Misi¨®n: enmendar a Dennis Hopper
Un documental rinde cuentas con la pel¨ªcula ¡®The Last Movie¡¯, que supuso el destierro de Hollywood del cineasta en los a?os setenta tras su triunfo con ¡®Easy Rider¡¯
Detr¨¢s de las grandes estrellas, los enormes estudios y el puro negocio, la historia de Hollywood est¨¢ cimentada con personajes an¨®nimos imprescindibles, callejones sin salida y alg¨²n que otro relato de redenci¨®n. La historia de Dennis Hopper (1936-2010) cumple con todo ello. El actor, director, fot¨®grafo y pintor, que falleci¨® hace hoy diez a?os, fue uno de los revolucionarios que cambiaron el anquilosado Hollywood de finales de los sesenta y principios de los setenta. Lo hizo con una peque?a producci¨®n que, ante la sorpresa de todos, result¨® ser un gran ¨¦xito popular y econ¨®mico: Easy Rider (1969). Esta pel¨ªcula, que dirigi¨® y protagoniz¨®, marc¨® a una generaci¨®n y le abri¨® las puertas de la industria como creador, pero su siguiente proyecto fue todo un fracaso. Un momento clave en la historia del cineasta que retrata el documental Dennis Hopper, compa?ero de viaje, que estrena hoy en Espa?a el canal TCM y que est¨¢ hilado a trav¨¦s del punto de vista del que fuera mano derecha del actor y asistente, Satya de la Manitou.
Satya, como se le conoce en Hollywood, y el director del documental, Nick Ebeling cruzaron sus caminos en 1992 en un hip¨®dromo de Los ?ngeles, aunque no se dieron cuenta de haberlo hecho hasta que comenz¨® la producci¨®n del documental hace un lustro. En aquella pista de carreras, Ebeling, entonces un actor en ciernes, ten¨ªa 14 a?os y estaba obsesionado con la pel¨ªcula Terciopelo azul (1986), en la que Hopper dej¨® uno de los personajes m¨¢s memorables de la filmograf¨ªa de David Lynch. ¡°Mis padres me mandaron a recoger algo a un bar estilo a?os treinta que hab¨ªa all¨ª. En medio de la sala, con un cigarro en la mano, estaba Dennis, la ¨²nica estrella que me importaba en ese momento. Reun¨ª el poco valor que ten¨ªa para pedirle consejo sobre actuaci¨®n¡±, cuenta Ebeling a trav¨¦s de una videoconferencia desde su casa de Los ?ngeles. Y junto a Hopper, estaba Satya.
El asistente conoci¨® al actor durante el rodaje de Easy Rider. Se convirtieron en amigos y labraron una relaci¨®n profesional y personal durante cuatro d¨¦cadas hasta la muerte del int¨¦rprete. Ebeling quiso conocer a Satya para la elaboraci¨®n del documental y escuchando sus vivencias termin¨® por convertirle en coprotagonista junto a Hopper despu¨¦s de interminables reuniones aderezadas de donuts y mucho caf¨¦. ¡°Crec¨ª en Hollywood y he visto lo que la ciudad puede hacer a la gente. He conocido a famosos y a gente que ha sido destruida o que se ha autodestruido, pero lo que nunca hab¨ªa visto es a alguien que aguante ah¨ª como asistente durante cuarenta a?os, eso no ocurre aqu¨ª. Satya es como un Sancho Panza psicod¨¦lico, todo un personaje", explica el director.
Hopper firm¨® con Universal Pictures para hacer una pel¨ªcula con libertad art¨ªstica con un presupuesto de un mill¨®n de d¨®lares. M¨¢s de lo que le hab¨ªa costado Easy Rider, pero aun as¨ª, la pel¨ªcula m¨¢s barata del gran estudio en 1971. The Last Movie, que rod¨® en Per¨², tuvo una posproducci¨®n ca¨®tica (con muchas drogas, alcohol y sexo) en el rancho de Hopper en Nuevo M¨¦xico y no fue entendida por nadie. El estudio trat¨® de hacer cambios, pero termin¨® por dejarla de lado. El cineasta acab¨® hundido, pero el filme se convirti¨® en una pel¨ªcula de culto. Y Ebeling se obsesion¨® con ella cuando la descubri¨® en un videoclub underground de Los ?ngeles. ¡°Era una cinta con una imagen de un vaquero fum¨¢ndose un cigarro. Me la llev¨¦ a casa y nunca la devolv¨ª¡±, cuenta el director. La vio y la estudi¨®: ¡°No estoy seguro de haberla entendido entonces, pero lo que me gustaba de ella es que era completamente diferente de cualquier cosa que hubiese visto antes. Me inspir¨® a agarrar una c¨¢mara super 8 y una de 16 mil¨ªmetros. Dej¨¦ la actuaci¨®n y empec¨¦ a hacer mis propias pel¨ªculas, y eso me llev¨® a otras pel¨ªculas y a la escuela de arte y a la literatura, cambi¨® mi direcci¨®n. Probablemente fui el primero en ver The Last Movie antes que Easy Rider, ni siquiera sab¨ªa qu¨¦ era¡±.
