¡®Los 8 de Irak¡¯, un documental reconstruye la mayor tragedia del servicio secreto espa?ol casi 20 a?os despu¨¦s
Aunque se conoce el final de la historia, la muerte de los agentes, la serie consigue generar intriga y trasladarnos al escenario de una guerra en la que solo era posible identificarse con las v¨ªctimas civiles de ambos bandos
Cuando uno asiste a la exhibici¨®n de una pel¨ªcula basada en un libro que ha le¨ªdo, suele hacerlo con una mezcla de expectaci¨®n y recelo, pregunt¨¢ndose si los personajes ser¨¢n como los ha imaginado y el director habr¨¢ interpretado de la misma forma el argumento. Algo as¨ª me ha sucedido al enfrentarme al primer cap¨ªtulo de la serie documental Los 8 de Irak, una producci¨®n de Movistar Plus+ en colaboraci¨®n con 100 balas (The Mediapro Studio) que ya forma parte del cat¨¢logo de la plataforma.
Yo estaba en Bagdad el 29 de noviembre de 2003, el d¨ªa que siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) fueron asesinados y el octavo logr¨® escapar a la emboscada. Cuando nos lleg¨® la noticia, ya de noche, el periodista Alfonso Rojo y yo nos lanzamos a la carretera y paramos al primer coche que pasaba, ofreci¨¦ndole dinero para que nos llevara a la Embajada espa?ola. En medio de la tragedia, aflor¨® el humor negro cuando el conductor nos asegur¨® que se llamaba Sadam Husein, como el expresidente iraqu¨ª, a quien las tropas estadounidenses buscaban entonces por todas partes, y se empe?¨® en demostrarlo. Al d¨ªa siguiente, acudimos al lugar de la matanza y, junto a los restos calcinados de los dos veh¨ªculos, recogimos las gafas rotas de uno de los agentes, que entregamos al CNI. No hubo ocasi¨®n de m¨¢s, porque el traductor nos advirti¨® de que el im¨¢n de la mezquita vecina estaba hablando de nosotros, en t¨¦rminos poco amistosos, en el serm¨®n que se escuchaba por megafon¨ªa. No esperamos a que terminara el oficio religioso.
Lo que sucedi¨® aquel d¨ªa en la localidad iraqu¨ª de Latifiya fue la mayor tragedia de la historia del servicio secreto espa?ol y un golpetazo de realidad para una sociedad que hasta ese momento cre¨ªa que sus tropas hab¨ªan ido a Irak en misi¨®n humanitaria y se hab¨ªan desplegado en una ¡°tranquila zona hortofrut¨ªcola¡±, como la llam¨® el entonces ministro de Defensa Federico Trillo. Como todas las tragedias, aquellos sucesos pueden ser vistos desde varios ¨¢ngulos: los siete agentes combatieron hasta el ¨²ltimo cartucho, aunque sus proyectiles no pod¨ªan rozar siquiera a quienes, con armas de mayor alcance, les acribillaron con total impunidad. Su muerte fue un acto de hero¨ªsmo, pero su coraje no puede tapar los enormes fallos de seguridad que se cometieron: ni Alberto Mart¨ªnez, el m¨¢s veterano de los esp¨ªas y viejo conocido de la Mujabarat (la polic¨ªa pol¨ªtica de Sadam), deb¨ªa haber permanecido en Irak tras la invasi¨®n, ni los agentes circular en veh¨ªculos sin blindaje ni escolta, lo que m¨¢s tarde se corrigi¨®. Eso sin contar con la paradoja de que pudieran hablar v¨ªa sat¨¦lite con Madrid mientras eran atacados, pero no comunicarse con el cercano destacamento estadounidense que pod¨ªa haberles ayudado.
Sin ¨¢nimo de hacer spoiler, cabe recordar que Flayeh al Mayali, el traductor de Alberto Mart¨ªnez, fue detenido por las tropas espa?olas acusado de complicidad en el crimen por informar supuestamente a los insurgentes de la ruta de los esp¨ªas del CNI. Pero, en vez de presentarlo ante la Audiencia Nacional, como era obligado, pues un juez hab¨ªa abierto diligencias, se le entreg¨® a Estados Unidos, que lo encerr¨® en la ominosa c¨¢rcel de Abu Grahib sin someterlo a juicio. Nunca cre¨ª que Flayed fuera culpable y siempre pens¨¦ que era m¨¢s f¨¢cil atribuir lo sucedido a una traici¨®n que reconocer que fue fruto de una operaci¨®n mal planificada, de la que alguien tendr¨ªa que hacerse responsable.
No s¨¦ qu¨¦ camino tomar¨¢ F¨¢tima Lianes, la directora de la serie, en los siguientes cap¨ªtulos, aunque haber entrevistado al propio Flayed puede dar una pista. Sin embargo, el hecho de que el documental prescinda de la figura del narrador y la historia avance trenzando los testimonios de los protagonistas ¨Calgunos de la talla del exdirector del CNI Jorge Dezcallar o el teniente general estadounidense Ricardo S. S¨¢nchez, exjefe de las fuerzas de la coalici¨®n en Irak¨C deja un amplio margen al espectador para sacar sus propias conclusiones. Para ilustrarle, combina im¨¢genes de la ¨¦poca con una reconstrucci¨®n dramatizada de los hechos escrupulosamente fiel a los datos contrastados, sin permitirse ninguna licencia.
Aunque se conoce el final de la historia, ¨Cel primer episodio comienza con la noticia del ataque¨C la serie consigue generar intriga y trasladarnos al escenario de una guerra en la que solo era posible identificarse con las v¨ªctimas civiles de ambos bandos. En mi caso, tengo curiosidad por saber c¨®mo afronta hechos en su d¨ªa tan controvertidos como el asesinato del agente Jos¨¦ Antonio Bernal en su casa, semanas antes de la emboscada, o la peripecia de Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez, el esp¨ªa que salv¨® la vida porque huy¨® para buscar ayuda. A fin de cuentas, ya han pasado casi 20 a?os. O lo que es lo mismo: solo han pasado 20 a?os.
Puedes seguir EL PA?S TELEVISI?N en Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.