¡®El asesino¡¯. La comedia ?involuntaria? del a?o

?Conocen el chiste del kreplach? Un ni?o odiaba esta receta t¨ªpica jud¨ªa y su madre le mostr¨® la elaboraci¨®n. Los ingredientes eran deliciosos: un panqueque, una alb¨®ndiga, una bola de masa¡­, aplaud¨ªa entusiasmado, pero al verlo terminado grit¨® horrorizado ¡°?Aaaaah, kreplach!¡±. Muchos ingredientes suculentos no garantizan un buen plato. Podemos cocinar a Fincher, Fassbender, Swinton y Arliss Howard ¡ªtodav¨ªa a?oro l...

?Conocen el chiste del kreplach? Un ni?o odiaba esta receta t¨ªpica jud¨ªa y su madre le mostr¨® la elaboraci¨®n. Los ingredientes eran deliciosos: un panqueque, una alb¨®ndiga, una bola de masa¡­, aplaud¨ªa entusiasmado, pero al verlo terminado grit¨® horrorizado ¡°?Aaaaah, kreplach!¡±. Muchos ingredientes suculentos no garantizan un buen plato. Podemos cocinar a Fincher, Fassbender, Swinton y Arliss Howard ¡ªtodav¨ªa a?oro la herm¨¦tica y fascinante Rubicon¡ª, sazonar con una tem¨¢tica apasionante como son los asesinos a sueldo, y al degustarlo horrorizarnos: ?Aaaaah, El asesino!

A pesar de que Netflix la sit¨²a entre los dramas, es una comedia, imagino que involuntaria. Es hilarante desde el casting. ?En qu¨¦ universo Michael Fassbender pasar¨ªa desapercibido? Y exige demasiado pacto de ficci¨®n. ?Cu¨¢nto tardar¨ªan en llamar a la gendarmer¨ªa los vecinos de un barrio pijo parisino si alguien pernoctase en una oficina en obras? Las sentencias de criptobro que lee a Marco Aurelio y piensa en el Imperio romano entre clase de crossfit y Bikram Yoga rozan la parodia: ¡°La empat¨ªa es debilidad. La debilidad es vulnerabilidad¡±. Ese nihilismo que funcionaba en El club de la lucha resulta hoy rid¨ªculo, y m¨¢s en hombres que bordean los cincuenta. Tanto como los mon¨®logos eternos. Podr¨ªa haberse rodado con audios de Whatsapp. Todos sueltan su speech, calculan si ser¨¢ suficiente para aspirar al Oscar a mejor secundario y hacen mutis por el foro. Atenci¨®n a la rid¨ªcula secuencia de Tilda Swinton en una mesa de restaurante mejor iluminada que ning¨²n otro escenario, incluido el hospital. No ceja la obsesi¨®n de los directores de fotograf¨ªa por acrecentar nuestras dioptr¨ªas. Como si Fincher no hubiese demostrado con el final de Seven que se puede aterrorizar a pleno sol. Sospecho que con este trabajo anodino pretende vengarse de Netflix por cancelar Mindhunter. Es el tipo que hizo The Game, nada es demasiado retorcido para ¨¦l.

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