diga eso? C¨®mo disfruto con la agilidad mental.
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