¡®El colapso¡¯: El infierno empieza cuando acaba el mundo
Una serie francesa que plasma las primeras semanas tras la implosi¨®n de la sociedad se convierte en un peque?o fen¨®meno del ¡®streaming¡¯
El acto reflejo de pedir, en un supermercado, un producto que no encontramos en las estanter¨ªas encierra un n¨²mero de creencias. Que no tener el producto delante no significa que no haya m¨¢s, que existe una maquinaria que no vemos que mantiene el flujo de suministro, que para consumir basta con pedir y que, en fin, la sociedad funciona porque funciona. El colapso, una serie francesa reci¨¦n estrenada en Filmin, descarta todos estos supuestos. En el supermercado donde arranca el primer cap¨ªtulo, el dependiente no tiene respuesta a las hordas de clientes que le demandan productos con una voz cada vez m¨¢s tensa. Hay apagones de luz constantes. Las tarjetas de cr¨¦dito han dejado de funcionar. Las gasolineras han vendido su ¨²ltimo litro de combustible: un error, en realidad, porque el dinero cada d¨ªa parece un concepto m¨¢s insignificante al lado de un paquete de cinco kilos de arroz. Es el fin del mundo. La maquinaria invisible ha dejado de existir. Lo que tenemos delante es todo lo que hay. Vamos hacia la Edad de Piedra, una llena de coches abandonados en la carretera.
Realizada en 2019 por un tr¨ªo de j¨®venes directores conocidos como Les Parasites, la serie ha encontrado una nueva vida en Espa?a esta semana hasta el punto de haberse convertido en un peque?o e inesperado fen¨®meno del streaming. Vista desde 2020, lo que podr¨ªa parecer un ejercicio de imaginaci¨®n apocal¨ªptica, bien documentado y planteado, es m¨¢s bien la plasmaci¨®n de las peores pesadillas desatadas por la pandemia ante un mundo que ha resultado menos robusto de lo que esper¨¢bamos.
La serie no tiene protagonista ni transcurre en un sitio concreto: muestra las consecuencias del colapso de la civilizaci¨®n semana a semana, en lugares distintos y sabiamente escogidos. El supermercado de marras expone los primeros d¨ªas de shock; una gasolinera sirve para ilustrar el paso al p¨¢nico; los primeros intentos de organizaci¨®n llevan a un millonario -la ¨²nica clase social no acostumbrada a no tener respuestas- a una pista a¨¦rea. Nadie sabe exactamente qu¨¦ est¨¢ pasando y a nosotros tampoco se nos cuenta. En total, son ocho cap¨ªtulos, de 15 a 20 minutos de duraci¨®n, rodados en plano secuencia o en varios planos largos que juntan la minuciosidad documental de Chernobyl con el terror apocal¨ªptico de Years and years, dos de las series m¨¢s vistas el a?o pasado.
Les Parasites son un colectivo de cineastas independientes, salidos de la Escuela de Creaci¨®n Audiovisual y Realizaci¨®n de Par¨ªs (EICAR por sus siglas en franc¨¦s) que desde 2013 se han especializado en los cortometrajes, la mayor¨ªa de los cuales luego cuelgan en YouTube. Esa capacidad para contar cosas brevemente juega a su favor aqu¨ª: los di¨¢logos que exponen la problem¨¢tica particular de cada cap¨ªtulo son cortos e indoloros, lo que no suele ser el caso en este tipo de historias, menos a¨²n en las que juegan con un mensaje ecologista. Y el no tener un protagonista claro ayuda a mantener el suspense: nunca est¨¢ del todo claro qui¨¦n va a fracasar, qui¨¦n va a sobrevivir, o, mejor a¨²n, qui¨¦n va a acabar recibiendo nuestras simpat¨ªas.
El presupuesto fue de dos millones de euros para ocho cap¨ªtulos (una serie espa?ola suele invertir entre medio y un mill¨®n de euros por cap¨ªtulo: aqu¨ª han sido 250.000 euros). Este no es un posapocalipsis espectacular como La guerra de los mundos de Spielberg. Es peque?o, ca¨®tico, confuso y est¨¢ sucio (s¨ª comparte con el estadounidense la tendencia a subrayar con di¨¢logos la intenci¨®n de sus creadores, como cuando en la gasolinera alguien lamenta: ¡°No son problemas de abastecimiento, son problemas de una sociedad de mierda¡±).
No hay un motivo claro al colapso que da t¨ªtulo a la serie. Hay escenas que parecen citar la teor¨ªa de Olduvai, creada en 1989 por el f¨ªsico Richard C. Duncan, que dec¨ªa que la civilizaci¨®n industrial agotar¨ªa sus recursos al cumplir cien a?os y que la humanidad acabar¨ªa viviendo una segunda Edad de Piedra, preconizada por apagones el¨¦ctricos, a partir de 2012. Pero a Les Parasites no les interesa explicar. Da igual qu¨¦ pas¨®, qu¨¦ se agot¨® primero, de qui¨¦n es la culpa. El verdadero terror es mostrar d¨®nde caeremos el d¨ªa que desaparezca la red bajo nuestros pies.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.