¡°Pues claro que s¨ª, no seas rid¨ªculo¡±: refugiarse en ¡®Primos lejanos¡¯, la serie menos transgresora de la televisi¨®n
La exitosa comedia ligera de los noventa sobre el arquetipo del forastero en tierra extra?a se convierte ahora en referente pop. Un libro rescata su historia
El baile de la alegr¨ªa. Pasteles babastiki. Una isla llamada Mypos. La redacci¨®n del Cr¨®nicol. Y por supuesto: ¡°Pues claro que s¨ª, no seas rid¨ªculo¡±. Si ninguna de estas se?ales ha teletransportado su mente a aquellas tardes de los noventa en las que Larry Appleton y Balki Bartokomous nos ense?aban a diario una moraleja desde Canal+, o no hab¨ªan nacido o, directamente, viv¨ªan en otra dimensi¨®n. Hablamos de Primos lejanos (Perfect Strangers en su versi¨®n original), la exitosa comedia ligera estadounidense que protagonizaron Mark Linn-Baker (Larry) y Bronson Pichot (Balki) entre 1986 y 1993 y que, pese a no estar disponible en ninguna plataforma en Espa?a para volver a disfrutarla, vive un curioso renacer que reivindica su trascendencia y legado en la cultura pop.
Su apuesta era cl¨¢sica, simple y part¨ªa de una trama sencilla: Larry, un joven salido de un pueblo de Wisconsin reci¨¦n aterrizado en la gran ciudad para convertirse en periodista de ¨¦xito, se topa en la puerta de su nuevo apartamento con Balki, un ex¨®tico y vitalista inmigrante fan¨¢tico de los chalecos ¨¦tnicos que resulta ser un familiar remoto de una isla perdida del mediterr¨¢neo del que nunca supo. Los dos primos lejanos, esos perfectos desconocidos con aparentes personalidades incompatibles, pero complementados a lo Laurel y Hardy o La extra?a pareja, acabar¨¢n compartiendo un piso de soltero a las afueras de Chicago. All¨ª suceder¨¢n las tramas de 150 cap¨ªtulos con sus 150 lecciones vitales correspondientes a las que se llegaba a trav¨¦s de exageraciones, repeticiones y parodias.
¡°Primos lejanos es para m¨ª lo que la oveja de peluche Dimitri para Balki Bartokomous: un lugar feliz, amable, calentito, reconfortante¡±, escribe el editor y traductor ?scar Alarcia en la introducci¨®n del libro Primos lejanos: una apolog¨ªa de la sitcom amable, un extenso y documentado ensayo que publicar¨¢ este mes en Libritos Jenkins. All¨ª analiza el antes, durante y despu¨¦s de una serie que la cr¨ªtica nunca ador¨®, pero que bat¨ªa r¨¦cords de audiencia y que, tres d¨¦cadas despu¨¦s de finalizar, sigue siendo homenajeada, mencionada y celebrada desde otras series como The Leftovers o BoJack Horseman o programas como El show de Jimmy Kimmel, donde Balki y Larry tuvieron su particular encuentro intergeneracional con los protagonistas de Stranger Things. ¡°Los pocos libros sobre televisi¨®n que se escriben parece que han de ser obligatoriamente sobre dramas complejos y poli¨¦dricos como Los Soprano y Breaking Bad, a m¨ª me pareci¨® interesante poner el foco sobre algo tan entra?able y para todos los p¨²blicos como Primos lejanos¡±, apunta Alarcia sobre por qu¨¦ homenajear a aquella ficci¨®n bonachona, la comedia de situaci¨®n para todos los p¨²blicos que domin¨® el discurso televisivo de los noventa con risas enlatadas y sin los protagonistas torturados que despu¨¦s asaltar¨ªan los dramas de los 2000.
