¡®Supervivientes 2020¡¯, telerrealidad de ciencia ficci¨®n
Los participantes de esta edici¨®n apenas eran famosos, pero su pl¨¢cida existencia en la isla los volvi¨® relevantes al ejercer como un b¨¢lsamo para millones de espa?oles
A finales de mayo, Supervivientes le puso a la concursante Elena Rodr¨ªguez un v¨ªdeo que en apenas cuatro minutos resum¨ªa, con banda sonora de thriller de acci¨®n, 15 semanas de pandemia. Ella apenas pudo mantenerse en pie ante ese sumario del Apocalipsis. Parec¨ªa una broma de aquellas que gastaban en Inocente, inocente, excepto porque no ten¨ªa ninguna gracia y porque Elena no es tan famosa como Catherine Fulop. Los espectadores, por su parte, observaron c¨®mo Elena miraba las im¨¢genes (las capas de realidad que puede generar Telecinco a estas alturas son, qu¨¦ duda cabe, infinitas) y sintieron una mezcla de angustia, estupor y perspectiva sobre sus propias vidas: ese v¨ªdeo es m¨¢s televisivo que cualquier cosa que haya ocurrido en la isla en toda la edici¨®n.
Pero parad¨®jicamente todo el mundo ha vivido el fin del mundo desde casa, con el tedio que eso conlleva. Los participantes de esta edici¨®n de Supervivientes apenas eran famosos, pero su pl¨¢cida existencia en la isla los volvi¨® relevantes (casi sujetos experimentales) al ejercer como un b¨¢lsamo para millones de espa?oles: personas que viven solas y para las que esas pseudocelebridades en ba?ador han sido, junto al clan de S¨¢lvame, su ¨²nica compa?¨ªa; o personas que solo pod¨ªan asomarse a aplaudir a un patio interior y que ten¨ªan en Supervivientes lo m¨¢s parecido a unas vacaciones que va a poder disfrutar en todo el a?o; o gente que prefer¨ªa ver a un tal Avil¨¦s discutir con la nieta de Roc¨ªo Jurado porque al menos esas broncas, a diferencia de las que estaban d¨¢ndose en Espa?a, no ten¨ªan consecuencias reales. ?Cu¨¢ntos de esos tres millones de espectadores sintonizaban Supervivientes tras un d¨ªa entero escuchando tertulias con expertos hablando sobre c¨®mo iban a morir? ?Qui¨¦n no querr¨ªa ver, en su lugar, a Vicky Larraz contando cu¨¢nto detestaba a Marta S¨¢nchez?
El p¨²blico se pas¨® dos meses encerrado, solo animado por alg¨²n paseo gris ocasional al supermercado, pero en aquella isla todav¨ªa segu¨ªan pasando cosas. Roc¨ªo Flores lamentaba haber ¡°perdido el culo¡± (no es una met¨¢fora, ha adelgazado 15 kilos) y exclam¨® que seguro que al salir su padre Antonio David le dec¨ªa que de cara estaba ¡°igualita igualita¡± que su abuelo Pedro. Y esas tramas, aunque fuesen intrascendentes, s¨ª avanzaban a diferencia de las nuestras, que segu¨ªan en pausa hasta nuevo aviso. Ah, el edredoning despreocupado. Los paseos al atardecer. Contarle tu vida desde cero a un desconocido. Hasta el aburrimiento (y de participantes aburridos ha ido sobrada la edici¨®n) resultaba reconfortante, porque al menos ellos se estaban aburriendo al sol. Todas aquellas actividades que nadie valoraba antes y que convirtieron a Supervivientes, por accidente, en el ¨²ltimo programa de la civilizaci¨®n anterior y en una ¨²ltima oportunidad para que el p¨²blico se despidiese de la antigua normalidad. Nunca la telerrealidad pareci¨® tan ciencia ficci¨®n.
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