Hay una carta para ti
La actualidad no solo se emite por televisi¨®n, remite constantemente a la televisi¨®n. Ya saben lo que dec¨ªa el personaje de Woody Allen en ¡®Maridos y mujeres¡¯: la vida no imita al arte, imita a la mala televisi¨®n
Todo est¨¢ en la tele. No quiero yo contradecir el Todo est¨¢ en los libros de la sinton¨ªa de aquel programa de S¨¢nchez Drag¨® (al fin y al cabo, estaba en la tele). Seguro que todo est¨¢ en los libros, pero la actualidad no solo se emite por televisi¨®n, remite a la televisi¨®n. Ya saben lo que dec¨ªa el personaje de Woody Allen en Maridos y mujeres: la vida no imita al arte, imita a la mala televisi¨®n.
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Todo est¨¢ en la tele. No quiero yo contradecir el Todo est¨¢ en los libros de la sinton¨ªa de aquel programa de S¨¢nchez Drag¨® (al fin y al cabo, estaba en la tele). Seguro que todo est¨¢ en los libros, pero la actualidad no solo se emite por televisi¨®n, remite a la televisi¨®n. Ya saben lo que dec¨ªa el personaje de Woody Allen en Maridos y mujeres: la vida no imita al arte, imita a la mala televisi¨®n.
El intercambio epistolar entre Alberto N¨²?ez Feij¨®o y Pedro S¨¢nchez del domingo me record¨® a aquel programa que present¨® Isabel Gemio en los primeros 2000 en Antena 3 llamado Hay una carta para ti, que la d¨¦cada pasada remoz¨® Telecinco en Hay una cosa que te quiero decir. Imagino al presidente, en el plat¨®, viendo c¨®mo se levanta la pantalla que separaba al invitado al programa de quien le quer¨ªa contar algo, y descubriendo al l¨ªder del PP al otro lado con su ¡°Estimado Pedro¡±. Qu¨¦ sorpresa, sorpresa.
Hay cartas que est¨¢n escritas para que nadie salvo su destinatario las lea, como la de Bette Davis a su amante en La carta (lo mata a tiros en la primera secuencia cuando nadie sabe que andaban liados). Y otras que est¨¢n escritas para que las lean todos menos su destinatario. ?Qu¨¦ objetivo puede tener esta empecinada defensa de que gobierne la lista m¨¢s votada cuando uno antes ha bendecido pactos de perdedores en comunidades aut¨®nomas? En el mejor de los casos, que la aplauda tu p¨²blico, como en Hay una carta para ti. En el peor, que quede como evidencia previa a otra maniobra menos pulcra de trasvase de votos. Ninguno de los dos acabar¨¢ diciendo como la Davis: ¡°Con todo mi coraz¨®n, mat¨¦ al hombre al que am¨¦¡±, porque no se han querido nunca.
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