A?oranzas del viejo Hollywood
Cuando a un narrador le interesa lo que cuenta y quiere que al p¨²blico le interese tambi¨¦n, es capaz de desaparecer para que los personajes brillen por s¨ª mismos
Ryan Murphy, dios mayor del olimpo de las series, es autor de aut¨¦nticos pasotes barrocos, catedrales del churriguerismo televisivo como American Horror Story, Glee o The Politician, pero en Hollywood, la serie que estrena Netflix este viernes, nos presenta su versi¨®n m¨¢s aseadita, eficaz y contenida (para sus est¨¢ndares: no es precisamente una serie austera o minimalista, ni siquiera tiene apego a las convenciones del realismo).
Cuando alguien excesivo modera su estilo, los espectadores sospechamos: ?qu¨¦ buscar¨¢ este? Nada bueno, nos quiere engatusar. Y acertamos casi siempre. Con Hollywood, Ryan Murphy persigue lo m¨¢s vil y abyecto que puede perpetrar un narrador: contar una historia.
Cuando a un narrador le interesa lo que cuenta y quiere que al p¨²blico le interese tambi¨¦n, es capaz de desaparecer para que los personajes brillen por s¨ª mismos. El autor se suicida en beneficio del relato, como la madre que se deja matar para que vivan sus hijos. Cuando eso sucede, el resultado casi siempre roza lo soberbio.
Murphy ya hab¨ªa dejado respirar a sus personajes en Feud, su anterior paseo por la mitolog¨ªa de Hollywood. Se ve que pocas cosas le fascinan m¨¢s que la ¨¦poca dorada del cine, que aqu¨ª cuenta con una pasi¨®n y unos gui?os metas (al principio, todo exuda El crep¨²sculo de los dioses) que los cin¨¦filos celebran y gozan.
Me gustar¨ªa encontrar una excusa argumental que conecte la trama de Hollywood con la pandemia, pero lo mejor que puedo decir de ella es que no tiene nada que ver con la actualidad, que es una serie historicista que alude a sue?os, ambiciones y tragedias tan ajenas a nosotros como la ¨¦poca misma en la que se ambienta. Y esa es su mayor virtud: que nos asoma a un mundo que reconocemos en su ingenuidad y en su sordidez porque sostiene la educaci¨®n sentimental de Occidente, y Ryan Murphy nos recuerda que sigue ah¨ª, en el fondo de los ojos, resistiendo al apocalipsis.
Maldici¨®n, al final s¨ª que lo he ligado con el coronavirus.
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