A lo largo de sus conversaciones con Satya, el director fue d¨¢ndose cuenta de que si iba a hacer un documental sobre The Last Movie, no lo iba a hacer de forma tradicional, sino imitando el nuevo Hollywood de aquella ¨¦poca en la que surgieron cineastas independientes que rompieron con las viejas estructuras de los grandes estudios. "Lo deconstruimos todo. Fue una de las grandes eras de la historia del cine americano y creo que la pel¨ªcula podr¨ªa ser la expresi¨®n ¨²ltima de esa idea. La gente nos dec¨ªa, no se hace una pel¨ªcula as¨ª, y nos la quit¨¢bamos de en medio y busc¨¢bamos a otra persona que lo entendiera¡±, dice Ebeling. ¡°Dej¨¦ Hollywood y estuvimos dos a?os y medio en la carretera rastreando la historia, con el esp¨ªritu de Dennis y de gente como John Cassavetes¡±, remata el director.
Rebelde como James Dean
Hopper tuvo varios modelos en dos estrellas de su ¨¦poca: James Dean y Marlon Brando. De ellos sac¨® la rebeld¨ªa contra todo lo que ol¨ªa a viejo en Hollywood y del primero tambi¨¦n su amor por el arte y la fotograf¨ªa. ¡°Dean fue su mentor en la interpretaci¨®n. Se conocieron en Warner. La primera vez que Dennis le vio, este estaba con Elia Kazan y unos ejecutivos del estudio y Dean sal¨ªa de una oficina a todo correr, se gir¨®, levant¨® el dedo coraz¨®n y dijo, dirigi¨¦ndose a cada uno, ¡®que te jodan¡¯ repetidamente. Dennis vio eso a los 17 y le impresion¨® de por vida¡±, cuenta el director del documental, que a?ade: ¡°Lo que he visto en Hopper, que no se lo he visto a nadie m¨¢s, es que tienes un gran actor, que es innovador, que es tambi¨¦n un gran fot¨®grafo, uno de los mejores de los a?os sesenta, es respetado por artistas y m¨²sicos casi como un igual, gente como Andy Warhol, Frank Gehry, The Doors, etc. Esta gente se dio cuenta de que iban en el mismo barco. Y adem¨¢s es un gran director tambi¨¦n, quien sabe qu¨¦ habr¨ªa pasado si The Last Movie hubiese sido un ¨¦xito¡±.
Hopper fue trabajando como actor con cineastas como David Lynch, Wim Wenders o Francis Ford Coppola, incluso fue candidato al Oscar a Mejor actor de reparto por Hoosiers, pero como director no fue hasta los a?os ochenta que tuvo un notable resurgir con pel¨ªculas como Ca¨ªdo del cielo y Colors. Pero nunca lleg¨® a enmendar su relaci¨®n y sus sentimientos con La ¨²ltima pel¨ªcula. Ebeling ten¨ªa clara la finalidad de su documental: ¡°Mi pel¨ªcula es una historia de lealtad. Hollywood es un destructor de relaciones, como dice Satya. Dennis no lleg¨® a rendir cuentas con The Last Movie, as¨ª que para Satya y para m¨ª se convirti¨® en una misi¨®n conseguirlo¡±.
Retorno a Chinchero
El documental Dennis Hopper, compa?ero de viaje se cierra con una visita al remoto lugar donde se grab¨® La ¨²ltima pel¨ªcula en Per¨². Y para su director es el broche perfecto: ¡°Eso ocurri¨® al final de la producci¨®n, justo ates de presentar un borrador en el Festival de Venecia. Sab¨ªa que ten¨ªamos que ir a Chinchero. Ya casi no ten¨ªamos dinero y canjeamos todas nuestras millas a¨¦reas. ?ramos un equipo de tres personas sin plan alguno. Sab¨ªamos que ten¨ªamos que volar hasta Cuzco, fuimos, nos hicimos con un gu¨ªa que nos llev¨® a Chinchero, nos bajamos de la furgoneta y entramos en una tienda que vend¨ªa ponchos como los que salen en la pel¨ªcula. En la tienda, la se?ora que la regentaba, descubrimos que su t¨ªo hab¨ªa sido el gu¨ªa de Dennis y vino con nosotros, se llamaba Tom¨¢s. Y a partir de ah¨ª, fue todo bien. En la plaza central, le dije a Satia, oye, estamos donde se rod¨® La ¨²ltima pel¨ªcula, hagamos nuestra pel¨ªcula, y rodamos una secuencia en la que llov¨ªa, Sali¨® el sol, y esta procesi¨®n preciosa pas¨®, como en la peli original. Fue muy m¨ªstico, y no soy m¨ªstico, pero todos sentimos la electricidad en ese momento¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.