Dinero
Casi todo dios est¨¢ asustado, conviviendo con la pegajosa incertidumbre, temiendo no ya al hoy sino al sombr¨ªo ma?ana, angustiado por el futuro de los suyos
Es muy caprichoso el mundo de los sue?os. Thomas de Quincey encontraba en ¨¦l elitista l¨®gica. Afirm¨® que si alguien que pasa su existencia rodeado de cerdos toma opio, su universo on¨ªrico estar¨¢ poblado exclusivamente por ganado porcino de todos los colores. Pero si lo inger¨ªa ¨¦l, le serv¨ªa para escribir Las confesiones de un comedor de opio.
Y te preguntas en este tiempo infausto con qu¨¦ sue?a la mayor¨ªa del personal. Casi todo dios est¨¢ asustado, conviviendo con la pegajosa incertidumbre, temiendo no ya al hoy sino al sombr¨ªo ma?ana, angustiado por el futuro de los suyos. Los que tengan a alguien, por supuesto, que tambi¨¦n hay unos cuantos que se sienten m¨¢s solos que la una. No es educado ni elegante hablar de dinero, afirma tanta gente honorable a la que le sobra la pasta. Pero lo que arcaicamente se denominaba vil metal obsesiona a los que se ven abocados a su p¨¦rdida. Mogoll¨®n de personas se han quedado sin trabajo o les ocurrir¨¢ el mes que viene, peque?as empresas echan el cierre y las grandes empresas privadas ya han reducido los sueldos y multiplicar¨¢n los ERE. El temblor se ha democratizado tr¨¢gicamente. Ya no pertenece solo a los que ten¨ªan muy poco que perder.
?Y qui¨¦n est¨¢ a salvo del desastre, qui¨¦n va a seguir cobrando intacta su n¨®mina? Pues imagino que los funcionarios p¨²blicos y fijos (?oiga, que yo saqu¨¦ una oposici¨®n!) y los abnegados servidores del pueblo. O sea, la clase pol¨ªtica. Jam¨¢s discuten entre ellos sobre la intocabilidad de sus sueldos, dietas y privilegios. Muy mal te lo tienes que montar para no vivir de ello el resto de tu existencia. Ninguna pandemia afectar¨¢ a sus salarios. No es extra?o que alienten a los ciudadanos para que vayan a votar. Servir¨¢ para legitimar su pl¨¢cida subsistencia, su oficio ancestral.
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