Por qu¨¦ Chern¨®bil nos fascina
La serie de HBO se ha convertido en uno de los grandes ¨¦xitos de la temporada y resucitado el inter¨¦s por una de las grandes cat¨¢strofes del siglo XX
No nos separa una fecha redonda del 25 de abril de 1986, cuando uno de los cuatro reactores de una central nuclear de Ucrania empez¨® a arder; una acumulaci¨®n de vapor lanz¨® por los aires su revestimiento, de 200 toneladas de hormig¨®n, liberando materiales radiactivos a diestro y siniestro; y el mito del ¡°¨¢tomo pac¨ªfico¡± gan¨® un ant¨®nimo para la eternidad: Chern¨®bil. Sin embargo, la proliferaci¨®n de art¨ªculos, las reediciones de libros y b¨²squedas en Google relacionadas con este incidente, el mayor desastre nuclear de la historia, se est¨¢n disparando ahora, 33 a?os despu¨¦s. Se debe al ¨¦xito de Chernobyl, una miniserie de HBO basada en el libro Voces de Chern¨®bil, de la ganadora del Nobel Svetlana Alexievich, que hoy emite el ¨²ltimo de sus cinco episodios. La obra ¡ªa la que solo el final de Juego de tronos supera en audiencia dentro del cat¨¢logo de HBO¡ª ha puesto estructura dram¨¢tica, tono de terror y buena factura a la historia, y resucitado en el proceso una de las cat¨¢strofes que m¨¢s han fascinado en la memoria reciente.
No se entiende el magnetismo de Chern¨®bil sin su misterio esencial: la energ¨ªa nuclear, eso que la mayor¨ªa de los mortales no acaba de comprender. Es buena (no emite di¨®xido de carbono) pero a la vez pone a la humanidad en grave peligro. ¡°Inspira terror porque la mayor¨ªa de las personas desconoce su naturaleza, pero conoce alguno de sus posibles efectos, como el c¨¢ncer¡±, explica el an¨®nimo ingeniero y jefe de turno de una central nuclear espa?ola que opera la cuenta de Twitter @OperadorNuclear, que se ha convertido en los a?os en divulgador de estas cuestiones. ¡°El miedo a la energ¨ªa nuclear creci¨® durante la Guerra Fr¨ªa por su v¨ªnculo inicial con las bombas at¨®micas y se foment¨® por intereses de otras energ¨ªas¡±, a?ade. La radiaci¨®n es un elemento casi de ciencia ficci¨®n. Es invisible, incomprensible para la mayor¨ªa y capaz de alterar la esencia de nuestros cuerpos. Es pr¨¢cticamente un villano de cuento de terror.
Y ese villano ha tenido otros escenarios: los accidentes nucleares de Three Mile Island (Pensilvania, EE UU, 1979) y Fukushima (Jap¨®n, 2011). Pero Chern¨®bil es especial porque es el mejor retrato hasta la fecha de sus modus operandi:? c¨®mo es capaz de propagarse por los organismos y la sociedad. En Manual for Survival: A Chernobyl Guide to the Future, la profesora del MIT Kate Brown describe as¨ª el tradicional desfile del D¨ªa de la Victoria que las autoridades sovi¨¦ticas insistieron en celebrar en Kiev escasos d¨ªas despu¨¦s despu¨¦s del accidente: ¡°Las cr¨®nicas de ese d¨ªa no muestran la acci¨®n de dos millones y medio de pulmones humanos inhalando y exhalando, actuando como un filtro org¨¢nico gigante. La mitad de las sustancias radiactivas que inhalaron los kievitas se quedaron en sus cuerpos. Las plantas y los ¨¢rboles limpiaron el aire de radiaci¨®n. Cuando las hojas de los ¨¢rboles cayeron en oto?o, tuvieron que tratarse como residuos radiactivos¡±.
Que se estuviera celebrando el D¨ªa de la Victoria en Kiev, a unos 130 kil¨®metros de la central nuclear, arriesgando la salud de cientos de miles de personas, recuerda que hay otro gran villano en la historia: unas autoridades poco preparadas para la situaci¨®n que acaba de desatarse y que conspiraron para esconder el peligro en el que se encuentra la poblaci¨®n.?Serhii Plohky, profesora de historia de Ucrania en Harvard, alerta en su reciente Chernobyl: History of a nuclear catastrophe que la moraleja real de Chern¨®bil no son los peligros de ¨¢tomo, sino los del autoritarismo. No es solo que los bomberos no estuvieran entrenados para enfrentarse al fuego del reactor. Se quitaron los cascos, acalorados, y, a la media hora, estaban vomitando con enormes dolores de cabeza. Uno de ellos, deshidratado, bebi¨® agua radiactiva y se quem¨® el es¨®fago. Pero es que adem¨¢s, al d¨ªa siguiente nadie en Pr¨ªpiat, la ciudad en la que se encontraba la central, sab¨ªa en qu¨¦ infierno estaba metido. Un vecino sali¨® a tomar el sol, al ver que cog¨ªa moreno con velocidad. Acab¨® en el hospital. La orden de evacuar la ciudad solo lleg¨® el 15 de mayo, y Pr¨ªpiat ya estaba vac¨ªa para entonces. Los ciudadanos hab¨ªan velado por sus intereses mejor que el sistema.
Pero Brown alerta que no podemos ver Chernobyl solo como un relato sovi¨¦tico. Tambi¨¦n Hiroshima y Nagasaki sufrieron situaciones parecidas, y el responsable de aquellas detonaciones, Estados Unidos, estaba en el polo contrario en el espectro de la Guerra Fr¨ªa. Tampoco podemos verlo como algo pasado. Estados Unidos tiene hoy cien reactores; China 39 centrales. El 75% de la energ¨ªa de Francia es nuclear. Chern¨®bil es aquel accidente que ocurri¨®, pero tambi¨¦n es el mundo que hemos construido.
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