Javier C¨¢mara: ¡°Ahora los pol¨ªticos tienen cara de estupor. Se les ve todo¡±
El actor, que triunfa con su creaci¨®n de un exministro en ¡®Vamos, Juan¡¯ (TNT), pasa el confinamiento en Madrid con sus hijos de dos a?os?y muy pendiente de su madre, de 89, aislada en su pueblo riojano.
Tuvimos dos citas. La primera, la v¨ªspera del confinamiento, en un bar cuqui con gente cuqui, qu¨¦ tiempos. Fue su ¨²ltima entrevista cara a cara ¡ªy la m¨ªa¡ª antes del encierro. La segunda, el mi¨¦rcoles, por videollamada desde su casa, donde vive con su pareja y sus mellizos de dos a?os, ni?o y ni?a, gestados por contrato. De fondo, paredes vac¨ªas, pocos muebles y cuadros a¨²n por colgar desde la ¨²ltima mudanza. ¡°No tengo apego a las cosas. Mi vida cabe en una maleta. Bueno, ahora en una maleta y dos carritos de beb¨¦. Es todo lo que necesito. Queda mal decirlo estos d¨ªas tan tristes, pero por fin soy un t¨ªo feliz. ?T¨² no lo eres?, espeta. A ver por d¨®nde salgo.
Bueno, todos tenemos nuestras ¡®mandangas¡¯. ?Usted no las ha tenido?
Muchas. Bueno, muchas no, dos o tres muy gordas. Y me han ense?ado. Hice terapia cuatro o cinco a?os. Me par¨¦ y me escuch¨¦. Me di cuenta de que estaba haciendo las cosas mal y de que ten¨ªa miedo. Es absurdo, pero un d¨ªa me di cuenta de que ten¨ªa alas y no sab¨ªa usarlas. Entonces el terapeuta, ese se?or maravilloso, dijo: vamos a aprender a volar.
?D¨®nde estaban las alas?
En la espalda, escondidas. De repente un d¨ªa so?¨¦ con ellas y ahora no cabr¨ªan en este cuarto. Me dije: hostia, despu¨¦s de tocar fondo, en un momento muy agrio, ... ?Es una tonter¨ªa lo que te estoy diciendo no?
No, h¨¢bleme de ese clic, por favor.
Me ca¨ª del caballo y dije: ?pero de qu¨¦ co?o te quejas? ?De qu¨¦ tienes miedo? ?De que no te llamen? Pero si te est¨¢n llamando. Absurdo. Idiota. Me dije de todo y me di cuenta de que el infierno y el para¨ªso los llevamos dentro y quer¨ªa construirme un lugar amable. A veces el infierno lo ocultas, pones buena cara, llegas casa y no te duermes, y no vives.
?Le duele la cara de sonre¨ªr?
Bueno, es que a m¨ª me ha dolido la cara de sonre¨ªr toda la vida.
?Siempre fue el gracioso del grupo?
En el cole vi que, o me llevaba las hostias, o los chistes. Siempre hubo gente m¨¢s graciosa y con m¨¢s talento. Pero yo he durado. No s¨¦ si por fortaleza, inconsciencia, obstinaci¨®n, por esa cosa absurda de seguir adelante. Pero estoy aqu¨ª, me gano muy bien la vida y empiezo a creer que no van a echarme. Me ha costado 30 a?os.
C?MARA TRAS LA C?MARA
Javier C¨¢mara (Albelda de Iregua, La Rioja, 53 a?os) debuta como director en un cap¨ªtulo de 'Vamos, Juan', la serie de TNT en la que interpreta a un exministro en horas bajas ansiando volver a tocar poder pol¨ªtico. Despu¨¦s de 30 a?os de profesi¨®n, el C¨¢mara actor empieza a creer que no le van a llevar cualquier d¨ªa de la oreja de vuelta a su pueblo, de donde sali¨® para estudiar Arte Dram¨¢tico en Madrid, y donde a¨²n vive su madre, de 89 a?os. Lo primero que har¨¢ cuando acabe el confinamiento, ser¨¢ ir a abrazarla.
Con 53 a?os, es un pap¨¢ mayor, ?le chulean sus ni?os?
S¨ª, y que sigan. Ahora estoy todo el d¨ªa con ellos, no estoy en forma y acabo agotado, pero feliz.
?Qu¨¦ le han ense?ado?
A no tener miedo. S¨¦ que es todo lo contrario a lo que un padre viejo dir¨ªa, pero ahora no tengo miedo a nada, y es por ellos.
En ¡®Vamos, Juan¡¯, el protagonista, un pol¨ªtico en horas bajas, va a Turqu¨ªa a ponerse pelo. ?Ha tenido tentaciones?
