¡®Your Honor¡¯: La sombra de Walter White es alargada
Bryan Cranston deslumbra en su vuelta a la televisi¨®n con un papel que parece hecho a medida, el de un juez dispuesto a todo por salvar a su hijo, en la irregular pero trepidante serie
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Michael Desiato no es Walter White pero lo parece. Como ¨¦l, va a tener que desdoblarse y vivir una vida al margen, no cocinando metanfetamina, sino limpiando huellas del crimen que, por descuido y fatalidad, cometi¨® su hijo adolescente. Tambi¨¦n como White, Desiato conoce a la perfecci¨®n la t¨¦cnica de fabricaci¨®n de aquello que le permitir¨¢ sobrevivir en su desv¨ªo. All¨¢ donde White ten¨ªa f¨®rmulas qu¨ªmicas ¨Ccomo el aplicado profesor de instituto que era¨C Desiato tiene coartadas, como el h¨¢bil y respetado juez que es. As¨ª que, s¨ª, a todos aquellos a los que fascin¨® Breaking Bad, les gustar¨¢ Your Honor (Movistar+) porque Bryan Cranston no podr¨ªa haber elegido mejor su regreso. El que ha vuelto no es sino otro Walter White, y con ¨¦l, su aterrador y fascinante camino a la perdici¨®n.
Todo en la vida del juez Desiato funciona con la perfecci¨®n de un reloj suizo: anticipa los testimonios de los casos del d¨ªa y re¨²ne pruebas para poder rebatirlos ante la m¨ªnima sospecha de mentira. Hasta que Adam (un desesperadamente desdichado Hunter Doohan) choca frontalmente contra la motocicleta reci¨¦n estrenada de Rocco Baxter (un fugaz Benjamin Wadsworth), el hijo de un mafioso local. En mitad de un asfixiante ataque de asma ¨Clos primeros 40 minutos de la serie son, en muchos sentidos, de infarto¨C provocado por el miedo mientras circulaba por el distrito noveno de Nueva Orleans donde su madre fue tiroteada hace justo un a?o, Adam pierde de vista el asfalto un segundo y mata sin querer a Rocco, huyendo del siniestro en pleno shock postraum¨¢tico.
A partir de ese momento, padre e hijo se adentran en dos abismos de muy distinta ¨ªndole, excelentemente bien trazados por un guion que, sin embargo, cae en la trampa de la convenci¨®n y el brochazo arquet¨ªpico de la familia mafiosa ¨Cning¨²n mafioso despu¨¦s de Tony Soprano parece lo suficientemente bueno, pero en este caso el esfuerzo por darle una entidad real es m¨ªnimo¨C. El padre trata de asirse a todo clavo ardiendo con el que se topa, y este es toda historia que oye contar, porque la mejor mentira es aquella que est¨¢ hecha de peque?as verdades, y nadie mejor que un juez, acostumbrado a desmontar coartadas para moverse en ese otro universo oscuro y tenebroso de lo criminal improvisado.
El hijo, como en una en¨¦sima reinterpretaci¨®n de la insoportable culpa de Rask¨®lnikov, el protagonista de Crimen y castigo, de Fiodor Dostoievski, se muere por confesar y ser juzgado para poder librarse del peso del muerto ¨Clo que da lugar a una poderosa y cat¨¢rtica escena en la sala de autopsias a media luz mientras suena Love Will Tear Us Apart, de Joy Division, que eleva la profundidad existencial de una serie m¨¢s centrada en el procedimiento que en lo que se siente¨C. Incapaz de soportar la soledad en su descenso a los infiernos, Adam jugar¨¢ con la idea de exponerse y utilizar¨¢ el arte ¨C la fotograf¨ªa ¨C para tantear el alivio de una tal vez confesi¨®n m¨¢s o menos velada al margen de los esfuerzos de su aplicado padre, indiferente en todo momento a su sufrimiento.
Y se dir¨ªa que ese blanco y negro de la relaci¨®n entre padre e hijo, el intento de ese otro Walter White decidido a transitar por el lado salvaje para salvar a alguien que tal vez no desea ser salvado, pero al que ¨¦l se ha propuesto, sin preguntar, salvar ¨Cporque es lo ¨²nico que le queda y porque sabe que, pase lo que pase, si los Baxter lo descubren, estar¨¢ perdido¨C es quiz¨¢, junto a la manera en que las historias de las que vivimos rodeados, las historias que los dem¨¢s tejen por nosotros, nos permiten seguir adelante cuando no hay asidero posible ante lo inesperado de una vida irreconocible, lo mejor del primer trabajo que el brit¨¢nico Peter Moffatt (The Village) escribe para Estados Unidos.
Basada en una miniserie israel¨ª, la en principio autoconclusiva Your Honor ¨Cque, seg¨²n Moffatt, tiene ¡°el mejor final que pod¨ªa imaginar¡±¨C, patina sin embargo en todo aquello que no tiene que ver con Cranston y los brillantes matices de su actuaci¨®n, en la que se refleja, lo necesario, el fantasma de White, para que el amante de Breaking Bad disfrute del reencuentro, a la vez que se propulsa al personaje en una direcci¨®n distinta ¨Cla del deber paternofilial y la a¨²n imperante incomunicaci¨®n masculina¨C. Irregular en su denuncia del racismo institucional ¨Cy poco cr¨ªtica en lo que respecta a las relaciones de inter¨¦s entre bandas y polic¨ªas¨C y la corrupci¨®n ¨Ccasi un juguete argumental¨C, el peso recae en lo trepidante de un suspense no del todo bien dosificado y las interpretaciones.
Aunque estas ¨²ltimas tambi¨¦n depende en extremo de la trama ¨Cen especial, las casi par¨®dicas de todos los integrantes del clan Baxter, y hasta de la banda rival, Desire, y de los polic¨ªas que les siguen el juego¨C, las hay, como las de la detective Nancy Costello ¨Cuna siempre admirable Amy Landecker (Transparent)¨C que engrandecen, pese a su fugacidad, toda escena que tocan, por, tambi¨¦n, la indescriptible cantidad de matices de su actuaci¨®n, que supera, con creces, la intenci¨®n de la serie, llev¨¢ndola al lugar en el que podr¨ªa estar si no hubiera tomado la decisi¨®n de transitar un camino en exceso transitado, el de la eterna lucha de buenos ante un error fatal contra malos sin remedio.
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