Susi Caramelo desconfinada (y desatada)
Estaba en su mejor momento cuando lleg¨® el estado de alarma, pero no par¨®. Ya tiene su propia serie, perturbadora porque no estamos acostumbrados a las c¨®micas sin pudor
El c¨®mico del momento es una c¨®mica, y eso tiene m¨¦rito en un mundillo muy masculino. Susi Caramelo (L¡¯Hospitalet, 1980) salta al primer plano tras muchos a?os en el segundo, en las tablas y como animadora de p¨²blico (oficio poco conocido: los que calientan la risa de los espectadores antes de la grabaci¨®n). Se dio a conocer en Las que faltaban, formato que no cuaj¨®, y ahora se la rifan las tertulias humor¨ªsticas: Cero en Historia, La resistencia, Ilustres ignorantes o LocoMundo.
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El c¨®mico del momento es una c¨®mica, y eso tiene m¨¦rito en un mundillo muy masculino. Susi Caramelo (L¡¯Hospitalet, 1980) salta al primer plano tras muchos a?os en el segundo, en las tablas y como animadora de p¨²blico (oficio poco conocido: los que calientan la risa de los espectadores antes de la grabaci¨®n). Se dio a conocer en Las que faltaban, formato que no cuaj¨®, y ahora se la rifan las tertulias humor¨ªsticas: Cero en Historia, La resistencia, Ilustres ignorantes o LocoMundo.
En uno de esos episodios de edici¨®n casera y pantalla partida del estado de alarma, Caramelo se lamentaba en LocoMundo: ¡°Yo estaba en mi momento. He esperado muchos a?os a tener estos seguidores. Cuando por fin me conoce todo el mundo, casualmente, viene una pandemia mundial. Lo que yo creo es que hay mucha envidiosa en televisi¨®n. Ll¨¢mame conspiranoica¡±.
Ni as¨ª ha parado. Desde casa agitaba las redes con sus bromas subidas de tono, porque lo suyo es la espontaneidad descarada, una orgullosa falta de pudor que remite a Phoebe Waller-Bridge (Fleabag) y a Sarah Silverman, y que por aqu¨ª resulta m¨¢s perturbadora por falta de costumbre.
Le ha costado, pero ya tiene su programa: Caramelo, serie para #0 de Movistar que tuvo que esperar a la desescalada. Ni un minuto m¨¢s, porque Susi se desconfina en el primer cap¨ªtulo para recorrer su barrio, saludar a vecinos, visitar sus bares, conversar con Jos¨¦ Manuel Parada (sin dejarle hablar mucho) y hacernos re¨ªr de su intimidad. Termina en Chueca, improvisando un delirante preg¨®n del orgullo gay que dedica al novio que la dej¨® en la cuarentena: ¡°Vuelvo a estar soltera, Espa?a, pod¨¦is tirarme la ca?a¡±. Los m¨¢s prejuiciosos quiz¨¢s no entiendan su humor. Ellos se lo pierden.