Una profesora de Arte Dram¨¢tico me solt¨® un d¨ªa, despu¨¦s de una clase de esas de sentirte nube y caminar entre piedras: ¡®Javier, me encantas, pero creo que vas a hacer teatro. Cine y televisi¨®n no, porque tienes los ojos peque?os y te vas a quedar sin pelo¡¯. Te juro que la cre¨ª. No le guardo rencor. Desde joven supe que me iba a faltar el pelo, nunca me ha dado pudor y nunca persegu¨ª el sue?o del cine y la tele. Eso vino como un regalo precioso.
?Nunca quiso ser una estrella?
Yo sal¨ª de mi pueblo porque me ahogaba. Mi padre ten¨ªa dos huertitas y me dijo que yo ten¨ªa que ser agricultor. Suspend¨ª COU, repet¨ª, hice cosas tremendas¡ Y un profesor me dijo: ?por qu¨¦ no pruebas en la escuela de arte dram¨¢tico? Fue una huida hacia delante, yo no sab¨ªa que de esto se ganaba la vida. Te juro que hay una parte en mi hipot¨¢lamo que sigue siendo ese se?or. Hay un se?or de Albelda de Iregua, La Rioja, que sabe que en cualquier momento van a ir a casa y le van a decir: Hola, Javier, hasta aqu¨ª has llegado. Pero ese profesor me espole¨®, y aqu¨ª estoy. Le amo.
Con Mar¨ªa Pujalte tiene m¨¢s que qu¨ªmica. ?Qu¨¦ hay entre ustedes?
Una amistad bruta. La quiero. Me ha puesto las pilas bien puestas dos o tres veces en la vida.
?Ech¨¢ndole la bronca?
Ella fue la que un d¨ªa me dijo: ¡®perdona, Javier, no te lo dir¨¦ m¨¢s veces, no quiero faltarte al respeto, pero creo que necesitas ir a terapia¡¯. Y le dije: dime cu¨¢ndo y d¨®nde porque si t¨² lo dices, lo necesito. Y ah¨ª empez¨® la etapa m¨¢s clarificadora de mi vida. A esa gente nunca la dejas escapar porque te ha radiografiado. Hay gente a la que no puedo enga?ar. Que me desnuda. Ella, Carmen Machi, Ricardo Dar¨ªn. Quiero trabajar con ellos porque es cuando m¨¢s libre estoy. Porque a uno le cuesta desnudarse, porque esto de actuar no es tan f¨¢cil.
?Qui¨¦n es la mujer de su vida?
Muchas. Primero la madre que me pari¨®, la mujer m¨¢s maravillosa de mi vida. Despues la mujer que pari¨® a mis hijos, y mi ni?a, que son las mujeres m¨¢s importantes de mi vida. Y luego, todas las mujeres que me han ayudado a ser quien soy. Si alguien me ha dicho las cosas claras son las amigas. Las t¨ªas me han puesto las pilas toda la vida.
A ver si va a ser usted el nuevo hombre.
Con cincuenta y tres, nuevo, nuevo, no soy. Pero est¨¢n por ah¨ª, est¨¢n por venir. Estamos curr¨¢ndonoslo, nos estamos dando cuenta de cosas que hemos hecho mal, poni¨¦ndonos a vuestro lado e intentando ser aprendices de feministas. Necesitamos tiempo, pero estoy en esa labor.
?Qu¨¦ har¨ªa Juan, el pol¨ªtico que interpreta, en esta crisis que vivimos?
Dir¨ªa barbaridades desde la ignorancia, incluso desde el deseo de hacerlo bien. Pero no tendr¨ªa ni puta idea. Empatizo con las caras de estupor que tienen ahora los pol¨ªticos cuando salen a la pantalla. Todos tienen caras de estupor. O de alivio, porque no est¨¢n en la primera l¨ªnea, porque, si estuvieran, no tendr¨ªan ni puta idea de qu¨¦ hacer.
Como actor, esa galer¨ªa de rostros y rictus ser¨¢ una mina.
Hay muchos que, por primera vez, est¨¢n muy de verdad. Por primera vez hay muchos pol¨ªticos que est¨¢n diciendo aunque no lo digan ¡®no s¨¦ qu¨¦ va a pasar¡¯. Y jam¨¢s se ha dicho eso.
?Se les ve todo bajo el traje?
Todo. Esas caras de voy a decir lo que s¨¦, pero no s¨¦ m¨¢s. Estamos haciendo esto, pero no sabemos d¨®nde va. Los guionistas y yo nos llamamos diciendo ?has visto esa cara?, ?c¨®mo ser¨¢ esa cara cuando se apague el foco y se meta en el cuarto con sus asesores? Eso es lo que queremos rodar.
?Cu¨¢nto ha tardado el chico de Albelda en tener ese aplomo?
Un d¨ªa me di cuenta de que hab¨ªa que respirar. Vi que hab¨ªa otras personas que respiraban. Cuando hablaban, por ejemplo. Respiras y tu cabeza se llena de ox¨ªgeno, tienes las ideas m¨¢s claras, le has dado una pausa a todo, se crea un silencio m¨¢gico. He empezado a respirar. Por fin respiro.
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