Refugiarse en el confort de lo simple
Ahora que la pandemia ha provocado la explosi¨®n de series y contenidos banales de la nueva televisi¨®n ambiental; ahora que muchos nos ponemos a vegetar delante de nuestra pantalla para no comernos m¨¢s la cabeza con nuestros dramas personales, parece oportuno refugiarse y evadirse con aquellas series simplonas con las que nos criamos, que nos permiten verlas mientras hacemos otras cosas y que tampoco nos exigen entregar plenamente nuestra atenci¨®n. Lo confirma un estudio de Nielsen y Billboard publicado a prop¨®sito del consumo cultural y de entretenimiento en Estados Unidos en tiempos de pandemia: el 54% de los espectadores ha vuelto a las series antiguas y cl¨¢sicas, situadas en zonas de confort sentimental como Friends, Cosas de casa, El pr¨ªncipe de Bel-Air o I love Lucy.
Ese regreso a la comodidad televisiva encaja con la l¨®gica narrativa de Primos lejanos, una serie amable en las ant¨ªpodas de la transgresi¨®n o la complejidad. La suya era una f¨¢bula pacata y edulcorada que reforzaba esa falsa ilusi¨®n sobre la cultura del esfuerzo, la meritocracia y las posibilidades que ofrec¨ªa el sue?o americano, pero tambi¨¦n, seg¨²n cuenta el propio Alarcia, ¡°un refugio perfecto contra la crispaci¨®n, adem¨¢s de una catedral erigida a la comedia cl¨¢sica inmortal de tartazos y rastrillos¡±.
Un forastero ante el cinismo
Tras revisar las ocho temporadas hasta en tres ocasiones y con el episodio de las bibibakba (¡°unos pasteles que hay que hornear con mucho cari?o¡±) como favorito, el autor del ensayo reniega de la teor¨ªa de que Primos lejanos fomentase arquetipos condescendientes frente a los extranjeros y la reivindica como ¡°el colmo de lo progre¡± en los tiempos que corren. ¡°Frente a ese discurso que quieren imponer algunos contra la inmigraci¨®n, Balki es un inmigrante ilegal que, mediante exageraciones y parodias, pone a la sociedad que le acoge ante el espejo, mostrando los defectos y prejuicios de las grandes ciudades. Trata abierta y directamente ese tema en algunas escenas, el del extranjero que supera mil y una trabas porque desea cambiar de vida y resulta que es un estudiante esforzado, m¨¢s trabajador y mejor persona que mucha de la gente que se encuentra¡±, destaca.
Esa idea del forastero maravillado ante Estados Unidos naci¨® tras el furor patri¨®tico por las Olimpiadas de Los ?ngeles de 1984, cuando los productores de la serie, Miller y Boyet ¨Cque tambi¨¦n desarrollaron Padres forzosos y Cosas de casa¨C quisieron recoger la sensaci¨®n el ambiente de una ciudad que parec¨ªa amable, pero en realidad no lo era: ¡°Al d¨ªa siguiente de la clausura, todo volvi¨® al cinismo habitual. Pensamos que ser¨ªa genial hacer una serie sobre un hombre que viene a Estados Unidos y dice: ¡®Qu¨¦ pa¨ªs tan maravilloso¡¯, y se contrapone a otro personaje que ha vivido aqu¨ª y conoce los defectos locales¡±, dijo Robert Boyett sobe el proyecto, tal y como recoge el texto de Alarcia.
El furor social de la ¨¦poca por Bronson Pichot (Balki) tras su cameo estereotipado en Superdetective en Hollywood interpretando el peque?o papel de Serge, un joven amanerado que recib¨ªa a Axel Foley (Eddie Murphy) en una galer¨ªa de arte con un acento jud¨ªo muy cerrado y que volvi¨® loco a Estados Unidos como aqu¨ª pas¨® con Chiquito, hizo el resto. Ahora que est¨¢n tan de moda, ?funcionar¨ªa una nueva versi¨®n o una serie paralela con nuevos actores? Alarcia lo tiene claro: ¡°La verdad es que suena a muy mala idea. Lo intentaron con La extra?a pareja y fue espantoso. Y con el tema del humor sobre estereotipos raciales... podr¨ªa resultar directamente escalofriante¡±.
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